Jueves 13 de Noviembre de 2025, 06:09
Apareció en Uruguay la camiseta que Boca lanzó al cielo en homenaje a Miguel Ángel Russo. La prenda, símbolo de uno de los homenajes más emotivos que se recuerdan en La Bombonera, fue hallada por un joven productor rural en Cañada Nieto, un pequeño pueblo del departamento de Soriano, al oeste del país vecino, con apenas 430 habitantes.La historia, tan increíble como poética, fue confirmada por el relator uruguayo Pepe Temperan, quien relató que "un joven productor rural de Soriano trabajando en el campo se encontró con algo que brillaba: era la camiseta en homenaje a Russo que Boca mandó al cielo en memoria del exentrenador fallecido recientemente".
Según contó el propio protagonista, Agustín Elugui, estaba cortando pasto en su tractor cuando notó algo inusual entre la hierba: "Vi que tenía el escudo de Boca, me bajé, la abrí y le mandé una foto a mi novia. Ella me mandó el video del homenaje, y ahí me di cuenta de lo que tenía en las manos".
La camiseta, con la inscripción "1956 - ?" y globos desinflados aún atados- viajó más de 170 kilómetros desde Buenos Aires hasta Uruguay, cruzando el Río de la Plata y aterrizando en una zona rural entre el río San Salvador y el arroyo Espinillo, a unos 252 kilómetros de Montevideo.
"Por ahora la tengo guardadita, como algo increíble que me pasó", confesó el joven, que analiza devolverla al club o entregársela a Edinson Cavani, uno de los referentes uruguayos del plantel "xeneize".
El homenaje que dio origen a esta historia ocurrió el 18 de octubre, diez días después de la muerte de Russo. Aquel día, antes del partido ante Belgrano de Córdoba, Leandro Paredes y Claudio Úbeda -su exayudante y sucesor en el cargo- soltaron globos azules y amarillos junto a la camiseta con el número 1956 y el símbolo del infinito, mientras La Bombonera estallaba en aplausos y el público coreaba: "Muchas gracias, Miguelo, lo que hiciste por Boca no se olvida en la vida". Su familia, desde un palco, miraba con lágrimas en los ojos.
El estadio lució como al técnico le gustaba: repleto, colorido y vivo. Desde el micro ploteado con su imagen y la frase "A Boca nunca se le puede decir que no", hasta los pasacalles con su rostro y la leyenda "Siempre te recordaré con una sonrisa, amigo", todo respiraba gratitud. Incluso las redes oficiales del club reemplazaron el clásico "Hoy juega Boca" por una publicación centrada en Russo, con una de sus frases más recordadas: "La Bombonera en el mundo es única".
Russo, último técnico campeón de la Copa Libertadores con Boca, falleció el 8 de octubre a los 69 años, luego de una larga lucha contra el cáncer. Sus cenizas fueron esparcidas, como él había pedido, en los estadios donde vivió sus mayores afectos: La Bombonera, el Gigante de Arroyito (Rosario Central), La Fortaleza (Lanús) y el Estadio Uno (Estudiantes de La Plata).
Tres semanas después, la camiseta que simbolizó ese adiós reapareció del otro lado del Río de la Plata, intacta, con la inscripción visible y los globos aún atados. Una travesía imposible convertida en homenaje eterno, como si el viento y la emoción hubiesen querido completar el viaje que comenzó en el corazón de La Boca.
/El Economista