La época de gloria de la Confitería del Lago, un ícono de Tucumán

Miércoles 05 de Noviembre de 2025, 17:02

En el Parque 9 de Julio, la “Confitería del Lago” embellecía las orillas del lago San Miguel.



La Confitería del Lago, enclavada en el corazón del Parque 9 de Julio de San Miguel de Tucumán, fue mucho más que un simple establecimiento gastronómico; fue un ícono de la arquitectura moderna y un depósito invaluable de la memoria afectiva tucumana. Su trayectoria, marcada por el esplendor, el abandono y ahora un ambicioso plan de recuperación, encapsula la relación de la ciudad con su patrimonio.

Inaugurada en 1961, la confitería se destacó de inmediato por su audacia formal. Su característica más distintiva era la cubierta de paraboloide hiperbólico, una maravilla estructural con un innovador sistema de doble apoyo, diseñada por el ingeniero Ángel Manuel Gil. A su lado, el volumen anexo destinado al comedor fue obra de la pionera arquitecta Blanca “Chula” Saad. Juntos, lograron una estructura que combinaba la vanguardia de la ingeniería con la sensibilidad espacial.

Durante décadas, la confitería funcionó como el gran punto de encuentro social. Fue el escenario de casamientos, cenas de egresados, celebraciones de 15 años y de innumerables paseos familiares, donde era tradición rentar botes en el Lago San Miguel. Su silueta se grabó en la conciencia colectiva como un símbolo de modernidad, alegría y tradición familiar.

A partir de los años 90, el edificio comenzó a sufrir un progresivo deterioro. A pesar de los esfuerzos por revitalizar la zona, las iniciativas fracasaron. Tras años de abandono y deterioro estructural, la Confitería del Lago fue finalmente demolida, dejando un vacío físico en el Parque 9 de Julio y una profunda sensación de pérdida en la comunidad. Irónicamente, en 2008 se intentó salvar la icónica cubierta hiperbólica, pero su base, ya casi demolida, no resistió, y terminó por ceder.


El proyecto de renacimiento: El "Concurso Hiperbólico"

El espíritu de la confitería resurge hoy con un ambicioso plan impulsado por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán: el "Concurso Hiperbólico". Este certamen nacional de ideas busca:

- Recuperar el ícono: Se convoca a arquitectos, urbanistas y equipos interdisciplinarios de todo el país a diseñar una nueva Confitería del Lago. No se pide una réplica, sino un "eco contemporáneo" de la audacia estructural original, buscando una propuesta posible, sensible y transformadora.

- Programa funcional: El nuevo diseño debe contemplar un bar-restaurante (entre 300 y 500 m² cubiertos/semicubiertos), con 100 m² de servicios asociados, áreas recreativas y estacionamiento para unos 80 vehículos. El objetivo es que funcione como un punto de encuentro social, cultural y gastronómico, priorizando la accesibilidad universal y la conexión con el lago.

- Participación ciudadana: El concurso es anónimo y se desarrolla en dos etapas. Un jurado de especialistas elige a tres finalistas. Luego, la ciudadanía tiene la potestad de votar y definir el orden de mérito a través de las redes sociales del municipio, haciendo de este un proyecto genuinamente participativo.

La convocatoria está abierta (con el plazo de presentación de propuestas finalizando cerca del 3 de diciembre), seguida por la votación pública hasta el 11 de diciembre. Los tres primeros lugares recibirán importantes premios en efectivo (entre $5.000.000 y $2.000.000).

No obstante, el proyecto no está exento de polémica. El Colegio de Arquitectos de Tucumán (CAT) ha manifestado que no avala ni auspicia institucionalmente el certamen, argumentando que este no se ajusta al reglamento de la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA). Este pronunciamiento introduce un debate sobre la validez profesional del concurso, aunque la Municipalidad ha continuado adelante con el objetivo de recuperar, con la ayuda de la ciudadanía, un espacio tan emblemático.