Sábado 27 de Diciembre de 2025, 09:20
La citrícola San Miguel, una de las principales exportadoras de limón del mundo y empresa histórica del complejo agroindustrial tucumano, atraviesa una grave crisis financiera que volvió a encender alertas en el mercado y generó fuertes cuestionamientos entre sus acreedores. La compañía anunció un canje de deuda que implica la postergación de vencimientos, una reducción en la tasa de interés y un cambio en las condiciones originalmente pactadas, en un contexto marcado por dificultades de caja y una sostenida retracción de su actividad en la provincia.
La firma tucumana, que es una de las principales exportadoras mundiales de limón y apuesta fuerte por la producción de derivados -como aceites esenciales y jugos-, acaba de anunciar que canjeará una porción de sus obligaciones negociables -a vencerse en octubre del año próximo- por otras con plazo a 4 años y a menor tasa de interés.
La oferta, que fue publicada por los canales oficiales y en la misma página de la empresa, significa, de plano, “patear” los vencimientos para 2030 y bajarles el rendimiento, que pasa de una tasa del 9,5% al 8% anual. Eso fue lo que motivó el enojo dentro del mercado, donde algunos la califican directamente de “ruinosa” y aseguran que, cuando la firma atraviesa un buen momento, decide “darle la espalda” a sus inversores.
Dificultades financieras y auxilio internoEl anuncio del canje se produce luego de que la empresa debiera recurrir, a mediados de 2025, a un préstamo de emergencia por 15 millones de dólares aportado por sus propios accionistas para poder cumplir con vencimientos inmediatos. Esa asistencia dejó en evidencia tensiones en el flujo de fondos, pese a que la compañía mantiene operaciones activas y presencia en mercados internacionales.
Según registros del mercado de capitales, San Miguel emitió en los últimos años alrededor de 250 millones de dólares en deuda, utilizados para financiar expansión productiva, inversiones industriales y procesos de internacionalización.
Tras la presentación del canje, la calificadora FIX SCR redujo la nota crediticia de la compañía y de sus obligaciones negociables, señalando un deterioro en el perfil financiero y un mayor nivel de riesgo para los tenedores.
Expansión en el exterior y menor actividad en Tucumán
Mientras avanza con la reestructuración de su deuda, San Miguel profundiza su estrategia de crecimiento fuera del país. En los últimos años puso en marcha nuevas plantas en Uruguay y Sudáfrica, reforzó su perfil industrial y concentró su negocio en derivados cítricos de mayor valor agregado, como aceites esenciales y jugos concentrados.
En paralelo, se redujo el peso relativo de la actividad primaria en Tucumán, donde históricamente se concentró su estructura productiva. La retracción de inversiones y el menor protagonismo local contrastan con la expansión internacional del grupo.
Deuda con la Estación ExperimentalA la situación financiera se suma el incumplimiento con la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC). San Miguel integra el grupo de empresas citrícolas que mantienen una deuda acumulada por aportes obligatorios establecidos en la Ley 5.020, destinada a financiar investigación, sanidad vegetal y desarrollo tecnológico.
De acuerdo con datos oficiales, el pasivo total del sector con la EEAOC supera los 7.000 millones de pesos, y la citrícola figura entre los principales deudores. La mora impacta directamente en el funcionamiento del organismo y en su capacidad para sostener programas clave para la actividad citrícola del NOA.
El canje de deuda se inscribe en un contexto más amplio de reconfiguración del negocio citrícola. La caída de la rentabilidad de la fruta fresca, el aumento de los costos logísticos, la presión financiera y el cambio en los mercados internacionales llevaron a las grandes empresas a redefinir sus estrategias.
En el caso de San Miguel, la decisión de postergar vencimientos, reducir el costo financiero y priorizar inversiones fuera del país expone una tensión creciente entre su rol histórico en Tucumán y su actual orientación empresarial.
La reestructuración aún debe ser aprobada por los tenedores de deuda, pero el proceso ya dejó en evidencia un escenario de fragilidad financiera, pérdida de confianza del mercado y un modelo productivo cada vez más desvinculado de su territorio de origen.