Sábado 27 de Diciembre de 2025, 00:05

Investigaciones recientes advierten que los pigmentos pueden migrar desde la piel hacia los ganglios linfáticos, permanecer en el organismo durante años y desencadenar procesos inflamatorios.
Los tatuajes se consolidaron como una de las formas de expresión personal más extendidas en el mundo, pero su creciente popularidad encendió una señal de alerta en la comunidad científica. Investigaciones recientes advierten que la tinta utilizada en estos procedimientos no solo permanece en la piel, sino que puede acumularse en el organismo y alterar el funcionamiento del sistema inmunitario.Estudios publicados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, BMC Public Health y Nature analizaron los efectos a largo plazo de los pigmentos de tatuaje. El auge de esta práctica se refleja en cifras que estiman que entre el 30% y el 40% de la población en Europa y Estados Unidos tiene al menos un tatuaje, un fenómeno que plantea nuevos desafíos para la salud pública.
La tinta no se queda solo en la pielUno de los principales hallazgos indica que la tinta puede migrar desde la piel hacia los ganglios linfáticos y permanecer allí de forma indefinida, incluso cuando el tatuaje es eliminado de la superficie cutánea. Así lo explicó Santiago González, docente de la Universidad de Lugano, Suiza, a partir de estudios realizados tanto en animales como en tejidos humanos.
Los investigadores utilizaron tintas comerciales de distintos colores y comprobaron que los pigmentos viajan rápidamente a través de los vasos linfáticos hasta los ganglios, donde quedan almacenados en células del sistema inmunitario encargadas de filtrar sustancias extrañas.
Impacto en el sistema inmunitarioLa acumulación de tinta en los ganglios linfáticos desencadena una respuesta inflamatoria persistente. Según las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, los macrófagos —células que eliminan patógenos y residuos— capturan los pigmentos, generando una inflamación aguda que puede transformarse en crónica.
En los experimentos con ratones, estos órganos presentaron niveles de marcadores inflamatorios hasta cinco veces superiores a los normales dos meses después de la aplicación del tatuaje. La muerte y el reemplazo constante de las células saturadas de tinta alimentan un ciclo inflamatorio que puede mantenerse incluso después de la cicatrización de la piel.
Otros riesgos para la saludLa preocupación por los efectos sistémicos se refuerza con estudios epidemiológicos. BMC Public Health reportó que el riesgo de linfomas podría triplicarse en personas con tatuajes de gran tamaño en comparación con quienes no los tienen.
En la misma línea, Christel Nielsen, de la Universidad de Lund, vinculó el aumento de casos de melanoma en personas tatuadas con la inflamación persistente en los ganglios linfáticos. “Este estudio proporciona pruebas convincentes de que, efectivamente, es así”, señaló en declaraciones publicadas por Nature.
Qué dicen los expertosPese a la magnitud de los hallazgos, los especialistas insisten en la necesidad de cautela al extrapolar los resultados obtenidos en animales a los humanos, debido a las diferencias en la estructura de la piel y el funcionamiento del organismo.
Michael Giulbudagian, del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos, subrayó que “es necesario profundizar en la investigación para determinar la relevancia de estos efectos tras la cicatrización completa en humanos”.
Un debate abierto en salud públicaEl equipo internacional de investigadores concluyó en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias que la expansión de los tatuajes en la sociedad exige una revisión de las políticas de salud pública y de los marcos regulatorios que controlan la seguridad de las tintas utilizadas.
Mientras la ciencia continúa investigando, los expertos coinciden en que informar sobre estos posibles riesgos es clave para que las personas puedan tomar decisiones conscientes frente a una práctica cada vez más extendida.
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