Viernes 26 de Septiembre de 2025, 09:53

Los familiares de las chicas asesinadas, en una protesta el jueves a la noche en la rotonda de La Tablada. /Foto Martín Bonetto.
La suerte de Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15) estaba echada. Las personas que responden al joven líder narco “Pequeño J” tenían todo organizado para matarlas, pero un descuido los delató y dejó al descubierto la trama de un triple crimen que se ejecutó para dejar un mensaje siniestro.Las chicas fueron invitadas el viernes por la noche a una casa en Villa Vatteone, en Florencio Varela, donde l
es dijeron que le pagarían 300 dólares a cada una por asistir a una "fiesta". Un anzuelo irresistible. Lo que ellas no sabían es que era todo mentira.Las dos jóvenes de 20 años eran primas y, según versiones que ahora sus familias no avalan, trabajadoras sexuales en Flores. Allí conocieron a Lara, quien siempre seguía los consejos de su hermana Agostina, la que figura en una foto viral en las redes sociales ostentando dólares. La invitación fue para la adolescente, pero sumó a sus amigas.
Habían arreglado que les enviarían un auto de aplicación, pero a último momento les dijeron que las pasarían a buscar por la esquina de La Quila y El Tiburón, en Ciudad Evita, La Matanza, con una camioneta Chevrolet Tracker blanca.
Para los investigadores, este es uno de los detalles que la banda pensó para no dejar pruebas de dónde llevarían a las chicas. En caso de realizar un viaje con un auto de aplicación, la dirección del destino quedaría registrada y el conductor hubiese sido una de las últimas personas en verlas.
Además, la chapa patente de la camioneta era falsa. Un dato también que se hizo con el propósito de despistar a los investigadores.
A las 21.30 del viernes 19, una cámara del Centro de Monitoreo de La Matanza captó el momento en que las chicas subieron a la camioneta de manera voluntaria. Se dirigieron por la avenida Crovara hasta General Paz.
Según el impacto de los teléfonos celulares de las mujeres, la Tracker estuvo por los barrios de Flores y Floresta. También, por Lomas de Zamora y, finalmente, Florencio Varela.
Si bien una de las antenas dio que circularon por la autopista Buenos Aires-La Plata, no se logró identificar al vehículo en las cámaras de las cabinas de peajes, explicó a Clarín un investigador.
La casa, el escenario de una masacreLa casa de la calle ubicada en el cruce de las calles Río Jáchal y Chañar, del barrio Mayol de Florencio Varela, fue el escenario del macabro crimen que comenzó a pergeñarse 24 horas antes, cuando los narcos obligaron a sus dueños a acondicionarla para el hecho.
“Es una casa usada para venta de drogas, no un búnker. La pareja que vivía allí hacía la logística para los vendedores del narcomenudeo de esta banda en la zona sur”, explicó a este medio un investigador.La banda a la que hace referencia es la que lidera el joven narco peruano “Pequeño J” o “Julito”. Su organización opera en la zona sur y oeste de la Ciudad y en algunas localidades del Conurbano.
“Los narcos les pidieron el jueves (un día antes del triple crimen) a los dueños de la casa que la necesitaban usar todo el viernes. ‘Poné la casa a disposición’, les dijeron. Hicieron un pozo de grandes dimensiones en el patio el mismo viernes. Para cuando las pasaron a buscar a las chicas, el pozo ya estaba hecho”, precisó la fuente consultada.
La camioneta Tracker fue encontrada incendiada a las pocas cuadras el sábado por la mañana. Hasta ese momento no había sido denunciada la desaparición de las chicas, por lo que no llamó la atención la aparición del vehículo.
Se cree que en la vivienda había cuatro personas, además de las chicas: la dueña y su pareja, un hombre peruano (todos detenidos), y los dos sicarios que creen que fueron a buscar a las chicas en la camioneta.
El horror, transmitido en vivoUna vez que ingresaron a la casa, los investigadores creen que las torturas que sufrieron las jóvenes, en especial Lara, se realizaron de inmediato.
Todo fue transmitido por Instagram en un grupo cerrado de no más de 45 personas, todos mandos medios de la organización narco. Ellos vieron cómo eran torturadas y asesinadas Lara, Brenda y Morena.“Esto les pasa a quienes me roban”, fue el mensaje que difundió “Pequeño J”, según declaró a la Policía uno de los detenidos. Los que enviaron el mensaje eran sicarios, no el jefe narco en persona.
“Transmitieron en vivo la tortura a los mandos medios con la intención de ganar una reputación para que sepan que el que se mete con él, que vea lo que le puede pasar”, precisó un investigador.
Las tres chicas fueron asesinadas con saña. Lara sufrió la amputación de los cinco dedos de una mano, la quemaron y cortaron una oreja y el cuello.
A Brenda le asestaron varios puntazos en el cuello y la golpearon repetidamente en la cabeza antes de rematarla con un golpe fuerte y certero que le provocó un aplastamiento macizo facial letal. Luego de su muerte, le cortaron de lado a lado el abdomen y extrajeron los intestinos.
Morena tenía golpes en la cara y luxación cervical, según determinó la autopsia.
Las tres fueron enterradas en el pozo amordazadas, atadas de pies y manos en bolsas, envueltas con frazadas, piedras, cemento y varios metros bajo tierra.
“A los perros les costó llegar con el rastro”, señalaron los detectives, parte de la investigación. “Estaba todo hecho para que no aparecieran nunca más”, agregaron.
El detalle que delató todo y la hipótesisTodos los detalles estaban bajo control, pero un descuido hizo que los investigadores llegaran hasta la vivienda, donde descubrieron el horror. “Se encargaron de tapar cada huella”, afirmaron las fuentes.
Los celulares de las chicas estaban activados y la última señal que emitió fue el de Lara, en la zona de Florencio Varela. Si bien la antena no da una dirección exacta, los detectives de la DDI de La Matanza comenzaron a caminar la zona hasta llegar a la casa.
“Fue un laburo minucioso, serio y en poco tiempo. Hubo un montón de rumores, pero no se actuó improvisadamente”, señalaron.
La principal hipótesis del triple crimen fue una venganza narco, como lo adelantó el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso.Lo que hasta el momento no se logró corroborar es que el móvil del crimen haya sido el robo de una importante suma de dinero o cocaína de alta pureza.Tampoco se descarta que una de las víctimas se “haya quedado con un vuelto” y que los crímenes tuvieran como fin “mandarle un mensaje a la propia banda”, según especuló un detective.
Una trama perversa que ahora deberá desentrañar el fiscal Adrián Arribas, de la Unidad Temática de Homicidios de La Matanza. /
Clarín
Más leídas hoy
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Más leídas en la semana
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10