Lunes 09 de Junio de 2025, 11:36
Manny Mizael cambió Brasil por Boston hace 27 años, pero su pasión por un equipo de fútbol a casi 8000 kilómetros de distancia, en Río de Janeiro, arde con más fuerza que nunca.
Tanto es así que Mizael ayuda a dirigir un club de aficionados en Massachusetts para el equipo, el Flamengo, uno de los más populares de Brasil. Su grupo organiza regularmente proyecciones de partidos que atraen a cientos de seguidores.
Pero este año,
los grupos de WhatsApp de los aficionados empezaron a encenderse con charlas sobre la represión de la inmigración por parte del gobierno del presidente Donald Trump casi tanto como sobre las victorias más recientes del Flamengo. Los temores eran tan intensos que el grupo suspendió una fiesta para ver un partido en febrero, dijo Mizael, por temor a convertirse en el objetivo de una redada de inmigración.
Muchos de los seguidores no son originarios de Estados Unidos y carecen de estatus legal.
“Están agarrando a la gente en la calle y deteniéndola”, dijo Mizael.
“Decidimos no hacer el partido porque pensamos que podría arruinar la vida de mucha gente”.
Las políticas de Trump y el fútbol
La cancelación fue un adelanto de cómo las políticas de inmigración del presidente Trump se perfilan para afectar al Mundial del próximo año, el acontecimiento deportivo más visto.
Se espera que atraiga a unos 6,5 millones de personas, muchos a Estados Unidos, donde se disputarán la mayoría de los partidos. (Canadá y México son coanfitriones del torneo). Los aficionados suelen hacer todo lo posible para viajar una vez en la vida a la Copa, y gastan años de ahorros o posponen compras importantes, como vivienda, para pagar el viaje.
Donald Trump y Gianni Infantino en la Casa Blanca. Washington, D.C., 6 de mayo de 2025. REUTERS/Kent NishimuraPara algunos, la posibilidad de ese viaje ya podría estar condenada. Los tiempos de espera para obtener una visa para varios países —entre ellos Colombia, cuyos seguidores suelen asistir en gran cantidad a los Mundiales— se extienden más allá del torneo del próximo verano.
Irán, el primer equipo de Asia clasificado para el Mundial, está en la lista de 12 países a los que Trump prohibió la entrada. Hizo una excepción para los atletas y el personal de la Copa y otros acontecimientos deportivos, pero no para los hinchas.
En los últimos torneos celebrados en Rusia y Qatar, los países anfitriones y la FIFA acordaron un programa de exención de visados para la mayoría de las personas que tuvieran entradas. No se ha establecido nada similar para el próximo verano.
Las duras políticas de inmigración del gobierno de Trump también han afectado a la contratación de personal para la Copa, según dos personas con conocimiento directo del asunto. La FIFA suele emplear a contratistas con experiencia en grandes acontecimientos complejos, como los Juegos Olímpicos, para que ayuden a organizar el torneo. Para la Copa de 2026, ese proceso ha resultado más difícil de lo habitual, incluso el gobierno ha rechazado algunas solicitudes de visado y ha preguntado por qué la FIFA no puede contratar a estadounidenses para el trabajo, según un funcionario del fútbol informado sobre la planificación.
Un portavoz de la FIFA negó que el proceso para obtener visas de trabajo hubiera sido difícil y señaló que la organización contaba con una plantilla de 800 personas en Miami y tenía previsto enviar personal de Europa para ayudar. El portavoz declinó hacer comentarios sobre la posibilidad de que se impidiera a los aficionados de determinados países asistir a la Copa Mundial o sobre los esfuerzos que estaba realizando la FIFA para garantizar que quienes tengan entradas pudieran asistir.
El Departamento de Seguridad Nacional tampoco quiso hacer comentarios.
La FIFA, EE.UU. y el Mundial de Clubes
La FIFA también está organizando un torneo de mil millones de dólares y un mes de duración, que comenzará la semana que viene, llamado Mundial de Clubes, que llevará a Estados Unidos a 32 equipos de clubes, entre ellos el Flamengo. El torneo, el primero de este tipo, es un precursor de la Copa Mundial del próximo verano.
Para el grupo de Mizael, los acontecimientos relacionados con la inmigración han estropeado los planes de lo que habría sido un festival de fútbol en las próximas semanas.
Se descartaron las fiestas para ver los partidos, así como las conversaciones sobre viajar en grupo a partidos en Filadelfia y Orlando, por temor a que un autobús de migrantes se convirtiera en objetivo. “Eso es algo que no podemos tener en nuestra conciencia”, dijo Mizael.
Quedan miles de asientos sin vender para el torneo de clubes, y los funcionarios de la FIFA atribuyen al menos parte de la escasez a la preocupación de los aficionados por la situación de sus visados, según el funcionario de fútbol y otro funcionario.
Las ventas han sido tan escasas que la FIFA ha bajado los precios en repetidas ocasiones. Los precios en las plataformas de reventa están bajando para el partido inaugural, en el que juega el Inter de Miami, un equipo que agotó las entradas en los estadios de todo el país el año pasado, cuando
Lionel Messi se incorporó a su plantilla. Otros factores de la aparente falta de interés son la ausencia de algunos de los equipos más importantes de Europa, los precios iniciales de las entradas y la incertidumbre sobre un nuevo torneo.
El vocero de la FIFA negó que la venta de entradas fuera “baja” para los aficionados radicados en Estados Unidos, pero no facilitó cifras totales de ventas. Dijo que habían comprado entradas aficionados de más de 130 países.
La Casa Blanca ha mostrado un gran interés por la Copa del año que viene. Trump creó un grupo de trabajo que él mismo preside, y el presidente de la FIFA,
Gianni Infantino, apareció en el Despacho Oval, donde el enorme trofeo dorado del torneo de clubes estuvo expuesto durante semanas.
En una reunión del grupo de trabajo celebrada el mes pasado, el vicepresidente
JD Vance dijo que los aficionados podían esperar una “experiencia sin contratiempos” al visitar Estados Unidos y anticipó la llegada de visitantes de unos 100 países.
Sin embargo,
también les advirtió de que no se quedaran más tiempo de la cuenta. “Cuando se acabe el tiempo”, dijo, “tendrán que volver a casa”.
(*) Tariq Panja es corresponsal deportivo mundial y se centra en historias en las que el dinero, la geopolítica y el crimen se cruzan con el mundo del deporte.
/TN