Sábado 13 de Septiembre de 2025, 09:15
Desde hace años, los premios Martín Fierro a la televisión se arrastran entre polémicas, suspicacias y críticas que parecen repetirse en cada edición. Lo que debería ser la gran fiesta de la TV argentina se termina convirtiendo, edición tras edición, en un campo de batalla de egos, favoritismos y decisiones que dejan más preguntas que certezas. Y en el centro de esa escena está Luis Ventura, presidente de APTRA, que carga con el rol de vocero y escudo del sistema de votación, aunque cada vez con menos credibilidad entre colegas y figuras del medio.
En esta última tanda de nominaciones rumbo a la entrega del 29 de septiembre, las quejas no tardaron en aparecer: Georgina Barbarossa, por ejemplo, no ocultó su fastidio por lo que consideró “injusticias” en las ternas. Como ella, muchos se preguntan cuáles son los verdaderos criterios para estar —o quedar afuera— de la gran gala.
En una entrevista con Teleshow, Ventura volvió a sacar pecho de su posición, pero terminó reconociendo lo obvio: “Yo soy un voto en 103”. Lo que busca presentar como un descargo suena, para muchos, a un sincericidio: ¿cómo puede ser que el presidente de la entidad que organiza el premio más importante de la TV se escude en que su voto no pesa?
Las dudas sobre la transparencia del proceso no son nuevas. Todos los años se repite la misma escena: sospechas sobre las nominaciones, quejas de los excluidos, discusiones sobre categorías acomodadas. Ventura asegura que todo está fiscalizado “con un escribano y una comisión”, pero la confianza está claramente rota.
La resistencia de APTRA a modernizar el sistema de votación, con mecanismos más claros y auditables, alimenta todavía más la sensación de trampa. “Quieren que le sumemos un gasto más al presupuesto de cien millones de pesos que cuesta la gala”, se quejó Ventura, como si la transparencia fuese un lujo y no una obligación.
Este año, por ejemplo, APTRA decidió que en la terna periodística también entren los programas de espectáculos. La explicación de Ventura fue vaga: “El periodismo es uno solo”. Pero la movida genera suspicacias: ¿es una ampliación inclusiva o un manotazo para acomodar nombres y programas con llegada masiva?
Lo mismo sucede con las “omisiones” que se repiten. El caso de Mirtha Legrand fue el más resonante: otra vez afuera de las nominaciones. Ventura insinúa que podría recibir un reconocimiento especial durante la gala, pero suena más a parche que a un criterio serio de evaluación.