Donald Trump autorizó a la CIA a realizar acciones encubiertas en Venezuela para voltear a Maduro

Miércoles 15 de Octubre de 2025, 19:21

Donald Trump y Nicolás Maduro.



La administración de Donald Trump autorizó secretamente a la CIA a llevar a cabo acciones encubiertas en Venezuela, según funcionarios estadounidenses, intensificando una campaña contra Nicolás Maduro, el líder autoritario del país.

La autorización es el último paso en la creciente campaña de presión de la administración. Durante semanas, el Ejército estadounidense ha estado atacando embarcaciones frente a la costa venezolana que, según dice, transportan drogas, causando 27 muertes. Funcionarios americanos han sido claros, en privado, en que el objetivo final es sacar a Maduro del poder.

La nueva autoridad permitiría a la CIA realizar operaciones letales en Venezuela y llevar a cabo una serie de operaciones en el Caribe.

La agencia podría tomar acciones encubiertas contra el presidente o su gobierno, ya sea de forma unilateral o en conjunción con una operación militar más grande. Se desconoce si la CIA está planeando operaciones en Venezuela o si las autorizaciones son una medida de contingencia.

Sin embargo, esta novedad surge mientras el Ejército estadounidense planifica su propia posible escalada, elaborando opciones para que el presidente Trump las considere, incluidos ataques dentro de Venezuela.

La escala del despliegue militar en la región es sustancial: actualmente hay 10.000 tropas estadounidenses allí, la mayoría en bases en Puerto Rico, pero también un contingente de Marines en buques de asalto anfibio. En total, la Marina tiene ocho buques de guerra de superficie y un submarino en el Caribe.

Las nuevas autorizaciones, conocidas en la jerga de inteligencia como "hallazgo presidencial" (presidential finding), fueron descritas por múltiples funcionarios estadounidenses que hablaron bajo condición de anonimato para discutir el documento altamente clasificado.

Trump ordenó el fin de las conversaciones diplomáticas con el gobierno de Maduro este mes, al crecer su frustración con el fracaso del líder venezolano en ceder voluntariamente el poder y la continua insistencia de sus funcionarios en que no tenían participación en el tráfico de drogas.

La CIA ha tenido durante mucho tiempo autoridad para trabajar con gobiernos en América Latina en asuntos de seguridad e intercambio de inteligencia. Esto le ha permitido trabajar con funcionarios mexicanos para atacar cárteles de la droga. Sin embargo, esas autorizaciones no permiten a la agencia llevar a cabo operaciones letales directas.

La estrategia de la administración Trump sobre Venezuela, desarrollada por el secretario de Estado Marco Rubio con ayuda de John Ratcliffe, el director de la CIA, busca derrocar a Maduro.

Ratcliffe ha dicho poco sobre lo que su agencia está haciendo en Venezuela. Pero ha prometido que la CIA bajo su liderazgo se volvería más agresiva. Durante su audiencia de confirmación, Ratcliffe dijo que haría que la agencia fuera menos adversa al riesgo y más dispuesta a realizar acciones encubiertas cuando fueran ordenadas por el presidente, "yendo a lugares a los que nadie más puede ir y haciendo cosas que nadie más puede hacer".

Estados Unidos ha ofrecido 50 millones de dólares por información que conduzca al arresto y condena de Maduro por cargos de narcotráfico en EE.UU.

Rubio, quien también se desempeña como asesor de seguridad nacional de Trump, ha calificado a Maduro de ilegítimo, y la administración Trump lo describe como un "narcoterrorista".

Maduro impidió que el gobierno que fue democráticamente electo el año pasado asumiera el poder. Pero las acusaciones de la administración Trump de que se ha beneficiado del comercio de narcóticos y que su país es un importante productor de drogas para Estados Unidos han sido objeto de debate.

La administración ha afirmado en documentos legales que Maduro controla una banda criminal, el Tren de Aragua. No obstante, una evaluación de las agencias de inteligencia estadounidenses contradice esa conclusión.

Si bien la administración Trump ha ofrecido públicamente justificaciones legales relativamente escasas para su campaña, Trump le dijo al Congreso que decidió que Estados Unidos estaba en un conflicto armado con cárteles de la droga que considera organizaciones terroristas. En la notificación al Congreso a fines del mes pasado, la administración Trump dijo que los cárteles que contrabandeaban drogas eran "grupos armados no estatales" cuyas acciones "constituyen un ataque armado contra Estados Unidos".

Los hallazgos de la Casa Blanca que autorizan acciones encubiertas son secretos estrechamente guardados.
A menudo son reautorizados de una administración a otra, y su lenguaje preciso rara vez se hace público. También constituyen uno de los usos más crudos de la autoridad ejecutiva.

Miembros selectos del Congreso son informados sobre las autorizaciones, pero los legisladores no pueden hacerlas públicas, y la supervisión de posibles acciones encubiertas es difícil.

Si bien las operaciones militares estadounidenses, como los ataques contra embarcaciones que supuestamente transportan drogas desde territorio venezolano, generalmente se hacen públicas, las acciones encubiertas de la CIA suelen mantenerse en secreto. Algunas, sin embargo, como la operación de la CIA en la que los Navy SEALs mataron a Osama bin Laden en 2011, se hacen públicas rápidamente.

La agencia ha estado intensificando su trabajo en la lucha contra el narcotráfico durante años. Gina Haspel, la segunda directora de la CIA durante la primera administración de Trump, dedicó más recursos a la caza de drogas en México y América Latina. Bajo William J. Burns, el director de la administración Biden, la CIA comenzó a volar drones sobre México en busca de laboratorios de fentanilo, operaciones que Ratcliffe expandió.

El hallazgo encubierto es en cierto modo una evolución natural de esos esfuerzos antidrogas. Pero el historial de la CIA de acción encubierta en América Latina y el Caribe es, en el mejor de los casos, mixto.

En 1954, la agencia orquestó un golpe que derrocó al presidente Jacobo Árbenz de Guatemala, marcando el comienzo de décadas de inestabilidad. La invasión de Bahía de Cochinos a Cuba respaldada por la CIA en 1961 terminó en desastre, y la agencia intentó repetidamente asesinar a Fidel Castro. Ese mismo año, sin embargo, la CIA suministró armas a disidentes que asesinaron a Rafael Leónidas Trujillo Molina, el líder autoritario de la República Dominicana.

La agencia también estuvo involucrada en un golpe de 1964 en Brasil, la muerte del Che Guevara y otras maquinaciones en Bolivia, un golpe de 1973 en Chile, y la lucha de la contra contra el gobierno izquierdista sandinista de Nicaragua en la década de 1980.

Por Julian E. Barnes y Tyler Pager / Clarín