El crimen de Marisol Oyhanart: policías en la mira, un “perejil”, el amante fantasma y 10 años de impunidad

Sábado 06 de Abril de 2024, 11:11

Marisol Oyhanart tenía 38 años.



Marisol Oyhanart, maestra jardinera y madre de tres hijos, salió a caminar una tarde y no volvió más. Así empezó la historia de un crimen que conmovió a Saladillo y a punto de cumplirse el décimo aniversario todavía sigue impune.

Era el lunes 14 de abril de 2014 cuando ella se fue y la policía encontró su cuerpo con las primeras luces del día siguiente. La habían torturado y asfixiado hasta la muerte. En medio de la conmoción por el brutal asesinato en ese pueblo de 30 mil habitantes en donde el último crimen había ocurrido varios años antes, empezó una investigación marcada por las irregularidades que dejó más dudas que certezas.

En el camino se perdieron pruebas que podrían haber cambiado el final de la historia y siete policías fueron investigados acusados de desviar la causa. También quedaron bajo sospecha un joven con antecedentes por robo y violencia de género, un supuesto y misterioso amante de la víctima y hasta el propio viudo. Nadie está preso por el crimen de Marisol.

A 10 años de aquella trágica madrugada de otoño y cuando faltan dos para la prescripción del caso, Soledad Oyhanart, una de las hermanas de Marisol, deslizó sus sospechas hacia Sergio Rachit - el marido de la víctima - , y cuestionó severamente la investigación. “La Justicia no hace y la Policía es corrupta”, dijo a TN, y remarcó: “En esas fojas que tiene la causa, sean 10 o una sola, está el asesino”.


La desaparición de Marisol Oyhanart

La última vez que vieron viva a Marisol Oyhanart fue un lunes. Salió de su casa a la hora de la siesta para ir a hacer ejercicio, en el camino se cruzó con otras dos mujeres que hacían lo mismo y la saludaron, y desapareció.

Recién unas horas después, su esposo, Sergio Rachit, atendió el teléfono y su hija, a la que Marisol solía ir a buscar a la escuela cuando terminaba con su circuito, le avisó que su mamá no había llegado.

Pasaron las horas, Marisol no volvía y a las 19 Sergio fue a la comisaría a denunciar la desaparición de su mujer. “Esa fue la última vez que lo vimos a él, jamás se acercó a nosotros (la familia Oyhanart) y ni siquiera participó de la búsqueda”, afirmó Soledad, en diálogo con este medio.


“La mataron con crueldad”

Los investigadores la buscaron toda la noche y recién la encontraron al otro día, a la salida del sol. El cuerpo estaba entre pastizales, a unos 20 metros del camino, boca arriba y con la misma ropa que tenía puesta cuando salió de su casa.

Marisol tenía 38 años y era maestra jardinera.

El trabajo de los forenses determinó más tarde que Marisol había sido asesinada entre de las 21 del 14 de abril, casi cinco horas después de que la vieran con vida por última vez y las 2.30 del día siguiente, pero el lugar en donde la encontraron no era la escena primaria del crimen.

La víctima estuvo cautiva, en un sitio que no lograron establecer, y la causa de la muerte fue “asfixia por ahorcamiento”. Tenía golpes en el cráneo, marcas en el cuello, pero, además, el asesino la había torturado.

Según la autopsia, a la víctima la quemaron con el encendedor de un auto. Las marcas habían quedado en el cuerpo y en la calza, pero esa calza después “desapareció”, convirtiéndose en uno de los misterios del caso.

“A Marisol no la mataron así nomás, la mataron con crueldad”, lamentó su hermana. Aunque el crimen permanece impune y el móvil no se pudo determinar, la familia tiene su propia hipótesis. “Son muchos los que saben qué pasó realmente, quién la siguió para matarla, quién la tuvo cautiva, pero se taparon pistas y se borraron muchas pruebas”, aseguró Soledad.


Siete policías en la mira

Con el avance de la investigación se supo que el cuerpo de la víctima fue colocado en el lugar donde lo encontraron después del rastrillaje policial y que se modificó la escena del hallazgo.

Entre las irregularidades y las dudas que iban surgiendo, siete policías quedaron en la mira, entre ellos tres comisarios. Se los acusó de borrar imágenes de una cámara de seguridad, de armar un falso escenario del crimen y de no preservar evidencias - se perdieron, entre otros elementos, los lentes, una calza, las zapatillas y el celular de la víctima, con el objetivo de desviar la investigación y así encubrir a el o los responsables del hecho.

Ninguno pasó preso ni un solo día.


El viudo, el “perejil” y el amante misterioso

El primer sospechoso, casi lógico, en la causa fue el marido de la mujer asesinada. Rachit permaneció unas cuantas horas en la comisaría y se dijo en un primer momento que había tenido algunas contradicciones en su declaración, pero finalmente no encontraron motivos para detenerlo y volvió a su casa en menos de 48 horas.

La investigación continuó y apareció entonces en escena Jonatan Bianchi, un joven que en ese momento tenía 25 años, antecedentes por robo y denuncias por violencia de género, al que varios testigos ubicaron en la zona donde se encontró el cuerpo.

Esa pista tampoco prosperó, al menos entonces, y Bianchi pasó de ser un sospechoso a convertirse en el “perejil” del caso. Sin embargo, para él habrá reservado un capítulo más adelante en la historia.

Cuando ya había pasado casi un año del crimen, surge la tercera línea de investigación: un supuesto amante de Marisol que era además un poderoso empresario agropecuario, que le habría pagado una suma millonaria a los policías para que lo desvincularan del hecho.

De este misterioso hombre, no obstante, nunca se supo el nombre ni existen registros de que haya sido formalmente indagado o imputado en la causa.
La pista inesperada

Mientras estuvo bajo investigación, el abogado que defendía a Jonatan Bianchi era el entonces reconocido penalista Rubén Carrazone, actualmente condenado a prisión perpetua por el femicidio de su esposa, Stella Maris Sequeira.

Carrazone fue el abogado de Bianchi, el único imputado que tuvo la causa por el crimen de Marisol Oyhanart.

Justamente durante el proceso contra Carrazone fue cuando, inesperadamente, los dos casos se cruzaron y surgió la pista más firme que tuvo hasta ahora la investigación por el crimen de Marisol Oyhanart.

“Carrazone asesinó a Stella porque ella sabía quién había matado a Marisol”, aseguró a TN Raquel Hermida Leyenda, la abogada especialista en casos de violencia de género que representó a la familia Sequeira y ahora es querellante en la causa por el homicidio de la maestra jardinera, por parte de la familia Oyhanart. Durante el juicio al abogado, agregó, no solo se probó eso, sino que también, en base a la declaración de la hermana de Sequeira, “se supo que Bianchi era el autor material del crimen” de Saladillo.

“Bianchi era cliente de Carrazone, y Carrazone quiso convertirlo en un perejil cuando era el autor material del crimen”, reafirmó la querellante, presidenta además de la fundación “Red de Contención”. Y subrayó: “Bianchi cobró para matar a Marisol”.

Stella Maris Sequeira, la mujer que sabía demasiado..

Por otro lado, Hermida Leyenda destacó la relación de amistad entre el abogado del viudo de Marisol, Pablo Miguel Hawlena Gianotti, y Carrazone. “No se llegó a una condena (de Bianchi) porque el abogado de Sergio Rachit obstruye la Justicia”, sostuvo la letrada, y añadió: “Hubo mucha corrupción alrededor del crimen de Marisol para taparlo”.

Actualmente, Bianchi se encuentra preso pero por un caso de abuso sexual.


“En un cerrar y abrir de ojos, se convirtió en un extraño”

Soledad y Marisol Oyhanart eran las únicas dos mujeres entre cinco hermanos y, si bien la primera formó su familia y abandonó el pueblo para instalarse en la localidad de Roque Pérez, ambas mantenían un contacto fluido.

“Desde que asesinaron a Marisol, a él no lo vimos más, cortó la relación con todos nosotros”, apuntó la mujer, haciendo alusión también al resto de sus hermanos. “En un cerrar y abrir de ojos se convirtió en un extraño, nos dejó a un costado”, sumó.

Oyhanart aseguró también que la versión del supuesto amante de Marisol la instaló su cuñado, cuando era él quien en realidad tenía una relación extramatrimonial y su amante estaba embarazada al momento del crimen.

“Nosotros estábamos desesperados, pero a él no lo vi nunca llorar”, dijo con recelo Soledad, sobre la postura de su cuñado en aquel difícil momento familiar. Y destacó: “Se fue con la nueva pareja y con mis sobrinos, se fueron de Saladillo en una noche oscura y dejaron la casa plantada, la vendieron con todo adentro”.

“No pude hablar más con mis sobrinos, los llamo y me cortan el teléfono. Ellos están a cargo de él”, lamentó.
En la recta final

“Faltan voluntades para esclarecer el homicidio de Marisol Oyhanart”, enfatizó la abogada Hermida Leyenda, aunque aclaró con la misma firmeza: “Nosotros seguiremos luchando para que esto se resuelva”.

Por su parte, cuando faltan dos años para la prescripción de la causa por el crimen de su hermana, Soledad expresó: “Si después de 20 años condenaron al asesino de María Marta Belsunce, nosotros todavía tenemos esperanza”. /TN