“Yo siempre le compraba para mi hermana, sé diferenciar entre toallitas y protector. No sé qué es lo que les da vergüenza a los vagos, es como comprar papel higiénico”, opinó un muchacho, a quien Connie respondió: “Gracias, Luciano, te quiero”.
“O te llaman desde el lugar y te leen todo lo que encuentran menos lo que les pediste”, compartió una chica, a lo que ella contestó con un elocuente gif de Elaine, de Seinfeld.
“Dos veces: las dos veces me trajo diarias con alas...”, se lamentó una usuaria sobre su mala experiencia. ¿Y Connie qué le dijo? “Típica. Y les decís: ¡No, esas no sirven! Ellos: ¡PERO ALAS!”.
“Hay que mostrarle foto por WhatsApp e igual la pifian”, dijo otra.“¡Exacto! Aunque les muestres 10 cosas, traen otra”, coincidió Ansaldi, seguramente con conocimiento de causa.
Por suerte, hubo respuestas para preservar la fe en la humanidad, como la de una chica que contó: “Mi papá, después de cinco hijas mujeres, llega al almacén, kiosco o lo que sea y dice: ’me vino, dame toallitas ultrafinas...’”.
Otra fue la experiencia de una mujer, que relató entre risas lo que le pasa con su pareja.
“Qué desastre, recién ahora después de 15 años entendió la diferencia entre toallitas y protector. Igual, hoy por hoy lo mando con foto de lo que quiero. Si no me trae nocturnas, posparto, nunca le pega. Pero más o menos ve la diferencia”, le dijo. “Una ciencia (?)”, se rió Connie.
Entre las cientas de respuestas que el mensaje de Connie generó, hubo la de un tal Claudio que dio su opinión sobre la complejidad de la cuestión.
"Laburo en una farma y les digo, ¡odio las toallitas! Con alas, sin alas, con perfume, sin perfume, nocturnas, protectores diarios, ultafinas, tanga, multiforma y sus variantes, es complejo el asunto...", se quejó. "¡Bien ahí!", le reconoció ella, luego de esa correcta enumeración, ¡sin repetir y sin soplar!
/Ciudad