El creador se destacó por su
“arte de la chatarra”, a partir de la cual recuperaba piezas en desuso de los ferrocarriles para convertirlas en esculturas de diferentes tamaños. Gracias a esta técnica, fue contactado por la SNCF (Ferrocarriles de Francia), quienes le realizaron encargos que le permitieron hacerse un nombre en París desde su atelier en un hangar desafectado en el 18eme Arrondisment.
Carlos Regazzoni pintando (del film "El Hábitat del Gato Viejo", de 1991).
Verborrágico, profundo, inconformista, Regazzoni era una rara avis en el mercado del arte, ya que su búsqueda nunca fue comercial, sino que buscaba liberar su propia creatividad como motor de vida
Declaradas de interés popular a nivel nacional, sus obras lo hicieron participar de la muestra por los 100 años de la historia aeronáutica francesa en Champs Elyssés,entre otras. Su última gran exposición pública fue en el Paseo de las Esculturas de Buenos Aires, donde rindió un homenaje al trabajo de la aeroposta francesa, que fueron pioneros en el correo aéreo en el continente americano.
Muestra de Carlos Regazzoni en el Paseo de las Esculturas.
En el 2015 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires; recibió el Gran Premio del 28º Festival de Pintura de Cannes-sur-Mer, en Francia y sus obras se exhiben en museos, tanto en Buenos Aires como en París. Madonna y Diego Maradona son algunos de los famosos que adquirieron sus obras.
En su regreso al país tras la experiencia francesa, Regazzoni instaló su taller frente al barrio popular 31, en Retiro junto a un restaurante, El Gato Viejo, que donde además de cocinar atendía al público./
Infobae