Martes 05 de Agosto de 2025, 05:51
Dos décadas después de uno de los asesinatos más resonantes de la historia judicial tucumana, el ex policía Alejandro Darío Pérez, principal acusado por el crimen del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz, volvió a sentarse frente a un tribunal. Tras permanecer prófugo durante casi 10 años, fue capturado en julio, y esta mañana, un nuevo tribunal escuchará los alegatos para determinar si finalmente se le dicta prisión perpetua.El homicidio del magistrado, ocurrido el 26 de noviembre de 2004 en su domicilio de avenida Aconquija al 2.900, estremeció a la provincia. El juez fue asesinado de 10 disparos, en lo que la investigación describió como un crimen motivado por un conflicto pasional, según determinó el fallecido fiscal
Guillermo Herrera. En la causa fueron señalados Pérez y la ex policía
Ema Gómez, quien mantenía una relación con Aráoz y, al mismo tiempo, era amante de Pérez, ya separado de la fuerza por sospechas de actos delictivos.
En 2011, siete años después del asesinato, un tribunal condenó a Gómez a 15 años de prisión y a Pérez a 18, ambos por homicidio simple. Sin embargo, la Corte Suprema provincial anuló ese fallo en diciembre de 2013, y ordenó que un nuevo tribunal los juzgara por homicidio agravado por ensañamiento, lo que elevaría la pena a prisión perpetua.
Fue entonces cuando Pérez desapareció. Mientras Gómez escuchaba su nueva condena en octubre de 2015, él ya estaba fuera del radar judicial. Durante años, la justicia manejó hipótesis que lo ubicaban en Bolivia o Paraguay, vinculado al narcotráfico, y brindando presuntos servicios de seguridad a empresarios extranjeros. Las pistas siempre apuntaban al mismo perfil: el de un hombre peligroso, sin escrúpulos, y con conexiones en el mundo del crimen organizado.
Pero el 1 de julio pasado, esa huida terminó. Gracias a una pista clave obtenida por el fiscal
Gerardo Salas, y una investigación que incluyó seguimiento a su familia y análisis de dispositivos electrónicos, el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF), junto a personal de la División Homicidios, logró dar con su paradero en una vivienda del barrio Pilar de Lules. Pérez intentó escapar saltando por los techos, pero fue reducido y enviado al penal de Villa Urquiza.
Este maetes, el tribunal integrado por los jueces
María Fernanda Bahler,
Wendy Kassar y
Antonio Gutiérrez, escuchará a todas las partes antes de fijar la condena. La defensa de Pérez, anticipó que pedirá la prescripción de la causa, bajo el argumento de que se superó el plazo legal para condenarlo. Sin embargo, tanto la fiscalía como el querellante,
Javier Lobo Aragón, rechazan ese planteo de forma tajante.
“Legalmente no tiene razón la defensa. Además, después de tantos años de sufrimiento y angustia, la Justicia no puede permitir que la familia del magistrado sufra semejante golpe. Este fue uno de los crímenes más importantes de los últimos años y no puede quedar impune”, sostuvo Lobo Aragón.
La audiencia promete ser decisiva. Aunque la Corte ya encontró a Pérez culpable, resta que se fije su pena de manera formal. Si el tribunal rechaza la prescripción, el ex policía enfrentará finalmente la condena que elude desde hace más de una década: la prisión perpetua por el crimen de Héctor Aráoz, un caso que, a pesar del paso del tiempo, sigue latiendo en la memoria judicial de Tucumán.