Sábado 01 de Noviembre de 2025, 09:02

EL DATO. Los aros brillantes con los que se ve a Marcos Vídez, llamaron la atención de los investigadores cuando revisaron las imágenes de las cámaras de seguridad y encaminaron la pesquisa.
El brutal asesinato del contador José Antonio Romano, hallado dentro de un freezer en su vivienda de Aguilares, parece haber encontrado a sus responsables. Dos hermanos fueron detenidos luego de que su propio padre los entregara a la Policía, tras sospechar que uno de ellos había cometido el crimen. Un detalle aparentemente menor —dos aros brillantes que usaba uno de los jóvenes— fue la pista clave que permitió a los investigadores cerrar el círculo en torno a los sospechosos.
El caso, conocido como el “Crimen del Contador”, comenzó el sábado 25, cuando Romano, de 52 años, salió de su casa a bordo de su camioneta Volkswagen Amarok blanca. Al día siguiente, su hermana lo encontró muerto dentro del freezer de la cocina. Desde entonces, el fiscal Miguel Varela y su equipo reconstruyeron con precisión las últimas horas de vida de la víctima.
Las cámaras de seguridad revelaron que Romano regresó a su vivienda cerca de la 1 de la madrugada acompañado por Marcos Rafael Videz, un joven albañil de 24 años. Horas después, el sospechoso abandonó el lugar manejando la camioneta del contador y volvió acompañado por su hermano Héctor Videz, de 28 años.
Juntos, permanecieron en el domicilio hasta cerca de las 4.30, momento en que se retiraron en el vehículo. Las imágenes los muestran más tarde abandonando la camioneta en el barrio Villanueva, caminando luego por la zona.
De acuerdo con los primeros informes forenses, Romano fue asesinado en una habitación de la planta alta. Los investigadores creen que fue atacado con un cuchillo —que aún no fue hallado— y que posteriormente los hermanos trasladaron el cuerpo hasta el freezer, sujetándolo con cables arrancados de electrodomésticos. Una discusión cerca de las dos de la madrugada, escuchada por un vecino, habría sido el inicio de la tragedia.
El punto de inflexión de la pesquisa llegó cuando los agentes analizaron un video en el que se veía al principal sospechoso comprando cerveza poco después del crimen. Tras mejorar la imagen, notaron que llevaba dos aros grandes y brillantes. Ese detalle permitió identificarlo en redes sociales y confirmar su identidad. Luego, el rastreo de cámaras y testimonios consolidó la hipótesis del fiscal.
La investigación avanzaba hacia los allanamientos cuando, inesperadamente, Ariel Marcelo Videz, padre de los jóvenes, se presentó en la comisaría de Concepción. Dijo que su hijo Marcos le había confesado haberse “mandado una macana”. Según el relato, la víctima —con quien mantenía una relación de amistad— habría intentado hacerle una proposición indebida, lo que desató una pelea que terminó en tragedia. Aunque esa versión no tiene valor legal, sí fue asentada por los policías y servirá como testimonio indirecto en la causa.
Ambos hermanos, de condición humilde y sin antecedentes penales, fueron formalmente imputados por homicidio agravado para asegurar la impunidad, en calidad de coautores. La auxiliar fiscal Gabriela Ghilardi, en representación de Varela, solicitó prisión preventiva por seis meses. El juez Martín Cacici resolvió reducirla a cuatro meses, tras escuchar el pedido del defensor Mariano Delgado, quien había solicitado arresto domiciliario.
La causa, que impactó a toda la provincia por la crudeza de los hechos, sigue abierta. Los peritos del Equipo Científico de Investigación Fiscal continúan relevando pruebas en la vivienda y en el vehículo del contador, mientras el Ministerio Público busca determinar si existió premeditación y cuál fue el verdadero móvil de uno de los crímenes más escalofriantes registrados en Tucumán en los últimos años.
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