Miércoles 10 de Diciembre de 2025, 08:08
La Universidad Nacional de Salta atraviesa uno de los escenarios más delicados de los últimos años en materia de permanencia estudiantil: de casi 9.000 preinscritos registrados durante 2025, apenas entre 6.000 y 6.500 lograron completar el ingreso y solo unos 4.500 pudieron sostener su cursado, una caída que expone con crudeza el impacto de la crisis económica sobre el acceso y la continuidad en la educación superior.
Los datos fueron confirmados por el secretario de Bienestar Universitario,
Luis Portelli, quien señaló que la situación económica se ha convertido en el principal motivo de abandono. Según explicó, el perfil mayoritario del alumnado de la UNSa proviene de sectores populares y de hogares con ingresos inestables, muchos de ellos sin empleo registrado, lo que obliga a los estudiantes a priorizar el trabajo frente a la formación académica. “Hoy, para una gran parte, continuar estudiando depende de una beca”, reconoció el funcionario.
Desde el área de Bienestar Universitario advierten que esta realidad se agravó por la reducción en el acceso a programas nacionales de asistencia, como las becas Progresar, afectadas tanto por la pérdida de poder adquisitivo de los montos como por la disminución de estudiantes que logran cumplir con los requisitos formales. Este escenario deja a muchos jóvenes sin herramientas mínimas para sostener su trayectoria educativa.
Frente a este contexto, la casa de altos estudios decidió reforzar de manera significativa las políticas de contención. Actualmente se otorgan alrededor de 2.400 becas de estudio en toda la provincia y funcionan 800 becas de comedor gratuitas por día, con un proyecto para ampliar ese cupo a 1.100 raciones diarias durante 2026. Las nuevas becas parciales de comedor implican un costo estimado de 3.500 pesos por menú, un valor sensiblemente inferior al de las viandas que se comercializan en las inmediaciones del campus, donde los precios oscilan entre 4.500 y 5.500 pesos.
También se amplió el funcionamiento del merendero universitario, que pasó de abrir dos veces por semana a hacerlo de lunes a viernes, asistiendo actualmente a unos 700 estudiantes cada tarde. “El corazón de la universidad son los estudiantes, por eso se destinaron casi 2.000 millones de pesos del presupuesto al área de bienestar”, detalló Portelli.
En paralelo, se avanzó en la ampliación del concepto de alumno regular para el acceso al boleto universitario, incorporando a estudiantes de Enfermería que realizan prácticas, tesistas, becarios de investigación y alumnos con trabajos de campo. Según indicó el funcionario, los datos ya fueron cruzados con SAETA y la AMT, con la intención de que en 2026 todos estos grupos puedan viajar con el beneficio sin quedar excluidos del sistema.
El complejo panorama estudiantil se desarrolla además en un contexto institucional adverso. La UNSa cerró el último ejercicio con un déficit de 3.000 millones de pesos y proyecta para 2026 un rojo cercano a los 4.500 millones, a lo que se suma una pérdida superior al 40% del poder adquisitivo de los salarios docentes y del personal nodocente. Portelli estimó que el 60% de esta crisis responde a factores externos, principalmente al financiamiento nacional, mientras que el 40% restante se vincula a problemas estructurales heredados.
En cuanto a la oferta académica, Medicina se consolidó como la carrera con mayor demanda, aunque continúa atravesando dificultades en sus tramos finales por la falta de cargos docentes, una situación que la actual gestión busca normalizar. A la vez, la universidad proyecta implementar un sistema académico por créditos y relanzar el Sistema de Educación a Distancia, con el objetivo de facilitar el acceso a estudiantes del interior que no pueden trasladarse.
Desde Bienestar Universitario reconocen que, pese al refuerzo de las políticas de acompañamiento, la deserción podría profundizarse el próximo año si no se produce una mejora en la situación económica general. “Vamos a sostener cada política que permita que los chicos permanezcan en la universidad. Hoy estudiar es, para muchos, un verdadero acto de resistencia”, concluyó Portelli.