En San Juan niegan una orden de Milei para frenar el polémico radiotelescopio chino

Viernes 07 de Noviembre de 2025, 07:31

Luego de versiones que atribuían al Gobierno la decisión de desactivar el radiotelescopio CART, autoridades indicaron que no hubo directiva oficial y que el retraso responde a priori a un "error técnico" en Aduana.



El gobierno de Javier Milei continúa empecinado en mostrar "gestos" para cristalizar su alianza geopolítica-financiera con Estados Unidos. Principalmente en lo que refiere a las "líneas rojas" de la relación bilateral con China en el marco de la competencia estratégica entre las dos potencias. Un asunto que abarca varias áreas críticas, incluida la espacial, un asunto que formó parte del encuentro que mantuvieron en la Casa Blanca a mediados de octubre.

Este lineamiento puso bajo la lupa al proyecto espacial sino-argentino en la provincia de San Juan, que volvió a abrir un frente de tensión entre el gobierno nacional, la comunidad científica y la provincia. Ocurrió luego de las versiones que hablaban de una decisión política para "desactivar" la terminación del radiotelescopio CART—Complejo Argentino-Chino de Radioastronomía—, un proyecto científico llevado a cabo por la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), el Conicet y la Academia China de Ciencias que quedó como rehén de una disputa geopolítica.

En medio de acusaciones cruzadas, desde la UNSJ negaron que haya existido una orden del Ejecutivo nacional para paralizar una obra que, estando al 65% de completada, tenía prevista su finalización para mediados de 2026. En cambio, en principio apuntaron a un "problema técnico en la Aduana" como motivo de la demora a la espera de alguna notificación oficial del gobierno de Milei que indique lo contrario.

Según explicó  el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Jorge Castro, los equipos permanecen retenidos desde principios de septiembre y, si bien las trabas despiertan suspicacias, por ahora no hay una orden política manifiesta para frenar el proyecto. "No hubo ninguna directiva superior que les ordenara frenar la carga", detalló.

Según Castro, el inconveniente surgió porque en el envío —procedente de China— se incluyeron objetos no declarados, como cepillos de dientes, platos y zapatillas pertenecientes a los técnicos que iban a trabajar en el montaje. "Técnicamente, eso es una falta, aunque sea mínima. Puede implicar una multa o una contravención. Lo entendemos, lo admitimos y pedimos que sean lo más expeditivos posible", señaló.

El decano reconoció que, mientras se resolvía esa cuestión, en Aduana deslizaron dudas sobre la vigencia del convenio bilateral sobre el uso de la antena, cuya renovación se cayó en junio a falta de la firma de una de las tres patas del proyecto: el Conicet. "Les explicamos que lo que venció es el acuerdo de uso, pero que otros convenios seguían vigentes. De hecho, para evitar cualquier problema, firmamos uno nuevo con el Observatorio chino, justamente para facilitar el ingreso de las partes y la llegada de los técnicos", aclaró.

"Empíricamente, el proyecto CART está frenado hasta que entren esas partes. Pero mezclar esto con el radar de Neuquén es un error", concluyó el decano de la UNJS, consciente del revuelo mediático en torno al tema.

El cruce geopolítico por el proyecto CART

Aprovechando los despejados cielos sanjuaninos, los mismos que en el siglo pasado fueron aprovechados por entidades académicas estadounidenses como la Universidad de Yale, la "antena gigante" destinada a estudiar los cielos comenzó a construirse en 2016 a doce kilómetros del pueblo El Barreal Blanco, en el corazón de la cordillera sanjuanina de la región de Calingasta.

Avalada por el gobierno de Mauricio Macri, la construcción del megaproyecto científico espacial fue aprobado por Cancillería y el Ministerio de Defensa, descartando que representara un riesgo para la seguridad nacional, y además derivó en un derrame positivo en otras áreas, como el turismo. El esquema fue claro, según cifras a las que accedió este medio: China aportaba la tecnología —unos 20 millones de dólares, según datos oficiales—, San Juan ofrecía la infraestructura —caminos, energía, red de datos y agua, una inversión estimada en 15 millones de dólares—, y el Conicet contribuía con el conocimiento científico.

El problema surgió cuando a mediados de septiembre autoridades académicas denunciaron no solo la falta de renovación del convenio de uso del radiotelescopio en función de los inversores—que prevía un 60% para China, un 20% para San Juan y un 20% para la comunidad internacional, según averiguó PERFIL— sino también trabas en la importación de partes esenciales para continuar el proyecto que se encuentra en fase final.

Además, la presencia de un avión estadounidense previo al desembarco del enviado de Trump, Peter Lamelas, volvieron a poner el foco en la dimensión geopolítica del proyecto espacial. En ese momento, la embajada de Estados Unidos en Argentina reconoció a PERFIL que el avión "realizaba una inspección rutinaria, programada y autorizada, de una zona de aterrizaje utilizada para visitas oficiales".

Sin embargo, su presencia incomodó a los vecinos y autoridades académicas del proyecto que cuenta con el aval del estado nacional por su carácter científico y financiamiento público, según una opinión consultiva del Ministerio de Defensa de 2016. A este clima aportó la Resolución 151/2025, firmada el 17 de octubre por el ahora exjefe de Gabinete, Guillermo Francos, que estableció que "toda instalación de radares, observatorios o sistemas aeroespaciales deberá contar con la autorización previa del Ministerio de Defensa".

En medio de la incertidumbre por la presión del Gobierno nacional sobre el proyecto espacial, la sombra cayó sobre el gobernador de San Juan, Marcelo Orrego. A fines de septiembre, afirmó que se trata de un convenio firmado durante el gobierno de Macri, con participación de Cancillería, la UNSJ y el gobierno chino, y que hasta el momento no recibió ninguna comunicación oficial desde la Casa Rosada.

"Lo que tengo que ser es prudente", dijo, al tiempo que advirtió que el tema "involucra a dos potencias mundiales" y que "no sería bueno interferir en cuestiones de Cancillería". "En San Juan tenemos unos de los cielos más limpios del mundo y ese radiotelescopio, el más grande del Cono Sur, está en una situación delicada", añadió el mandatario provincial, sin dar más detalle sobre si trataría el tema con el Ejecutivo nacional.

Se consultó al entorno del gobernador sobre el tema pero al cierre de esta nota no recibió respuesta.

El silencio de China

Ante la falta de un comunicado oficial que selle los rumores sobre CART, China mantuvo la misma postura que el ejecutivo de San Juan: prudencia. Desde la sede diplomática en Buenos Aires, continúan optando por "no hacer comentarios" al respecto sino en función de los canales oficiales. Incluso a pesar de las denuncias sobre las trabas a las importaciones de piezas claves y otras que están demoradas en el puerto de Shanghái a la espera del visto bueno argentino.

La última vez que la embajada china puso el grito en el cielo fue en respuesta a las "provocadoras" declaraciones del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, sobre la "injerencia china" en el país en el marco de la negociaciones por el rescate financiero de Trump al gobierno de Milei. "Es una mentalidad arraigada de la Guerra Fría (...) Parece ignorar que la cooperación siempre se ajusta a las necesidades e intereses estratégicos de ambas partes", sostuvo la embajada a cargo de Wang Wei en su momento.

Mientras tanto, el radiotelescopio que promete ser el más grande de América del sur sigue anclado en la cordillera sanjuanina: imponente, pero inmóvil, a la espera de que el conflicto burocrático y geopolítico se destrabe antes de que la estructura —que lleva casi una década en construcción— se deteriore definitivamente.  /Perfil