Domingo 28 de Septiembre de 2025, 09:16
La sorpresa se instaló el último jueves en la zona rural de Puerto Tirol, Chaco, tras la aparición de un objeto cilíndrico de grandes dimensiones que cayó del cielo. Luego se confirmó que se trataba de chatarra espacial, la cual fue retirada este sábado del predio del ex Campo Rossi para ser trasladada a Buenos Aires, donde será analizada.
En medio de una jornada lluviosa, se montó un operativo para remover con extrema precaución la pieza, correspondiente a un tanque de combustible de un cohete espacial que transportaba hidracina, una sustancia altamente tóxica. Para minimizar cualquier riesgo, se dispuso un perímetro de seguridad y se aplicaron protocolos específicos.
Durante una hora y media,
los especialistas comprobaron nuevamente que la maniobra no implicaba peligro. Luego envolvieron el artefacto en un nylon negro, lo encintaron y lo trasladaron a la base de la Fuerza Aérea.
Los oficiales que estuvieron en contacto directo con el objeto en el momento de su hallazgo fueron sometidos a controles médicos de rutina. Ninguno presentó síntomas compatibles con exposición a sustancias peligrosas.
Desde el lugar, el director del Centro Aeroespacial de la Fuerza Aérea, Rubén Lianza, descartó riesgos de toxicidad y radiación, aunque advirtió que el recubrimiento de fibra de carbono puede resultar dañino.
"Lo que hicimos en primer lugar fue identificar el objeto. Es claramente un tanque de producto de la industria aeroespacial, que generalmente se usa para portar algún tipo de combustible para primeras o últimas etapas de maniobra en órbita. Son tanques construidos con aluminio duro y revestidos con varios hilos de material compuesto de fibras de carbono", explicó a Noticiero9.
El artefacto fue encontrada el jueves por la tarde y despertó alarma entre los vecinos."En este caso, las fibras de carbono son paradójicamente lo más peligroso porque sueltan una nube de polvo compuesta por diminutas partículas que flotan en el aire. Si se clavan en la piel, es como una espina de cactus: uno se rasca porque pica y termina incrustándolas aún más. Es bastante peligroso. O sea, no es tóxico, no hay peligro químico", agregó.
"Tomamos mediciones con sensores de lectura directa, incluido un contador Geiger. No hay riesgo radiológico. También realizamos pruebas con un sensor de hidracina, un gas muy usado para el posicionamiento de las aeronaves. Es el famoso ruidito que se escucha en las películas de ciencia ficción, que sale de las toberas para mover el vehículo en los tres ejes. No hay riesgo radiológico ni de toxicidad por hidracina", concluyó.
Buscan determinar su origen y sus características.El objeto será trasladado a Buenos Aires, donde equipos técnicos realizarán un análisis más profundo para determinar con precisión su procedencia y características.
Por sus particularidades constructivas, se presume que corresponde a un tanque de propelente utilizado en cohetería espacial.
Fabricado en fibra de carbono, el artefacto mide 1,70 metro de largo y 1,20 metro de diámetro. Presenta un orificio de 40 centímetros en uno de sus extremos y un sistema de válvulas en el otro. También exhibe una inscripción con un número de serie grabado en su superficie.
El antecedente de un meteorito
En la región norte del país no hay antecedentes de basura espacial, aunque Chaco alberga a Campo del Cielo, en el extremo oeste de la provincia, a pocos kilómetros del límite con Santiago del Estero, donde en 2016 se halló un meteorito de más de 30 toneladas.
Un grupo de aficionados a la astronomía, que realizaba excavaciones en la zona, fue protagonista de ese hallazgo histórico. La piedra pesaba 30,8 toneladas, una cifra que sorprendió incluso a los especialistas, ya que superaba a "El Chaco", considerado hasta ese momento el mayor meteorito de la provincia y de toda América.
"El Chaco" siempre había sido registrado como un meteorito de 37 toneladas, pero el 11 de septiembre de 2016, aprovechando maquinaria disponible, se lo volvió a pesar junto a la nueva roca. El resultado fue inesperado: su peso real era de 28.840 kilos, casi dos toneladas menos que el ejemplar bautizado como "Gancedo", en honor a la localidad cercana en la que permaneció enterrado durante miles de años.
El área en la que se produjo aquel hallazgo es un paraje conocido como Campo del Cielo, llamado así por la enorme cantidad de fragmentos provenientes de una lluvia meteorítica ocurrida entre 4.000 y 6.000 años atrás. Está ubicado a 350 kilómetros de Resistencia, cerca de la frontera con Santiago del Estero. /
Clarín