La directora de una escuela advirtió sobre “la peor crisis” que atraviesan las infancias en Córdoba y criticó la falta de respuesta de los equipos de protección municipal y provincial. “Usan a niños como soldados de las drogas”, denunció.
Menores de 10 años venden drogas y organismos estatales no hacen nada para impedirlo
Martes 19 de Agosto de 2025, 06:19
La situación de vulnerabilidad extrema que atraviesan niños y adolescentes en Córdoba alcanzó dimensiones alarmantes, según denunció Mónica Lungo, directora de la escuela Alegría Ahora, quien reveló que nenes y nenas de entre 8 y 10 años están siendo utilizados como "soldados de la droga" mientras los organismos estatales de protección mantienen una respuesta burocrática, lenta e insuficiente. En una extensa entrevista radial, la educadora popular describió el contexto como "el peor desde que existe Alegría Ahora", una institución pionera en educación popular dentro del sistema formal que funciona en barrio Bella Vista y atiende desde hace más de 20 años a poblaciones en extrema vulnerabilidad.
"Al hambre, al frío y a la falta de salud, estos últimos años se ha sumado la droga desde que se consume cada vez en edades más tempranas. Estamos hablando de consumos entre los 8 y los 10 años", alertó Lungo en el programa Última Pregunta de Radio Continental Córdoba. La directora explicó que la problemática se agravó porque "algunas familias que sobreviven vendiendo y muchas familias que consumen" no pueden "atender el cuidado de sus infancias, no pueden mandarlas a las escuelas, o no tienen trabajo". El testimonio más crudo de la educadora reveló la magnitud del problema: "Sabemos de cómo se violan a nuestras infancias y las ponen a trabajar como soldados de la droga. Eso es lo que está pasando en las villas. Antes nos preocupaba que consumían, ahora nos preocupa que venden en sus propios barrios".
Críticas al sistema de protección estatal Lungo dirigió duros cuestionamientos hacia los organismos de protección de derechos, tanto municipales como provinciales. Específicamente mencionó a la Coordinadora del Servicio de Protección de Derecho (SPD) de la Municipalidad de Córdoba y a la SENAF zona 4 (Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia provincial). La educadora reconoció las limitaciones estructurales, pero criticó la falta de voluntad para el trabajo conjunto. "Es real que los equipos que intervienen, sean de la Muni o de la Provincia, son absolutamente insuficientes", admitió. Sin embargo, reprochó que desde mayo espera respuestas a informes críticos: “Les indicamos que hay serias sospechas -que son certezas- sobre una familia que está usando a niños y adolescentes para vender drogas, pero no se hace nada, todo queda ahí, en un informe que me piden que actualice cada tanto. Lo siento como una burla a nuestra tarea”.
Lungo relató un episodio que ilustra al sistema burocrático: "Una vez a una directora de la anterior gestión, la persona que coordinaba todos los institutos a donde van las infancias judicializadas, yo le pregunté cuánto amor le íbamos a poner a esa intervención (...) y ella se dio vuelta, me miró y me dijo: ’No puedo creer que creas que en las instituciones puede haber amor. No hay amor en las instituciones’".
Más atención La directora hizo un llamado urgente para que se preste atención a esta crisis: "Me parece que hay que movilizarse un poquito, salir un poco de los escritorios, tomar conciencia de lo que está ocurriendo y realmente decir: ’Bueno, a ver, ¿qué mundo queremos? ¿Qué Córdoba queremos para dentro de 5 años?rsquo;".
"Imagínense lo duro que es para la escuela, que esas personas que hemos visto nacer y ahora son soldados de los transas. No sé, sinceramente ya no sé más a quién recurrir", concluyó con frustración.
La denuncia de Lungo expone una problemática que, según sus palabras, es conocida por "todas las personas que estamos en los barrios, incluso los que trabajan en instituciones como escuelas, policía, dispensarios, hospitales", pero sobre lo cual "poco y nada se hace”.
Un modelo alternativo de dos décadas La escuela primaria para jóvenes y personas adultas "Alegría Ahora" nació hace más de veinte años en los semáforos de la Cañada, donde Mónica Lungo, su fundadora enseñaba a leer y escribir primero a los limpiavidrios y luego a sus madres y abuelas. Tiene una modalidad de jóvenes y adultos, es decir que es para aquellos que han sido expulsados una y otra vez del sistema educativo y tienen entre 13 y 70 años.
La institución se autodefine como una experiencia de educación popular dentro del sistema educativo formal, donde "los educadores conocen cómo viven cada uno de los estudiantes, al menos una vez se sentaron en su mesa, van a los cumpleaños y a los velorios". "Para Alegría Ahora no son casos", enfatizó Lungo en referencia a la terminología utilizada por los organismos estatales. "Yo creo que hay una parte donde cada profesional, cada trabajador y trabajadora puede mejorar un poquito el mundo". /Perfil