Lunes 13 de Abril de 2015, 15:56

En diciembre de 2014, Marcela Tauro visitó junto a su hijo Juan Cruz al papa Francisco. “Se nota que a ese hombre le bajó el Espíritu Santo”.
Estoy rota. Entreno todos los días para el Bailando y me duele todo... Además, empecé con trucos. Ayer no lo pude hacer: era el truco o me fracturaba, jaja. Hoy no puedo ni mover los brazos. Pero me río mucho. El otro día me hice la canchera... Mientras ensayábamos, le dije a Pier que iba a subir las piernas y le pegué en los h...,”, cuenta entre risas la periodista Marcela Tauro (Intrusos, C5N, Radio 10), que ya siente los rigores de la danza. El 27 de abril –se estima– comenzará ShowMatch y ella será parte del concurso más célebre junto al bailarín Pier Fritzsche y la coach Cecilia Estévez.
Además, este año parió un libro desde sus entrañas –La espiritualidad y los famosos (Planeta)–, donde cuenta cómo vivió el momento más dramático de su vida. En 2006 le diagnosticaron síndrome de Hellp, una enfermedad que atacó sus riñones y provocó el nacimiento prematuro de su hijo Juan Cruz (hoy 8).
–¿Por qué lo escribiste?
–Más que por el lado de la espiritualidad, cuando nació Juan Cruz pensé en la idea de contar cómo fue nuestra vida en Neonatología, lo que me hablaban otras madres. Y luego pasó que durante un largo tiempo tuve que hacerle muchos exámenes al nene, por ser prematuro. (Marcelo) Polino, que escribió el prólogo, me decía que me apurara, porque iba a crecer rápido... En el medio conté que iba a ver al padre Ignacio; entonces, uní las dos cosas.
–El punto de partida fue el nacimiento.–Sí, y no sólo del libro, sino de un cambio en mí. Yo soy curiosa y averiguo todo lo que sea sobre el espíritu, los sanadores. Después agregué la espiritualidad de los famosos: cuento cosas sobre Fantino, Feinmann, Fátima Florez, Evelyn y Doman...
–¿Cómo supiste que corrían riesgo la vida tuya y la de Juan Cruz?–Yo pensaba que era joven y tenía la vida por delante. Mi reikista Juan Costa, al que iba una vez por semana, me dijo al tocarme el vientre que sentía un “latidito”, que fuera al médico. Era diciembre de 2005 y me empecé a sentir mal, pero de morirme. Me hicieron estudios y el 2 de enero me enteré de que estaba embarazada. Juan también me dijo que iba a tener un varón. Fue mágico. La gente me traía a la radio estampitas, imágenes de vírgenes y santos...
–Luego, el embarazo se complicó.–Me diagnosticaron síndrome de Hellp, y el nene nació antes, el 13 de julio, por cesárea. El día anterior al parto sentí la mano de mi papá, Luis, que había fallecido en 1995. Pero no tuve temor, y eso que soy miedosa. No entendí, y luego lo volví a ver en terapia intensiva. Mi padre me protegió y me dio paz, porque estuve al borde de la muerte. Con el tiempo entendí que vino a cuidarme, a decirme que iba a estar todo bien.
–Juan Cruz nació y vos estabas en terapia intensiva, sin verlo.–Fue un momento difícil. No lo vi durante cinco días. Yo estaba en terapia, y él en una incubadora. Me pasó algo mágico. Cuando estaban reunidos el doctor Nicolás Neuspiller (quien me detectó el síndrome), los médicos con mis familiares –mi ex y papá de Juan Cruz, José María; mi mamá, Carmen, y mi hermana Patricia–, evaluando el tema del trasplante de riñón –porque no me funcionaban–, entró un médico suplente, Ponce, sin que nadie lo viera pasar. Me tocó y se fue. Se va y le dicen: “¡Qué susto nos diste! ¡Ni te vimos entrar!”. Nunca más lo vi. Fue muy loco. Porque de inmediato me empezaron a funcionar los riñones. Fueron dos o tres días más en terapia. Y un domingo a la madrugada salí en silla de ruedas y lo fui a ver a Juan Cruz.
–¿Qué te mantuvo esos cinco días?–Fue horrible. Estaba muy dopada y me la pasaba llorando. Me traían fotos de mi hijo y me quería desconectar todos los cables... Y el nene tampoco estaba bien. Comenzó a mejorar cuando lo pude ver. Me lo puse en el pecho y evolucionó.
–¿Siempre tuviste inquietudes espirituales?–Vengo de familia católica; fui a grupos parroquiales. En Flores estaba el párroco Alois Bachmann, primo de Susana Giménez. Fijate cómo todo se conecta.
–¿Por qué empezaste con las sanaciones?–Por búsquedas espirituales. En el reiki, a Juan Costa lo conocí a través de Beto Casella. Hace 15 años que voy. Me ayudó mucho en el embarazo y el parto. Un día vino una señora, me contó lo que eran las sanaciones y empecé a probar con Claudia de Brasi. Ella te da una pulsera violeta o roja. Jorge (Rial) también fue. Pero no hago todo junto. Tengo épocas. Por ejemplo, cuando tuve mononucleosis estuve muy débil; no iba a trabajar. Me hablaron de un sanador en Wilde, un laico que se llama Hernán. Fui, me hizo rezar, me impuso las manos y me sacó el cansancio. Ya hace un año de esto. Supuestamente, este hombre me puso el manto de la Virgen. Yo no creía, pero el propio papa Francisco me lo confirmó cuando lo vi. Hernán también me dijo otras cosas, que con el tiempo se cumplieron, como la separación de Jorge y Luis Ventura.
–¿Cómo fue esa visita al Papa?–Lo vi en diciembre del año pasado, para Navidad. Algo maravilloso. Se nota que a Francisco le bajó el Espíritu Santo. Fue algo rápido, pero enseguida fue al nene y lo bendijo, y después a mí. Y ahí me dijo que el manto de la Virgen me protegía. Me hubiera encantado preguntarle algo más, pero en esos encuentros no hay tiempo.
Por Hugo Martin
Fuente: http://www.gente.com.ar/personajes/escribio-un-libro-conmovedor-marcela-tauro-el-papa-me-dijo-que-el-manto-de-la-virgen-me-protege/18572
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