OVNIS paralizaron un enorme petrolero en el mar argentino

Domingo 23 de Septiembre de 2018, 18:15





El mar argentino esconde en sus aguas, desde tiempos de la conquista, una serie de misterios, historias y situaciones que poca explicación tiene, y que hasta la actualidad deambulan por la cornisa entre lo irreal y lo real. Se han mencionado relatos de corsarios, reconocidos marinos de otros tiempos o batalles navales a gran escala, muchas verdaderas y otras incomprobables.

Sin embargo hay un tema en particular que desvela a los científicos e investigadores del campo de la ufolofía: es que son varios los testimonios que ratifican que, en esa extensa costa de 4725 kilómetros lineales, que va desde el límite exterior sur del Río de La Plata hasta el punto más austral de Tierra del Fuego, incluyendo las aguas del Mar Argentino, las presencias de OVNIs han sido mucho más frecuentes de lo que se piensa. En ese contexto, una de estas historias tuvo su epicentro en el Golfo San Jorge hace algo más de cuatro décadas atrás, cuando la presunta presencia alienígena sacudió la tranquilidad de un barco petrolero livianero que circulaba por aguas juridiccionales. Y para conocer más detalles de aquel inesperado episodio, uno de los testigos del hecho se animó a hablar con Crónica Fenómenos Paranormales sobre aquella noche en la que “todo se detuvo” y el miedo invadió la totalidad de los marinos del navío.




Rumbo al sur

Tras comunicarse telefónicamente, Ricardo Páez Canto, visitó poco después la redacción de Crónica para relatar un hecho increíble, muy fuerte. Tercer oficial por aquel entonces, el marino mercante comenzó diciendo que “en la década del ´70 fui destinado al barco petrolero livianero Florentino Ameghino y salió un viaje con destino a la ciudad de Ushuaia en la que se transportaría JP1, que es una nafta de avión que se usa en los turbos de los jets, además de cargar también nafta súper y gasoil. Salimos desde el puerto de La Plata a mediados de noviembre de 1975 y el viaje se desarrolló siempre con mucha tranquilidad. A la altura de la latitud 46° y longitud 66°, justo a la altura de la boca del Golfo San Jorge, se recibió una orden de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) para entrar a la ciudad de Comodoro Rivadavia, es decir a unas 12 horas de navegación de dónde estábamos nosotros en el mar”.



Páez Canto relata con particular precisión. “Hasta ese momento la tripulación, que estaba compuesta por unas 25 personas, entre oficiales y marinos, se encontraba distendida, ya que generalmente los días viernes, sábados y domingos por la noche solía haber jornadas de truco, y esto hacía que el tradicional juego de naipes fuera el pasatiempo principal para aquellos que pasan mucho tiempo en el mar y lejos de sus familiares”.


“Black out”

Como si estuviera viendo un filme, el marino continúa: “Cerca de las 22.30 de aquella noche de noviembre todo cambió para la tripulación del Ameghino. Llevábamos cuatro horas de viaje hacia Comodoro Rivadavia, cuando el chico que estaba conmigo decidió a ver los partidos de truco y entonces quedé como responsable de cambiar los filtros de las máquinas principales. Estaba leyendo unas revistas cuando sentí algo y comenzaron a disminuir las luces del motor principal, que eran 8 o 10 pistones de motor Sulser. Me levanté y ví que los tableros estaban caídos, la luz era de una velita en los dos generadores y se frenaron por paranormal que uno estaba ablandándose. Entonces la máquina se paró”.

El ex maquinista prosiguió su relato con suma concentración. “Fui a la sala de calderas donde encontré un marino y le consulté sobre si había puesto alguna carga y me dijo que no sabía lo que había pasado. Cuando volví a mi anterior lugar, ví que llegaba uno de los auxiliares de máquinas con los pelos parados. Le pregunté que pasó y me dijo que tenía que ver algo increíble, ya que había estado por el lado de afuera del costado del barco cuando pasó todo aquello. Se asustó cuando se apagaron las luces, lo cual eso se llama ´black out´ en la jerga marítima, y lo seguí porque no entendía lo que me decía”.


La revelación


El relato de Ricardo Páez Canto se tornó cada vez más interesante, porque a la vez el hombre revive el caso con pasión. Y cuenta: “Íbamos por la banda de estribor (a la derecha, mirando a proa), que daba al oeste y en el horizonte, como a unas 20 millas (40 kilómetros) vimos en el mar la entrada de tres soles alejados, que estaban yendo de un lado a otro. El pibe me dijo que eran tres platos voladores y en ese momento no le creí (y su mirada parece perderse en esa memoria prodigiosa para sus 70 años). Volví a la sala de máquinas y me sonó el teléfono para tener una reunión urgente en el salón de oficiales. A todo esto, el barco siguió navegando por inercia y no se hundió porque era un petrolero, que poseen aletas de roleo y flotan, aún cargados. Además había un buen tiempo y el mar estaba bastante claro y tranquilo. Algunos hablaron del campo magnético de esos fenómenos, pero el mismo generalmente produce mucha temperatura y nosotros con todo el combustible que llevábamos podríamos haber volado por los aires y no quedaba nadie, con lo cual no sabemos si fue eso lo que produjo el corte general de energía y los motores”.


A la deriva


Páez Canto prosiguió así su relato. “Después de casi dos horas de estar en la nada misma, todo volvió a la “normalidad: “Abrimos el aire, empezamos a cargar todo, alimentamos el tablero y después de estar parados por un largo rato, proseguimos viaje a Comodoro. Llegamos a la ciudad al mediodía y no sabíamos si declarar esto que nos había sucedido o no, porque podrían suscitarse problemas. Callamos. Cargamos combustible y continuamos hacia Ushuaia, donde no pasó más nada y llegamos bien. Nunca me había pasado algo así y nadie de la tripulación se atrevió a contarlo por cierto temor”, finalizó diciendo este ex maquinista del petrolero Florentino Ameghino, quien 40 años después se animó a contar un encuentro cercano con OVNIs, sucedido aquella noche de noviembre de 1975, en aguas que bañan el Golfo San Jorge.


Páez Canto tiene su propia versión sobre el ARA San Juan


A poco menos de un año de la desaparición del submarino ARA San Juan con 44 tripulantes en aguas del Atlántico sur, muchas son las incógnitas, preguntas y malestar en torno a lo que ocurrió con este navío.



Páez Canto se animó a dar una apreciación muy personal al respecto, al explicar detenidamente qué pudo haber pasado con el desaparecido navío. “Hay varios puntos a tener en cuenta, por un lado la cuestión geográfica: 66 y 46º esto es en el Golfo, el lugar que a nosotros nos desviaron, estimo según las últimas comunicaciones que hubieron. Segundo, la proximidad del cruce de OVNIs detectados por los sensores que elevan información del mar territorial argentino a Austria, violando muchas leyes nacionales y derechos argentinos. Tenemos que saber en qué tiempo las pusieron y porqué, dado que ellos han observado muchos ingresos. Y tercero, la posibilidad de la desaparición por campo magnético generado por esas extrañas naves. El campo magnético tiene la capacidad de hacer desaparecer objetos, gente, ciudades, barcos, aviones, esto está comprobado como el experimento realizado por las fuerzas estadounidenses, llamado Operación Filadelfia, cuando hicieron desaparecer un barco frente a las costas de esa ciudad, utilizando enormes generadores”. Obviamente, esa es la opinión del marino ya retirado. ¿Y si sucedió eso...?


Se sacó una espina


La pasión de Ricardo Páez Canto por comentar lo sucedido hace más de 40 años fue tan grande, que decidió acercarse en persona desde la provincia de San Juan hasta la redacción de Crónica, donde fue recibido y escuchado para contar en primera persona el avistaje de ovnis ocurrido aquella noche de noviembre, evento que lo convirtió en un crédulo de la ufología.




Un relato, pero en tercera persona


El incidente vivido en 1975 en el Golfo San Jorge no fue el único que comentó Ricardo Páez Canto acerca de la presencia de “naves voladoras” en aguas argentinas, ya que recordó otro hecho que tuvo lugar a la altura de Mar del Plata, con tintes parecidos, pero que le contó otro marino.

El ex marino contó que “cuando ocurrió el caso del apagón del Ameghino en el Golfo San Jorge, otro de los marinos que vivió aquel hecho me relató otro episodio que había vivido él mismo frente a las costas marplatenses, aunque no recuerdo bien las fechas. Ellos estaban transportando unos barcos pesqueros procedentes de Alemania con destino al puerto de Necochea, y a 40 millas adentro de Mar del Plata, cinco OVNIs pasaron por encima de los pesqueros a toda velocidad, los desenergizaron completamente y quedaron sin nada, a la deriva. Recién al amanecer pudieron juntar aire para calentar los motores para que funcionara el generador de emergencia y seguir viaje”.

Páez Canto agregó que, según el relato de aquel colega, “cuando llegaron al puerto de Necochea fueron a hacer una exposición y las autoridades marítimas los sacaron volando, porque nadie les creyó el relato y les dijeron que iban a ir presos si hablaban de eso. Algo que por supuesto nunca ocurrió”, por lo que se deja traslucir que recién ahora este tema sale a la luz.



Fuente: https://www.cronica.com.ar/suplementos/Tres-OVNIS-paralizaron-un-enorme-petrolero-20180923-0013.html