“Un monstruo” : la dolorosa carta abierta de la exesposa de Daniel Lucci

Viernes 08 de Marzo de 2024, 22:41

Eliana Almirón escribió una dura misiva donde resaltó el calvario que vivió mientras mantuvo una relación con uno de los jerarcas del citrus tucumano.



En las últimas horas, en la víspera de un nuevo 8M, se conoció la carta abierta de Eliana Almirón, expareja de Daniel Lucci, poderoso empresario citrícola de la provincia, en la que contó su sufrimiento durante el tiempo que duró su relación.

En el emotivo testimonio, la mujer, que contrajo matrimonio con Lucci durante la pandemia de coronavirus, allá por el año 2020, describió el angustiante proceso que atravesó para reconocerse como víctima de violencia de género y poder denunciar a su marido.

“Cuando comencé mi relación afectiva con Daniel Lucci en el año 2016 y me enamoré de un hombre tan caballero y afectuoso, jamás me imaginé que podría esconderse bajo esas formas un monstruo que luego ejercería contra mí diversas formas de violencia emocional, psicológica y física. Mucho menos la violencia sexual”, contó en uno de los tramos de la carta que fue publicada por el sitio Enterate.

En agosto de 2023, Almiron denunció a su pareja por múltiples hechos de violencia que van desde lo verbal, cruzan lo psicológico hasta llegar a lo físico, razón por la cual la jueza de familia, Valeria Brand, dispuso cautelarmente una prohibición de acercamiento. El agresor no puede ni debe acercarse al barrio privado donde vivía con su esposa.

Además, la fuerte denuncia incluyó delitos contra la integridad sexual y violencia doméstica por lo que Almirón habría iniciado los trámites para poder divorciarse.

En ese sentido, la mujer también hizo un llamado a la justicia en su carta, para que actúe con celeridad en casos de violencia de género, citando el reciente femicidio de María Emilia Cardozo como un trágico ejemplo de la violencia que enfrentan las mujeres. En un día que debería ser de celebración, Almirón reafirma el lema "¡Vivas nos queremos!" como un recordatorio de la lucha constante por la justicia y la igualdad de género.

Daniel Lucci es uno de los herederos del imperio agroindustrial creado por su padre Vicente Lucci. Además de Citrusvil, que es la empresa estandarte del grupo, los Lucci tiene otras importantes compañías, como Viluco, Engordar, El Pucará y Nueces de Catamarca. Se dedican a la citricultura y sus derivados, la producción de nogal, ganadería, cultivos de caña de azúcar, cereales, legumbres y forrajes, entre otros productos agrícolas. También han incursionado en los biocombustibles, la construcción, el desarrollo de countries y los negocios inmobiliarios. /eltucumano

A continuación la carta completa de Eliana Almirón

En este Día Internacional de la Mujer no quiero dejar de agradecer a cada una de las personas, pero por sobre todo a cada una de las Mujeres, que me ayudaron y me apoyaron incondicionalmente para poder empezar a salir del infierno que viví durante mi matrimonio con Daniel Lucci, de quien me divorcié formalmente el 1 de febrero pasado, después de haber padecido una tormentosa relación en la cual he sido víctima de todas las formas en que una Mujer puede sufrir la violencia de género.

Y digo esto con un profundo dolor, porque llegar a asumirse y reconocerse como víctima de violencia de género, no es solo un largo proceso, complejo, doloroso y angustiante; sino que también es un lugar muy incómodo de ocupar: en parte, quizás, porque nunca pensamos que nos podía tocar, pero también porque cuesta pararse desde ahí ante la sociedad. Y sobre todo porque en ese proceso, por más fortaleza propia, o por más apoyo y contención que tengamos, debemos coparticipar ese dolor con nuestras familias y afectos más próximos.

Cuando comencé mi relación afectiva con Daniel Lucci en el año 2016 y me enamoré de  hombre tan caballero y afectuoso, jamás me imaginé que podría esconderse bajo esas formas un monstruo que luego ejercería contra mí diversas formas de violencia emocional, psicológica y física. Mucho menos la violencia sexual.

Sí debo admitir, que había sido advertida sobre un antecedente de violencia de género contra su ex esposa. Y debo reconocer también que desestimé esa advertencia, no sólo porque la justicia no lo declaró culpable anteriormente, sino porque cometí un error que muchas de las Mujeres criadas en una sociedad hiper machista cometemos: dudar del testimonio de otra Mujer que denuncia a su victimario.

Uno de los pasos que más me costó dar fue, finalmente, hacer las denuncias correspondientes en la justicia. Porque el monstruo que me violentó de todas las formas habidas y por haber, es además un poderoso empresario que cree que con su dinero puede comprar todo, hasta la justicia.

Gracias a Dios, al transitar este traumático proceso judicial, pese a haberme encontrado por momentos con una justicia temerosa, he tenido la suerte de encontrar mujeres comprometidas y valientes que accionaron a tiempo para dictar medidas de protección y resguardo, las que creo que fueron fundamentales para preservarme y seguir viva, pese a las reiteradas amenazas de muerte de Daniel Lucci hacia mi persona.

Lamentablemente en este camino he visto cómo otras Mujeres, con denuncias similares a las mías han sido víctima de femicidios pese a haber conseguido, previamente, idénticas medidas de restricción de acercamiento, como las que conseguí para mantener alejado a mi agresor.

Como si una tobillera pudiera frenar la determinación del potencial femicida que nos juró la muerte, y que cuando puede, de la manera que sea se las ingenia para recordarnos que todavía está decidido a cumplir su promesa.

Por eso, días atrás, el injusto asesinato de María Emilia Cardozo (que recibió 8 disparos de su ex pareja), me obliga hoy a pedirle públicamente celeridad a la justicia. Porque sé que, como yo, hay miles de Mujeres que vivimos con el pánico a terminar como ella: siendo asesinadas por monstruos como su femicida que prefirió suicidarse antes que enfrentar luego a la justicia.

En lo personal, me toca enfrentar y padecer a un poderoso monstruo que se siente impune y por arriba de la justicia. Por eso, hoy 8 de Marzo, una vez más digo y repito ¡Vivas nos queremos!