Intentó salvar a un explorador de “la peor muerte inimaginable” y reveló detalles que nadie sabía

Martes 19 de Agosto de 2025, 07:46

El joven John Edward Jones murió en 2009 atrapado en la cueva Nutty Putty, en Estados Unidos; uno de los rescatistas detalló cómo fueron sus últimos momentos.



La trágica muerte de John Edward Jones, un estudiante de medicina de 26 años, en la cueva Nutty Putty en Utah en 2009, volvió a ser tema de conversación. Brandon Kowallis, uno de los últimos rescatistas en verlo con vida, reveló los detalles de los últimos momentos del infructuoso rescate en el que murió el explorador y dejó al mundo sorprendido con su relato.

El joven oriundo de Utah era un entusiasta de la exploración de cuevas y antes de morir esperaba a su segundo hijo con su esposa, Emily Jones-Sánchez. En noviembre de 2009, decidió visitar junto a su hermano Josh y nueve amigos una de las atracciones locales. La cueva Nutty Putty, descubierta en 1960 por Dale Green, era un destino popular para aficionados y profesionales, conocida por sus pasadizos resbaladizos y estrechos.

El 25 de noviembre de 2009, Jones, buscando un desafío mayor dentro, se internó en un pasaje sin cartografiar y descendió por una grieta vertical extremadamente estrecha que erróneamente creyó que era el retorno. Quedó atrapado cabeza abajo en un espacio de apenas 25 x 45 centímetros. Al verlo deslizarse cada vez más profundo, su hermano Josh regresó a la superficie para pedir ayuda y dio inicio a una desesperada operación de rescate.


Durante 27 horas, los equipos de rescate trabajaron incansablemente para liberarlo. Kowallis, explorador de cuevas y youtuber, fue uno de los últimos en llegar al lugar y evaluar la situación. Según relató, hacia el final del operativo Jones “empeoraba rápidamente” al estar dado vuelta. “Estaba entrando y saliendo de la conciencia y comenzó a hablar de que veía ángeles y demonios a su alrededor”, aseguró, según consignó Lad Bible. El rescatista agregó que las piernas de Jones se agitaban y su respiración era “entrecortada y burbujeante”, signo de acumulación de líquidos en los pulmones.

Tras evaluar la crítica condición de la víctima, Kowallis concluyó que sacarlo, ya inconsciente, era “prácticamente imposible”. “Aun si lográbamos colocarlo en posición horizontal, tendría que atravesar las secciones más difíciles del pasaje donde estaba atrapado. Si hubiera estado consciente y con todas sus fuerzas, existía una mínima posibilidad. Pero aun así, el panorama era sombrío”, explicó.

La dificultad se magnificaba debido a que “sacar a un hombre inconsciente de 95 kilos parecía prácticamente imposible”, aclaró. Kowallis trabajó durante horas con un martillo neumático, pero aseguró que la liberación tomaría entre tres y siete días.

Mientras el equipo se reorganizaba, la familia de Jones le transmitía mensajes de aliento por radio. “Su esposa habló de una sensación de paz, de que todo estaría bien. Ella conversó con él unos 5 a 10 minutos antes de que yo le dijera que debíamos volver a trabajar en sacarlo”, recordó Kowallis.


Poco después, el experto en cuevas revisó sus signos vitales y, tras informar a un paramédico, colaboró en la declaración oficial de su fallecimiento. La causa oficial de muerte fue paro cardíaco y asfixia. El cuerpo de John Edward Jones nunca fue recuperado, ya que las autoridades consideraron que la operación de rescate era demasiado peligrosa. Posteriormente, el pasadizo fue sellado con explosivos controlados para evitar futuros accidentes.

Amigos y familiares convirtieron la cueva Nutty Putty en un memorial para Jones, con una placa que funciona como lápida. En 2016, la historia trágica de John fue llevada al cine en la película “The Last Descent”. /La Nacion