Sábado 04 de Noviembre de 2023, 07:37
Manzur y Jaldo
El gobernador Osvaldo Jaldo acelera los pasos para tomar distancia de la gestión de Juan Manzur.
“No tengan dudas, a quien habla no le va a temblar el pulso para que
corrijamos las cosas que hicimos mal como gobierno”, sostuvo en su discurso inaugural. Aseguró incluso que había estructuras “que significaban un
gasto improductivo, innecesario, superfluo” y “áreas que por ahí no
estaban a la altura de las circunstancias”. “Vamos a tener un estado más
chico, pero más presente y más eficiente para cada uno de los
tucumanos”, se comparó Jaldo.
La poda de recursos dispuesta por Jaldo, bajo el paraguas de la
austeridad, también encierra un objetivo político. Jaldo
pretende eliminar cualquier foco de resistencia que pueda tener el
manzurismo en el Estado para reconstruir desde allí su poder. Es el
caso, por ejemplo, de la Unidad de Reconversión Laboral, más conocida
como Unrel. Este programa fue creado en abril de 2021 con el argumento
de “contener” a personas que habían perdido su trabajo producto de la
pandemia.
Todos coinciden en que allí fueron cobijados miles de
dirigentes ligados al manzurismo durante la interna oficialista de ese
año. Para este año, la Unrel tiene asignado un presupuesto superior a
los $ 10.000 millones destinados sólo en salarios. El próximo paso de
Jaldo es revisar esa partida. Si el proyecto de Presupuesto que había enviado Manzur
era sostenido, tratado y eventualmente aprobado, al gobernador actual se
le hubiese complicado poder modificar o reasignar esa partida.
El lunes, apenas 24 horas después de haber asumido en el cargo, se dio el primer cruce concreto entre ambos. Sin que nadie se hubiera percatado, Manzur había enviado el viernes por la tarde a la Legislatura el proyecto de Presupuesto provincial para 2024, algo que Jaldo venía solicitándole desde hacía varias semanas. El texto no llegó siquiera a ser cargado de manera digital ni registrado en el sistema de Mesa de Entradas. Tampoco había legisladores en funciones porque los salientes ya habían desocupado las oficinas y los nuevos aún no habían jurado.
¿Qué buscó el ex gobernador con esa jugada apresurada? Hay quienes interpretan que pretendió dejar en manos de Jaldo el costo del ajuste en el Estado y que quedara expuesto públicamente. En rigor, esta semana se dio a conocer el alcance de los primeros recortes: 50 cargos jerárquicos y sus estructuras dejaron de existir, entre ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones. Más allá de lo signifique en ahorro, la decisión es simbólica.
Una vez aprobado un cálculo de gastos y de asignados esos fondos, es más difícil modificar o eliminar partidas o disponerlas para otras áreas. Esas reasignaciones, por lo general, deben ser solicitadas a la Legislatura. Es por eso que el mismo lunes Jaldo se sentó con el vicegobernador Miguel Acevedo y con el presidente subrogante, Sergio Mansilla, para solicitarles que le devuelvan ese proyecto. Ambos, que podrían haber optado por no hacerlo y avanzar con el tratamiento del texto que había firmado Manzur, accedieron al pedido del ahora titular del Poder Ejecutivo. Un dato que probablemente no haya caído bien al ex gobernador, teniendo en cuenta que Acevedo y Mansilla, en los últimos años, se reivindicaron manzuristas.
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