Jueves 04 de Diciembre de 2025, 06:31
A días de cumplirse un año de la detención del gendarme Nahuel Agustín Gallo en Venezuela, habló su ex compañero de celda y reveló las condiciones inhumanas que vivieron en la prisión de máxima seguridad El Rodeo 1. Se trata de Edwin Iván Colmenares, un abogado colombiano, que fue ilegalmente encarcelado y liberado recientemente.
Colmenares conoció a Gallo en la prisión, él había sido detenido un mes antes, en noviembre de 2024, cuando ingresó al territorio venezolano para pasar a una zona de su país que, por la geografía y la conectividad, es más fácil hacerlo cruzando al otro lado de la frontera. De manera similar a lo que le ocurrió al gendarme argentino, se lo acusó de terrorista y de querer derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, pero nunca se le permitió tener abogado defensor, ni se le respetaron las garantías procesales.
El Rodeo no es un lugar agradable. Los reclusos pasan 23 horas encerrados en celdas pequeñas, de dos por cuatro metros, sin poder ver el sol por más de sesenta minutos al día. En ese minúsculo espacio, Gallo y Colmenares debían comer, bañarse y hacer sus necesidades sin intimidad, ni muchos elementos de higiene. No se les permitía tener juegos de mesas, libros, televisión o radio, por lo que matar las horas se volvía una tarea enloquecedora. “El daño no es sólo físico sino psicológico”, afirma el ex compañero de celda del gendarme argentino que continúa detenido, en una entrevista con DNews.
En la prisión Gallo y Colmenares trabaron una amistad, por lo que pidieron estar juntos en la celda. Allí armaron muñequitos con lo que tenían a mano y aprendieron a jugar al ajedrez. Sin embargo, no alcanza nada cuando se extraña la familia y la incomunicación con el exterior es total. “Su disciplina y su entrenamiento lo ha llevado a ser una persona muy resiliente pero eso no quiere decir que esté bien. Pone por fuera una coraza pero por dentro está totalmente deshecho. Él estaba muy aburrido de estar ahí, extrañaba mucho a su familia”, relata el colombiano.
La insalubridad en la cárcel era grotesca. Colmenares asegura que “vivían enfermos de diarrea” por la falta de higiene y el hacinamiento pero que sólo si estaban muy graves los llevaban al servicio médico. “Yo creo que teníamos heces fecales en toda la celda porque ahí nos bañamos, hacíamos nuestras necesidades y orinábamos todo el día”, describe y relata que cuando se tapaban la cañería debían limpiarlo ellos mismos pero no les daban suficiente detergente.
En El Rodeo 1 también existen las celdas de castigo, a dónde los llevaban cuando “hacían algo mal” a la vista de los guardias y pasaban un día entero encapuchados, aislados y esposados. “Te sacaban desnudo de la celda, te esposaban, te encapuchaban y te dejaban en una celda de castigo por 24 horas, vigilados por cámara, sin comunicación con nada”, recuerda Colmenares.
A pesar de destacar que Gallo era una persona “fuerte”, su ex compañero señala que también atravesó crisis de salud mental. “Él tuvo episodios de ansiedad, se estresaba mucho y comenzaba a sudar y a caminar por toda la celda desesperado”, asegura Colmenares.
Tal vez, uno de los momentos más alegres que compartieron en ese calvario fue el fútbol. “Una vez nos pusieron un partido entre Colombia y Venezuela en un parlante y la emoción y alegría de Nahuel me tocó realmente las fibras”, rememora Colmenares.
El abogado señala que en la cárcel tenían contabilizados más de cien detenidos, todos ellos de treinta nacionalidades diferentes y que muchos fueron liberados por diplomacia, entre ellos los prisioneros estadounidenses y colombianos. “La relación entre Argentina y Venezuela está desecha y es esa una de las causas por las que Nahuel está allá todavía”, asegura.
Al salir en libertad descubrió que algunas de las fotos que le hicieron al gendarme en prisión son las que ahora circulan en los medios de comunicación. “Nosotros no entendíamos por qué le hacían tantos videos a Nahuel. A él lo grababan en las mañanas, en el desayuno, al mediodía y en la cena. A veces, incluso, le tomaban fotos durmiendo”, dice.
La reacción de la madre del gendarme al escuchar al ex compañero de celdaLa madre de Nahuel Gallo, Griselda Heredia, aún no pudo comunicarse con su hijo, lo único que sabe de él es lo que los prisioneros liberados le cuentan. Al escuchar la entrevista de Colmenares se angustia aún más porque mucho de lo que dice lo escucha por primera vez.
“Es muy fuerte y doloroso”, expresa en diálogo con DNews, “Estoy dolida, pero es muy enfermo tener personas secuestradas contra su voluntad. Mi hijo no se lo merece, el rango que tiene en Gendarmería…”, agrega.
Sin mencionarlo, pero en clara alusión a Nicolás Maduro, señala: “A mi no me digás que es un dictador, no, eso no es un dictador, es un desquiciado, un enfermo”.
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