Lunes 10 de Noviembre de 2025, 08:07

AMÉRICA. Aunque en la zona se realizó el retranqueo necesario hay siete cuadras que nunca se terminaron de ensanchar y hay quienes ocupan el lugar./ FOTO DE MATÍAS VIEITO
Sin dudas las joyas de la corona que se vendieron y se gastaron en proyectos que nunca se concluyeron son las Avenida Central, que uniría las plazas Yrigoyen e Independencia, de la que se terminó sólo una de las cuatro cuadras, y las siete cuadras de la Avenida 24 de Septiembre, entre Marco Avellaneda y 25 de Mayo, obra trunca a causa de la industria del juicio que se montó alrededor del retranqueo.Sin embargo, existen otras arterias de doble mano que se proyectaron sin éxito o se comenzaron a ensanchar y quedaron a medio camino en el Área Metropolitana de Tucumán.
Una de ellas es Avenida América, que va desde Francisco de Aguirre hasta Mate de Luna, a lo largo de 22 cuadras más 14 pasajes. Esta avenida se transforma hacia el oeste en Néstor Kirchner, en Lomas de Tafí (Tafí Viejo), y después de Mate de Luna, hacia el sur, cambia a Adolfo de la Vega durante 13 cuadras, hasta culminar en Avenida Roca.
Pese a que se realizó el retranqueo necesario, hay siete cuadras de la América que no se terminaron de ensanchar, desde Corrientes hasta Mate de Luna. Ante la inacción estatal, ya hay algunos “pícaros” que con viviendas o comercios comenzaron a avanzar sobre el espacio previsto para esa avenida inconclusa.
Otras dos inconclusasAlgo similar ocurre con la Avenida Viamonte. Es doble mano desde Francisco de Aguirre hasta San Juan, con variaciones de amplitud según el tramo y pese a que desde Colombia hacia el oeste cambia de nombre a Estado de Israel, para convertirse luego, ya en Tafí Viejo, en Avenida Francisco Jaldo.
Desde calle San Juan la Viamonte se angosta hasta Mate de Luna y pasa a ser mano única hasta San Martín, donde recupera su doble dirección, aunque esta confusión hace que funcione en doble dirección en las tres cuadras que van desde San Martín hasta San Juan.
En las cuatro cuadras angostas de Viamonte también existe el retranqueo necesario para ampliarla, pero al igual que en América avanzan las “avivadas” para apropiarse de esos espacios libres. La línea municipal en ese tramo de Viamonte comienza a convertirse en un “serrucho” como ya pasó en 24 de Septiembre.
Luego de Mate de Luna Viamonte se transforma en Avenida Ernesto Padilla, a la que le resta ampliar casi una cuadra, entre Crisóstomo Álvarez y Mate de Luna.
La Ernesto Padilla se extiende por sólo seis cuadras y se corta abruptamente en Lavalle.
Sólo ideas y planosOtro proyecto de avenida o autopista urbana que boquea como pez fuera del agua es una autovía para unir el noroeste de Yerba Buena y Cebil Redondo y también beneficiaría al oeste de la capital, con la Avenida de Circunvalación (Ruta 9), lo que permitiría reducir notablemente los tiempos de traslado entre el oeste y el este metropolitanos, sin pasar por San Miguel de Tucumán, descomprimiría al colapsado Camino del Perú y reduciría notablemente la cantidad de accidentes.
MÁS CASOS. Un trayecto de la Francisco de Aguirre es otro ejemplo. La arteria nacería como continuación de la avenida Fanzolato (Yerba Buena), tendría una longitud de 7,2 km y desembocaría en la ruta 9 a la altura del ex arsenal Miguel de Azcuénaga.
El proyecto, que ya tiene casi seis años de parálisis, está a cargo de la Dirección Provincial de Vialidad, que prevé hacer una autovía de alta velocidad, aunque en la Municipalidad de Tafí Viejo se inclinan por una avenida no tan rápida, que contemple a otros medios de transporte, como los colectivos, los ciclistas y los peatones, y no sólo a los autos particulares.
Otras ideas que circularon entre los 80 y los 90 fueron transformar en avenidas las calles Santiago (entre av. Mitre y av. Avellaneda) y General Paz (entre av. Sáenz Peña y av. Alem), para descomprimir el tránsito de la Sarmiento y la Roca, separadas por 18 cuadras de circulación intensa. Estas calles cuentan con el ancho suficiente para ser doble mano, además de que cuentan con veredas muy amplias que permitirían hacerlas aún más amplias. Estas ideas tampoco superaron la etapa de “escritorio”.
La manía de ponerle varios nombresLos tucumanos sufrimos esa extraña y retorcida manía de renombrar calles a lo tonto, cuando en otras ciudades el mismo nombre atraviesa kilómetros y varias jurisdicciones.
La 24 de Septiembre parte la capital en dos y todas las calles tienen un nombre hacia el norte de ésta y otro hacia el sur, y algunas cambian de denominación hasta tres o cuatro veces e incluso más si se incluye a toda el Área Metropolitana. Un ejemplo paradigmático es el eje av Perón, en Yerba Buena, luego Belgrano, Sarmiento, Gobernador del Campo y de nuevo av. Perón, en el este de la capital, Alderetes y Cevil Pozo, donde termina en el Aeropuerto Benjamín Matienzo. Cinco nombres, incluídos dos “perones” en cada extremo, en menos de 200 cuadras.
Ruta 305, en Las Talitas/Capital, luego Juan B. Justo, av Avellaneda, av. Sáenz Peña y Marina Alfaro, ya en San Felipe. Cinco nombres en poco más de 100 cuadras. O la calle Virgen de la Merced, de sólo nueve cuadras en el centro, que se llama Rivadavia hacia el norte y Las Heras hacia el sur, donde luego toma otros nombres. Lo mismo con av. Pedro Miguel Aráoz, después av. Roca, Néstor Kirchner, de nuevo Roca y al final Ruta 301, en menos de 70 cuadras.
Existen decenas de ejemplos, incluso arterias que se transforman en simples números, que dinamitan la identidad de una ciudad incompleta, caótica y por momentos esquizoide. /
La Gaceta
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