Martes 18 de Noviembre de 2025, 06:23
El peronismo en el Senado mide cada movimiento. Con la nueva composición del Congreso todavía asentándose, sus referentes evitan pronunciarse sobre candidaturas a la Corte Suprema de Justicia y se aferran a las discusiones más urgentes: cómo ordenar la convivencia interna sin profundizar la fractura entre el kirchnerismo y el PJ ortodoxo.
Este fin de semana se reveló que la mendocina Anabel Fernández Sagasti es la preferida de Cristina Kirchner para cubrir una vacante en el máximo tribunal. El oficialismo, en paralelo, promovería al camarista Mariano Llorens.Pero ninguno de los dos nombres -surgidos de comentarios sobre una negociación incipiente entre libertarios y kirchneristas- tiene aval del sector del PJ que integra Unión por la Patria. Sin esa porción del peronismo, cualquier acuerdo para ocupar cargos judiciales luce improbable: se necesitan dos tercios del Senado, es decir, al menos 48 de 72 votos.
“Ya tenemos suficientes diferencias internas como para sumar una más con ese nombre”, admitió un referente provincial sobre la posibilidad de que Fernández Sagasti sea candidata. La senadora, espada judicial del cristinismo, hoy es vicepresidenta de la Comisión de Acuerdos, la llave del laberinto institucional por el que transitan los pliegos judiciales, militares y diplomáticos. Desde el 10 de diciembre, esa comisión volverá a reconfigurarse y se disputará férreamente su conducción.
“Esta es la temporada de cargos, despachos, comisiones y estructura administrativa”, sintetizó un legislador experimentado que descree de que las conversaciones sobre pliegos estén lo suficientemente maduras. La palabra que más se repite es “cautela”.
El nuevo Congreso alteró el equilibrio interno. Los libertarios pasaron de seis a 21 senadores y la expresidenta perdió margen: de los 34 que supo reunir en los últimos dos años, quedará con 28 a partir del recambio.
Ese universo está fragmentado en tres bloques -Convicción Federal, Unión Ciudadana y Frente Nacional y Popular- pero solo 12 senadores responden de manera directa a San José 1111. El resto se mueve con más autonomía y con prioridades provinciales que buscan recuperar centralidad. “Hasta ahora hubo una unidad dogmática donde la única provincia que existía era la de Cristina Kirchner”, ironizó un senador peronista. “En esta etapa, la identidad provincial ganará volumen”, vaticinó.
El interrogante es qué forma adoptará ese reordenamiento y cómo evitará el justicialismo “romperse en mil pedazos”. Todos miran con atención lo que ocurra en Buenos Aires con el Presupuesto 2026. Axel Kicillof necesita aprobar gastos, proyecciones y endeudamiento. El año pasado el kirchnerismo duro se negó a acompañarlo y dejó a la provincia sin ley. Si la historia se repite, la tensión escalaría y debilitaría aún más los puentes ya endebles entre los gobernadores y Cristina Kirchner en el Congreso Nacional.
Lo más probable es que en el Senado termine de consolidarse un polo de gobernadores peronistas que no se alinean con la conducción de la expresidenta. Hoy esa expresión se ve en Convicción Federal, con Fernando Salino (San Luis), Guillermo Andrada (Catamarca), Carolina Moisés (Jujuy) y Fernando Rejal (La Rioja). Daniel Bensusán (La Pampa) es uno de los que podría sumarse.
Con juego propioTodos observan el rol que adoptará Gerardo Zamora, jefe político de Santiago del Estero, que desembarca con volumen propio en el Senado y evalúa jugar por afuera del armado kirchnerista junto a Elia Moreno. En Diputados controlará seis de siete bancas de su provincia y será una pieza clave para articular mayorías.
Los peronistas sin tierra, aún alojados en Unión por la Patria pero con lealtades ancladas en sus provincias y no en la interna bonaerense, cotizan en alza. Son los que asoman como posible bisagra para despegarse del kirchnerismo duro y articular un nuevo orden.
En ese terreno intenta moverse el gobernador salteño Gustavo Sáenz, distanciado de Cristina desde hace años. Busca reunir a legisladores peronistas con identidad propia en un espacio común. Ya conversó con senadores y diputados, pero por ahora ese esquema es más anhelo que realidad. Entre quienes exploran ese armado, sin embargo, hay un objetivo claro: construir un espacio que pueda convertirse en la llave para reunir dos tercios sin depender del kirchnerismo duro.
Los números cierran: si Convicción Federal y los santiagueños se apartaran del paraguas que hoy conduce José Mayans, ese bloque quedaría con 22 senadores, menos de un tercio de la Cámara. “Si es para votarle todo al Gobierno, no”, advierte un peronista ortodoxo. La intención, dicen, es armar un espacio “con mirada crítica”, que negocie caso por caso y se desmarque de la lógica dogmática del kirchnerismo, esa que muchos resisten y resumen así: “Oponerse solo por oponerse”.
/La Nación Dos nombres
El Gobierno retomó las negociaciones con el kirchnerismo para completar la Corte Suprema de Justicia, después de un largo intervalo por las elecciones. Ambas partes acordaron proponer un candidato por el oficialismo, otro por la oposición, sin vetos cruzados, pero con figuras acordadas.
Por el lado del Gobierno, suena el nombre del camarista Mariano Llorens; del lado del kirchnerismo, el de la senadora Anabel Fernández Sagasti, quien no tendría objeciones por parte del Gobierno a su postulación, como si lo hubo con María de Los Angeles Sacnun, dijeron fuentes oficiales.
Llorens es apreciado en el Gobierno y por eso lo postularía, aunque algunos que lo quieren y lo apoyan sostienen que es más importante que mantenga su cargo estratégico en la Cámara Federal, el tribunal intermedio que tiene la llave para que los casos de corrupción lleguen o no a juicio.
Su permanencia aseguraría el equilibrio actual de la Cámara Federal, con Leopoldo Bruglia, Pablo Bertucci, Eduardo Farah y Martín Irurzun, quien espera que el Senado le dé un nuevo acuerdo para seguir siendo camarista luego de los 75 años.
De todos modos no se descarta que con la renovación del Congreso en diciembre se abra la negociación para buscar los votos de los senadores que responden a los gobernadores del peronismo clásico, como Osvaldo Jaldo, de Tucumán; Raúl Jalil, de Catamarca; y Gerardo Zamora, de Santiago del Estero.
El caso de Claudia Sbdar
El problema es que ahí empiezan a tallar otros nombres de candidatos por parte del peronismo, que van desde juezas del interior con prestigio como
Claudia Beatriz Sbdar, vocal del Superior Tribunal de Justicia de Tucumán, alguna jueza cordobesa o la camarista de Salta Mariana Catalano, dijeron fuentes al tanto de las conversaciones. De todos modos, aún en este escenario Cristina Kirchner será consultada.
Los interlocutores de estas negociaciones que arrancaron hace meses y se congelaron con el fallo que confirmó la condena de Vialidad contra la expresidenta en junio pasado, siguen siendo los mismos: Sebastián Amerio, el viceministro de Justicia, alfil de Santiago Caputo, y Juan Martín Mena, exviceministro de justicia del kirchnerismo, de confianza de Cristina Kirchner y actual ministro de Axel Kicillof.
Hubo un poroteo después de las elecciones para sondear si era posible avanzar en una votación en sesiones extraordinarias, pero no se llegaba a tiempo, evaluaron desde el Gobierno. Por eso se postergó todo para ser tratado el asunto en sesiones ordinarias, en marzo del año próximo, donde incluso llegará Patricia Bullrich al Senado y puede ser una de las negociadoras con el peronismo.
Ese escenario y los tiempos no sorprendieron en la Corte Suprema de Justicia, donde una fuente del alto tribunal entendió que tras el resultado electoral, el Gobierno iba a querer iniciar el año judicial 2026 con la Corte integrada por completo.
Hoy la Corte está compuesta por solo tres miembros; Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, y recurren a conjueces cuando hay una disidencia, ya que se necesitan tres firmas coincidentes para llegar a una mayoría.
Las pujas en la Corte entre Lorenzetti y sus colegas, con quienes mantiene diferencias sobre la gestión del tribunal, siguen pero no están tan visibles como el año pasado.
Junto con la motorización del proceso para cubrir las vacantes en la Corte, también se empezó a hablar de la designación al mismo tiempo del Procurador General de la Nación, pero en el Gobierno dijeron que prefieren concentrarse por ahora en el máximo tribunal. En este marco circuló una versión de que el nombre del juez Ariel Lijo podría ser reflotado, pero esta vez para procurador, aunque las fuentes oficiales desestimaron esa posibilidad.
Sí está claro que desde marzo se acelerará la cobertura de las vacantes en el Poder Judicial. Es una deuda gigantesca del Gobierno, pues hoy suman cerca de 230 las vacantes entre jueces, fiscales, y defensores oficiales. Son casi un 35 % entre los jueces lo que paraliza los tribunales orales federales, La Cámara en lo Penal Económico, el fuero civil, o el fuero laboral.
La mayoría de los candidatos para cubrir estos cargos ya fueron seleccionados por el Consejo de la Magistratura que elevó las ternas al Poder Ejecutivo. Es ahora el Gobierno el que debe mover las fichas, enviando a su candidato al Senado para que le dé acuerdo, lo que exige otra negociación política. El 80 % está consensuado con el peronismo, dicen en el Gobierno.
En las sesiones extraordinarias, en cambio, los proyectos prioritarios son el presupuesto, la reforma impositiva, la reforma laboral y el nuevo Código Penal con tipos penales más duros.
En tanto, la gestión judicial del Poder Ejecutivo se relanzará desde la semana que viene tras el fallido anuncio de la salida de Mariano Cúneo Libarona como ministro de Justicia y su posterior retractación.
El funcionario estaba convencido y les dijo a sus allegados que pensaba irse a fin de año, pero el sábado antes de las elecciones lo llamó Karina Milei y le pidió que se quede, pues lo reconocía como un integrante del equipo esencial.
Luego lo llamó el propio Javier Milei y el domingo, con un resultado electoral que nadie presagiaba en el Gobierno se subió al escenario a festejar.
Desde ahí quedó claro que Cuneo Libarona no iba a dejar el Gobierno, como lo había hecho horas antes el entonces canciller Gerardo Werthein. Su lugar era clave, pues obturaba así el casillero del Ministerio de Justicia para que no sea ocupado por Santiago Caputo, con su alfil, Amerio.
La interna en el Gobierno, a pesar de la recomposición del Gabinete y los cambios en la geometría del poder, sigue intacta entre el Karina Milei y Santiago Caputo. En medio quedó la gestión judicial.
Tras operarse de una rodilla en la Clínica Trinidad de Palermo, Cúneo Libarona retoma desde esta semana las tareas a full con viajes en diciembre a Chaco y Corrientes para poner en marcha el sistema acusatorio allí, y promover el nuevo Código Penal, hasta interesarse en la audiencia que habrá en la Comisión Interamericana sobre libertad de expresión en la Argentina, donde expondrá Fopea.
Su permanencia en el cargo ahora depende de lo que le pidieron Karina y Javier Milei, pero en el Gobierno estiman que al menos permanecerá en 2026.
En la lista de pendientes de su gestión se acumulan poner en marcha el código acusatorio en Comodoro Py 2002, en La Plata y en Córdoba y trabajar sobre la definitiva reducción de los registros de propiedad automotor.
/La Nación