Carlos Pagni: “El tenebroso acto de campaña de Aníbal Fernández y el temor de Manzur por su enemigo Jaldo”

Martes 12 de Octubre de 2021, 09:22

Manzur, Aníbal Fernández y Alberto Fernández, este lunes en el acto en el Hipódromo de Tucumán



El periodista Carlos Pagni dedicó el editorial de su programa televisivo anoche a las amenazas del ministro de Seguridad, contra el dibujante Nik, y a la visita presidencial de Alberto Fernández a Tucumán, bajo el título "El tenebroso acto de campaña de Aníbal Fernández":

Vamos a poner el foco en el hecho del día [es de esperar que sea el hecho de muchos días, por la gravedad que tiene] porque alrededor de este episodio que protagoniza hoy el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, se cruzan distintas patologías de la vida del Gobierno y de la vida argentina en general.

Nik, que no necesita presentación, emitió este tuit. “Regalar heladeras, garrafas, viajes de egresados, planes, platita, lo que sea, lo que venga. Qué triste es no escuchar nunca la palabra trabajo, esfuerzo, porvenir. Los va a volver a derrotar la dignidad del pueblo”.

Es una opinión, que no ofende a nadie. Es un juicio de valor sobre lo que está haciendo el gobierno para revertir la derrota electoral que, por otro lado, sintetiza una opinión muy generalizada de mucha gente, inclusive dentro del propio oficialismo, dentro de la propia corriente que lidera, dentro del Gobierno, Alberto Fernández.

Aníbal Fernández leyó este tuit de Nik. Y se hizo dos preguntas. Primero, pensando en Nik, ¿tiene hijos? Y segunda pregunta, ¿a qué colegios van los hijos?. Y contestó, con este tuit.

“Muchas escuelas y colegios de la CABA reciben subsidios del Estado y está bien. Por ejemplo la escuela/colegio ORT.

¿La conoces? Si que la conoces… O querés que te haga un dibujito?

Excelente escuela lo garantizo.

Repito… ¿Lo conoces?”

Obviamente se estaba refiriendo al lugar en el que, sabemos ahora, lo sabe todo el mundo, gracias al ministro de “Seguridad”, y subrayo esa palabra, manda a sus hijas Nik. No se hizo una tercera pregunta Aníbal Fernández, o quien lo informa, que es si la ORT recibe subsidios. Porque no recibe subsidios, como explicó Nik. Fernández lo amenazó, le hizo saber que tenía hijos, que sabía a qué colegios iban sus hijos.

Se ensañó especialmente con ORT y muy probablemente por ser un colegio privado, por ser un colegio de la Capital Federal. También en la provincia de Buenos Aires hay muchos colegios que reciben subsidios. No es el caso de la ORT.

Nik tiene la sensación de que hay algo de antisemitismo en esto, y lo escribió: un tufillo antisemita, que probablemente agrega una pincelada al aporte que han hecho el Gobierno y la Justicia, por la vía del absurdo, la última semana, al dictarse un fallo donde se da una vuelta de página sobre el tratado de la Argentina con Irán.

Tratado que no solamente avanzó sobre la Justicia constituyendo una comisión que iba a revisar lo que había hecho la Justicia argentina, sino que, lo que es verdaderamente insólito, Cristina no sabe todavía para qué lo firmó. Los iraníes ni siquiera lo protocolizaron, no lo aprobaron en su propia legislatura.

Pero lo central, lo que importa en este caso, es la reacción de un ministro de Seguridad que, por lo que se sabe, por lo que dicen sus colaboradores, tiene ataques de ira. Sufre ataques de inestabilidad emocional y está al frente de la seguridad. Es un ministro que amenaza. No es la primera amenaza de Aníbal Fernández. Hay muchas registradas, sobre todo con periodistas. Es un ministro que practica el espionaje, en el mismo Gobierno que le está reprochando a Mauricio Macri haber tenido una Agencia Federal de Inteligencia que practicaba el espionaje contra la oposición, contra periodistas, contra la propia dirigencia del Pro. Fernández incurre en esto. Se ve que el reproche a Macri es bastante cínico.

Se supone que a Aníbal Fernández lo habían incorporado a la primera fila del Gobierno -lo habían sacado de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio- para dar vuelta la campaña. Ahora, con este episodio, le hace un aporte a la campaña del Frente de Todos igual -o debería ser peor- que el de la famosa fiesta de Fabiola Yañez en Olivos.

Más allá de todo esto, tan reprobable, horrible, hay que hacerse una pregunta, y es quién se hace cargo del hecho. La oposición está pidiendo la renuncia de Aníbal Fernández. ¿Quién es el que le debe pedir la renuncia? Es decir, en este Gobierno, ¿quién manda? En este oficialismo, ¿quién es el responsable de estas aberraciones? ¿Será Cristina Kirchner la que le tenga que pedir la renuncia? ¿Será el Presidente? ¿El presidente está en condiciones? ¿Tiene autoridad para pedirle la renuncia al ministro de Seguridad o en esa área está pintado? ¿Quién es el responsable de esta aberración desde el punto de vista político del ministro de seguridad? ¿Manzur? ¿Manzur es el jefe? Es el jefe de Gabinete, pero ¿es el jefe de Aníbal Fernández? Probablemente hay una sola persona que, si le dice andate, Aníbal Fernández se va a ir, que es Cristóbal López, para quién trabajó en el sector privado y siguió trabajando en el sector público. Este es el Estado de la política frente a un episodio aberrante como este.

Qué pasaría si hubiera otros episodios inquietantes en el campo de la seguridad con Aníbal Fernández como jefe. ¿Quién sería el responsable? Estamos frente a un oficialismo sin orden. Y frente a un oficialismo, a un peronismo, que asusta ¿Y por qué asusta? Porque está asustado. Porque está frente a la posibilidad de la derrota. Y vemos reacciones irracionales, como esta que involucra al ministro de Seguridad, frente a un periodista, un humorista gráfico, que se limitó a emitir una opinión bastante corriente sobre un gobierno que, según dice Alberto Fernández, nos cuida. En ese gobierno que nos cuida todavía no hay ningún funcionario con la entereza moral de repudiar lo que hizo Aníbal Fernández.

Este es el estado de la campaña. Pero pasemos de este hecho, que es perturbador, que es feísimo, y vamos a compensarlo con otro episodio de la campaña, también de hoy, que ya no es horrible, es casi risueño, o patético. Pasamos de lo trágico, casi a lo cómico. Sucede en Tucumán, como tantas cosas que suceden en el oficialismo actual.

Manzur, el jefe de Gabinete, está, no sabemos si gobernando la Argentina, pero está intentando gobernar Tucumán desde Buenos Aires. Le dedica mucho tiempo a Tucumán. Entre otras cosas, porque tiene miedo de que se lo coma Osvaldo Jaldo, que es el vicegobernador y enemigo, que quedó al frente de la provincia. Entonces, hoy Manzur tuvo la idea de llevar al Presidente a Tucumán. Y no solo fue el Presidente. Fue Aníbal Fernández. Lo esperaba Manzur, fue Claudio Moroni, el ministro de Trabajo, y fue el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Una gran comitiva se trasladó a dos localidades de Tucumán, La Cocha y Simoca.

A qué fueron: a festejar una inversión. Fueron a festejar una inversión de una fábrica de chacinados. Si uno lee la información que se publicó en Tucumán y en la agencia estatal Télam, como cobertura del viaje, se trata de una fábrica de chacinados que probablemente empezaría a funcionar el año que viene. Es decir, fueron a inaugurar algo fantasmagórico: fueron a inaugurar algo que todavía no existe. Y con una inversión de 120 millones de pesos. Fue el Presidente, el jefe de Gabinete, el Gobernador, el intendente, el ministro de Trabajo, el secretario general de la Presidencia, el ministro de Seguridad, a celebrar una inversión de 650 mil dólares. Un departamento en Caballito.

Pero lo más interesante de todo, es que según la crónica, esa inversión que, si la vemos, la vamos a ver dentro de un año, que implica, si quiere en dólares oficiales 1,2 millones, está hecha, dice la crónica -parece una broma- con aportes nacionales, provinciales y municipales. Es decir, con tres niveles de subsidio, para los 650 mil dólares. Esto es a lo que lo llevaron al presidente a Tucumán, con varios ministros. Hay que avisarle a Alberto Fernández que lo están destruyendo quienes deberían cuidarlo. Es patético. Hay alguien que le está haciendo la anticampaña.

Esta situación patética es parte del modelo. Las inversiones que se anuncian son inversiones de 650 mil dólares, cuyos resultados los vamos a ver dentro de un año y que se pagan con impuestos públicos, que aportan los contribuyentes nacionales, los tucumanos, y los vecinos de La Cocha.

Mientras esto se anuncia, en Tucumán, por segundo año consecutivo, es imposible exportar desde el aeropuerto local arándanos, que es una de las grandes producciones de la provincia.

Se producen en Tucumán 6500 toneladas de arándanos, 3500 se exportan, pero como no hay una autorización para exportar, los arándanos tienen que ir a Ezeiza. Alberto Fernández, Moroni, Vitobello, Aníbal Fernández y sus siniestros tuits, podrían encargarse de habilitar las exportaciones de arándanos y eso traería un rédito mucho más importante para Tucumán y para el país que una inversión hecha con subsidios públicos de 650 mil dólares. Habría que investigar quién es el dueño de la fábrica porque probablemente uno se encuentre con algo difícil de explicar. O fácil, si uno conoce cómo es la vida en Tucumán.

Estos son los hechos de campaña, dicho irónicamente. Ante la barbaridad que comete Aníbal Fernández al frente del ministerio de Seguridad nadie da explicaciones. Ni Alberto Fernández ni Manzur, que son sus jefes.

Este hecho horrible de la campaña en Tucumán forma parte de un plan más ambicioso que está llevando a cabo el Frente de Todos, que podríamos llamar inflación para todos y todas. O inflación para todes. Porque el primer resultado de la campaña que está llevando a cabo el oficialismo es la disparada de los precios.

Se anuncia más gasto público. El que lo ve y sabe que ese gasto se financia con emisión, dice, “el peso se va a seguir degradando, va a haber una corrida inflacionaria, aprovecho para remarcar ahora”. Más gasto anticipa más emisión. Plantea un empeoramiento de las expectativas y eso lleva a que los formadores de precios se cubran de esa inflación futura remarcando y generando esa inflación.