Miércoles 16 de Abril de 2025, 07:24

Los analistas económicos prevén que la suba de precios este mes y el próximo será de entre un 4% y un 5%; en el año podría terminar cerca del 27%
Una vez que el tipo de cambio oficial se acomode dentro de la nueva banda que comenzó a regir anteayer, la lupa estará puesta en qué proporción de la devaluación oficial se trasladará a los precios de la economía (pass-through). En este sentido, analistas consultados estiman que este mes y el próximo habrá una aceleración, con el IPC en niveles de entre un 4% y un 5%, y que recién empezará a verse una moderación en junio.
El economista Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, comentó que en su análisis un escenario base bueno tendría una inflación de 5%. “Nosotros esperamos una aceleración en abril y mayo respecto al 3,7% de marzo. En un esquema de bandas, más allá del valor al que se estabilice el tipo de cambio, también es relevante qué referencia van a usar las empresas para sus costos, pudiendo ser –por ejemplo– mayor al que se observe”, explicó el especialista.
Caprarulo agregó que, si el BCRA empieza a tener una posición compradora y el mercado ve sostenible este esquema a partir de junio, debería empezar a verse una desaceleración en la tasa de inflación. “Hay muchos factores a considerar, por ejemplo, cuánto del salto cambiario el Gobierno está dispuesto a reconocer en las tarifas de servicios regulados”, dijo.
Otra de las consultoras que estima una inflación de 5% en abril y mayo es 1816.
“El 18%-23% de inflación que estima el FMI para 2025 en su staff report [reporte técnico] luce casi imposible porque requiere un IPC [índice de precios al consumidor] promedio mensual de no más de 1,4% de abril en adelante”, agregó.
En tanto, el economista Sebastián Menescaldi, de la consultora EcoGo, señaló que en este mes en curso la inflación se ubicará entre 3,8% y 4%. “Podríamos llegar a tener un mes parecido en mayo por una cuestión de arrastre estadístico”, afirmó. Y agregó: “Si el Gobierno logra anclar expectativas, ahí se va a lograr desacelerar el proceso inflacionario, pero advirtió que todavía no está muy claro qué es lo que coordina la suba o baja de precios”.
Por su parte, la economista Florencia Iragui, de la consultora LCG, proyectó una inflación para abril en torno al 4,2%. “Esto es manteniendo el tipo de cambio entre $1200 y $1300, con la inercia del mes pasado, regulados con aumentos menores y sobre todo una desaceleración de estacionales, que pegaron fuerte en marzo. Mayo podría tener una leve aceleración y estar en torno al 4,7% mensual, pero de nuevo sin que el dólar toque los extremos de las bandas”, destacó.
Iragui agregó que podría volverse a la senda de la baja de la inflación en el sexto mes del año. “Para junio ya vemos una desaceleración, yendo a una inflación mensual en torno al 3,9%, que podría abrir el nuevo sendero de desaceleración”, estimó la economista.
En este contexto, los analistas proyectan que la inflación en el año podría terminar cerca del 27%, lo cual seguiría siendo una baja importante con relación al 118% del año pasado. Esta estimación no varía prácticamente con respecto a la inflación que esperaban los analistas previo a los anuncios del Gobierno, según el relevamiento de expectativas de mercado (REM) que publica todos los meses el BCRA. Sin embargo, en ese entonces ya se intuía un cambio en la política cambiaria.
A fines de marzo, cuando se hizo la última encuesta de la entidad, el promedio del mercado esperaba para este año una inflación de entre 26,4% y 27,5%. Esa estimación ya estaba cinco puntos porcentuales por arriba de lo que se proyectaba a fines de enero (entre 20% y 22,2%), por lo cual podría desprenderse que el mercado estaba a la expectativa de un evento devaluatorio a mediados del mes pasado.
El Banco Galicia, por caso, indicó que, si se asume un pass-through bajo como en la última salida del cepo (fines de 2015 y principios de 2016) y un salto en línea con los futuros de dólar de abril, la inflación de 2025 tendría un piso en torno al 27%. Aclaró, sin embargo, que un salto del tipo de cambio del doble de magnitud añadiría unos cinco puntos adicionales al IPC anual. “Si bien la inflación mensual de abril y mayo acusarán recibo, la probabilidad de observar valores mensuales en torno al 1% para fin de año se incrementa con el esquema presentado“, dijo el Galicia.
El banco J.P. Morgan, por su parte, sostuvo que espera una inflación “ligeramente superior” a la de su anterior estimación, “pero de forma muy moderada”, en alrededor de 26% o 27% anual. “Más importante aún, la inflación [anual] de diciembre de 2026 se revisa a la baja, al 10%-12%”, señaló.
La consultora Outlier, en tanto, dijo que la desinflación es “innegable”, pero que el proceso no es lineal y que antes estaba “cebado” en su velocidad por el ancla cambiaria y los efectos en los precios de la quita del impuesto PAIS.
“Ahora tenemos una redefinición del esquema cambiario con abandono del ancla y eso seguramente tendrá impacto. Esperamos que sea transitorio en la dinámica de los precios. Con lo cual, es probable que el proceso de desinflación se desacelere y no cumpla las proyecciones del Gobierno”, señalaron.
La gran pregunta hacia adelante es cuánto del aumento del 10% del tipo de cambio oficial se podrá trasladar a precios. Durante la gestión económica de Sergio Massa, el traslado fue lineal: todo lo que se devaluó, al poco tiempo se reflejó en una suba de precios.
En este caso, el Gobierno cuenta con varias ventajas: tiene superávit fiscal y no depende de la emisión monetaria del Central; el consumo masivo sigue deprimido porque ni la construcción ni el comercio reactivaron todavía, y el flujo de ingreso de divisas es positivo hacia adelante gracias al crecimiento del sector energético. En contra de este optimismo está el nivel de los salarios, que, al estar todavía bajos, hace que no haya mucho margen para otra licuación. /La Nación
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