Domingo 20 de Septiembre de 2020, 18:50

El panelista de Intratables contó que tuvo una infancia y adolescencia feliz pero con algunas privaciones.
Diego Brancatelli, periodista que forma parte de Intratables y suele ser muy denostado por su acérrima defensa tanto de este gobierno de
Alberto Fernández como de los de
Néstor y
Cristina Kirchner, fue otro de los invitados a PH, podemos hablar.
Durante el programa, interrogado por
Andy Kusnetzoff, Brancatelli contó que durante su infancia y adolescencia su familia tuvo algunas privaciones. "A nosotros no nos faltó nada. pero tampoco nos sobró nada. Ituzaingó, familia tradicional, padres aún vivos y casados. Hoy valoro aún más lo difícil que fue para mis viejos. Mi papá vendía autopartes, yo lo acompañaba, levantábamos pedido, comprábamos y vendíamos. Mi vieja ama de casa y madre, dos profesiones hermosas. Vivíamos siempre en la misma casa hasta que la perdieron en 2003, estaban endeudados por una hipoteca desde el 2001", empezó su relato.
"Fue una infancia feliz aunque te dabas cuenta que no tenías lo mismo que muchos de los que jugaban con vos. Zapatillas eran "no las rompas" porque no había otras, si querías una pelota era el día de tu cumpleaños o para Navidad. Eran fechas muy puntuales en las que podías acceder a algo nuevo", contó.

Hoy, establecido como periodista y ya con su familia armada, junto a la periodista
Cecilia Insigna y sus hijos
Valentín (5) y
Luca, que nació en abril de 2019, asegura que ve en perspectiva esa época y valora el esfuerzo de sus padres.
"Por eso hoy disfruto mucho lo que no pude tener de chico. Yo no conocí un avión hasta que tuve 23, 24 años que viajé a Brasil, Con mis viejos fue siempre ir a la Costa Atlántica. La Lucila, San Bernardo o lo sumo Carlos Paz. Una sola vez, que fue el gran viaje, fuimos toda la familia a Bariloche. Hoy me doy cuenta lo dificil que es para un padre sostener una familia y cuando tenía las primeras salidas a la noche y sacaba la billetera y mis amigos salían con lo que hoy serían 2 mil pesos y yo con 300. Ahí tenían que elegir si tomabas una cerveza o una gaseosa, si comías algo, o si volvías en remise o caminando", explicó.
Finalmente describió cuál fue su momento de mayores carencias.
"Lo que siempre me ha marcado y lo que significa un poco el sacrificio de estar acá y tener esta profesión es que el momento universitario por ahi fue de los peores, del 95 al 2001. Fue cuando mi familia más lo sintió. Yo me tomaba un colectivo hasta la estación de tren, de ahí el tren hasta Morón, de ahí la Costera hasta Lomas de Zamora,y en un momento no tenia ni para el viaje. Entonces optaba por ir en bici, me colaba en el tren... Porque si no no tenía para pagarme los apuntes", afirmó. /
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