Martes 05 de Agosto de 2025, 05:35

DEVOLUCION. Parte de las armas robadas fueron abandonadas por los ladrones mediante un aparatoso operativo, que la justicia atribuye a la desesperación ante el cerco que los rodea gracias al avance e la investigación.
Varios días después del robo de 50 pistolas a la empresa de transporte Expreso Rivadavia, la investigación avanza a paso firme, pero las incógnitas se acumulan. Aunque ya fueron recuperadas 28 armas, el fiscal Carlos Saltor, a cargo de la causa, fue tajante: “La recuperación de casi la totalidad de las armas no significa que la causa esté cerrada. Se trató de un hecho grave y vamos a avanzar con la investigación”.El robo, valuado en unos $ 16 millones, fue descubierto el lunes 28 de julio, cuando empleados de la histórica armería Canigó advirtieron que faltaban dos bultos con pistolas y uno con cargadores, luego de recibir un envío desde la empresa de transporte. Al día siguiente, desde Expreso Rivadavia confirmaron lo que ya era un secreto a voces: la carga había sido robada.
Con esa alerta, la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos inició una pesquisa que, desde el principio, quedó atravesada por irregularidades: la camioneta que transportaba las armas no tenía precinto, el playón de estacionamiento no contaba con vigilancia efectiva y las cámaras de seguridad ofrecían imágenes de mala calidad. A eso se sumó que no hubo custodia durante el traslado de la mercadería —algo que sí se exige cuando se trata de cargamento estatal— y, lo más llamativo, la denuncia formal se realizó más de 24 horas después del robo.
Las imágenes de las cámaras revelaron un dato clave: el lunes a las 7:10 de la mañana, un hombre ingresó al predio de la empresa, abrió sin resistencia la camioneta y sustrajo tres cajas. Lo peculiar es que el individuo presentaba una renguera marcada, lo que llevó a los investigadores a sospechar que actuó con cómplices, ya que sería improbable que pudiera mover el botín sin ayuda.El equipo de Robos y Hurtos, liderado por los comisarios Gabriel Heredia y Oscar Llanos Zapata, comenzó a atar cabos. Detectaron que algunos empleados de Expreso Rivadavia son parientes de un hombre con antecedentes penales, que además coincide con el perfil físico del ladrón captado en las cámaras.
Con esta pista, el juez Eduardo González ordenó una serie de 12 allanamientos en Las Talitas, Los Nogales y San Miguel de Tucumán, en los que se incautaron celulares y documentación. En uno de los procedimientos fue detenido un sospechoso, familiar de los empleados involucrados, aunque por ahora no fue imputado formalmente, ya que no se cuentan con pruebas concluyentes.
El giro más inesperado se produjo el domingo, cuando dos desconocidos se acercaron en moto a la sede de la empresa en San Andrés, y arrojaron dos bolsas mientras uno gritaba: “Esto es para tu jefe”. Dentro, la policía halló 28 pistolas, una cantidad similar de cartuchos y seis certificados de garantía. Para el fiscal Saltor, se trató de una maniobra desesperada: “Los múltiples allanamientos pusieron presión sobre los delincuentes. Decidieron desprenderse de las armas ante el temor de ser atrapados”.
Aún faltan dos pistolas por recuperar, pero la fiscalía también apunta a identificar a los hombres que arrojaron las bolsas, quienes habrían cometido errores claves que permitirán cerrar el círculo. Paralelamente, continúa la revisión de los teléfonos secuestrados y el entrecruzamiento de datos, que podría abrir nuevas líneas en la causa.
Mientras tanto, quedan preguntas sin respuesta: ¿cómo se retiraron tres cajas sin que nadie lo notara? ¿Quién brindó acceso al ladrón? ¿Por qué se esperó un día para denunciar el hecho?
La pesquisa sigue abierta, y según fuentes judiciales, podrían surgir nuevas imputaciones en los próximos días. Para el Ministerio Público Fiscal, el caso representa un golpe directo contra el delito organizado, pero también deja expuesta una alarmante fragilidad en el control del traslado de armamento en el ámbito privado.
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