Viernes 26 de Mayo de 2023, 19:00
Una celebraba la reforma menemista que terminó con un “estado sobredimensionado” que se devoraba a sus hijos “como un dios griego”; la otra se enorgullece de la ampliación que se hizo en los últimos 20 años del “estado chiquitito” de principios de siglo. Una elogiaba la “estabilidad” que se logró con la convertibilidad y que puso fin al “país sin moneda” de finales de los 80; la otra despotrica contra la “falsa dolarización” que llevó a la Argentina a un estallido social. Es un debate encarnizado, de posiciones que podrían calificarse de irreconciliables si no fuera porque quien las expone la misma persona: Cristina Fernández de Kirchner, transformada por el paso del tiempo.
El discurso que la actual vicepresidenta de la Nación ofreció en la Plaza de Mayo, un autoelogio de casi una hora por el rumbo que tomó la Argentina desde que su esposo llegó al poder en 2003, contrasta de manera sorprendente con una perla de archivo audiovisual correspondiente a 1994, filmada durante el debate de la Convención Constituyente.
Dijo el jueves, bajo la lluvia, delante de los dirigentes que reconocen su liderazgo: “En estos tiempos en los cuales se habla tanto en contra del Estado… que es necesario un Estado pequeñito, un Estado que no moleste, un Estado que deje que los argentinos vivan en paz. Quiero contarles que cuando él llegó después de la crisis del 2001, el Estado era así de chiquitito. Es necesario recordarlo, ante tanta desinformación, tanta confusión armada”. Fue el inicio de una larga descripción de las estatizaciones y otras medidas que durante el kirchnerismo hicieron crecer al sector público por encima del privado.
Decía en 1994, en pleno auge del menemismo: “Creo que deberíamos reconocer los logros del modelo. No podemos obviar que cuando recibimos el gobierno en 1989 éramos un país fragmentado, al borde de la disolución social, un país sin moneda, un país con un estado sobredimensionado, que como un dios griego se devoraba a sus propios hijos. Hubo que abordar entonces una tarea muy difícil: reformular el Estado, reformar el Estado”.
Según su mirada de entonces, la política del primer gobierno de Carlos Menem consiguió “reconstruir la economía” y “recuperar la credibilidad de los actores económicos”. Y enfatizaba: “Se logró incorporar definitivamente normas de comportamiento en los argentinos: estabilidad, disciplina fiscal. Son logros muy importantes”.
En la Plaza de Mayo, su recuerdo sobre la transformación que condujo Domingo Cavallo como ministro de Economía ya no fue tan benévolo. “Cuando Néstor llegó al Gobierno, recibió la deuda soberana defaulteada más grande de la historia. Era la deuda que había sido estatizada en el 82 cuando se iba la dictadura militar. Y la deuda que se contrajo durante los 90 para sostener la falsa convertibilidad o la falsa dolarización”. Insistió en que “el día en que cayó la falsa dolarización estalló el país”, en alusión al 20 de diciembre de 2001.
Cavallo fue un asesor cercano de los Kirchner en los 90 -incluso llevó a Alberto Fernández como candidato porteño en el año 2000-, pero la relación se cortó en 2001 cuando el economista se sumó al gobierno de Fernando de la Rúa. Ahora, Cristina suele aludir a él como el “ministro de los ojitos claros”.
El video con la disertación de 1994 tuvo una amplia difusión en redes sociales el día posterior al acto kirchnerista. Entre otros lo difundió el expresidente provisional del Senado, Federico Pinedo (hoy ligado a Patricia Bullrich). La señora de Kirchner, que entonces tenía 41 años, se dirige en sus palabras a la vicepresidenta cuarta de la Convención Constituyente, María Cristina Guzmán.