Jueves 21 de Agosto de 2025, 07:08

La marca combina yerba mate premium e ingredientes orgánicos en una bebida lista para tomar, ideal para consumidores globales y urbanos.
Mathienzo, la marca que se hizo conocida por un mate de silicona y luego se consolidó en el mercado premium de yerba mate, vuelve a sorprender. Su fundador, Nicolás Tiferes, presenta Mathienzo Tonic, una gaseosa tónica natural, sin alcohol y lista para tomar, elaborada a base de yerba mate e ingredientes orgánicos.
El lanzamiento es parte de lo que él llama "fase dos" de su emprendimiento: un plan para llevar la hoja de yerba fuera de la bombilla y conquistar nuevos formatos y consumidores.
"Quiero potenciar el consumo de la yerba mate dentro y fuera de la bombilla, con valor agregado", resume Tiferes.
Lo dice desde la experiencia de un emprendedor que no le teme a cambiar de rumbo, incluso cuando eso implica empezar de cero.
De un mate de silicona al mundo de la yerba
En 2012, Tiferes - diseñador industrial - todavía trabajaba en La Martina, la marca de ropa ligada al polo fundada por su tío, Lando Simonetti.
Al mismo tiempo, junto a una socia, desarrollaba un producto distinto a todo lo que había en el mercado: un mate de silicona, práctico, colorido y pensado para un consumidor urbano que no quería lidiar con el proceso de curado o el moho de un mate de calabaza.
El producto comenzó a venderse bien, pero Tiferes todavía tenía un pie en la oficina de La Martina. Hasta que un día, mientras lo llevaba en auto, su tío le dijo:
—Vos sos muy parecido a mí. Sos como un gato: caés siempre parado donde sea. Pero no podés tener foco en dos cosas a la vez.
Unos minutos después, remató:
—A partir del mes que viene no venís más a La Martina.
Tiferes se quedó entre sorprendido y ofendido. "Era salir del estado de confort de diez años de sueldo, aguinaldo, gente que me decía qué hacer. Me gustaba ese ambiente, pero él vio algo que yo no: que necesitaba poner todo el foco en mi proyecto", recuerda. Lo que en ese momento sintió como un despido, con el tiempo lo entendió como un empujón de mentor.
El mate de silicona fue un éxito, vendió entre 400.000 y 500.000 unidades en pocos años, con clientes corporativos que compraban de a miles para regalar. Pero su durabilidad jugó en contra: "Era un producto eterno que no necesitabas volver a comprar. Llegó un momento en que hasta mis amigos me decían que ya tenían uno de cada color", cuenta.
En 2015, Tiferes percibió que había llegado el techo y decidió entrar en el negocio de la yerba mate, un mercado que empezaba a percibirse "cool". No conocía a nadie del sector y recibió más negativas que aperturas, hasta que SANESA S.A. (Sociedad Argentina para Nuevos Emprendimientos), una de las productoras de Misiones, le abrió las puertas. Allí definió su diferencial: yerba de alta calidad, dos años de estacionamiento natural y un posicionamiento premium, apuntado a un nicho pequeño pero fiel. "Prefería un mercado chico para resultar invisible a las grandes marcas. Así podía crecer sin que me intentaran sacar de juego", explica.
Manteniendo la marca Mathienzo, la estrategia inicial fue no vender en Argentina, sino exportar. El primer cliente apareció en Estados Unidos, con un pedido de 40.000 etiquetas y 10.000 paquetes listos. Todo parecía encaminado… hasta que el comprador desapareció.
Con pallets acumulados y un packaging bilingüe, Nicolás tuvo que improvisar. Salió a vender por Buenos Aires, recorriendo eventos de polo y dietéticas, dejando muestras gratis, descuentos y ventas a consignación. El cartel "¿Probaste ya el mate de exportación?" ayudó a posicionar la marca en locales que hasta entonces le cerraban la puerta. La marca actualmente se comercializa a través de su propia tienda online, tiendas gourmet y exclusivos bares, restaurantes y hoteles.
En paralelo, lanzó las Experiencias de mate para turistas, primero a través de Airbnb y luego en un espacio que Simonetti le cedió en el local de La Martina de Recoleta. "Fueron mi escuela en la industria y una fuente de ingresos cuando más lo necesitaba", dice.
El formato atrajo visitantes, pero también abrió mercados: gracias a esas experiencias, Mathienzo logró concretar exportaciones a Chile, Rusia y Alemania. "Me propuse que una de cada 100 personas que viniera pudiera convertirse en distribuidor. Y pasó", recuerda.
Actualmente, el 15% de la producción se exporta a Chile y Australia. Aunque perdió Rusia y Alemania, ya está en conversaciones avanzadas con distribuidores para llegar a Vietnam e Italia.
Cuando la pandemia paralizó experiencias, eventos, ventas corporativas y distribución, Tiferes recurrió a una maniobra de supervivencia: llamó a distribuidores de la competencia, haciéndose pasar por un comerciante que buscaba proveedor, para luego ofrecerles Mathienzo.
La estrategia funcionó: en dos meses sumó 30 nuevos clientes y logró federalizar la marca. "Me puse el agua al cuello, pero pude respirar. Fue por necesidad, no un plan", admite. Esa red de distribución sigue activa hasta hoy y, por año vende entre 40.000 y 50.000 paquetes de yerba Mathienzo.
La fase dos: el mismo juego, otra cancha
En 2022, tras la salida de su socia, Tiferes hizo un "reset" total: nuevo branding, revisión de contratos y un objetivo claro: expandir la yerba mate a otras categorías.
Así nació Mathienzo Tonic, una bebida natural, sin alcohol y lista para tomar, hecha con yerba mate e insumos orgánicos. "Es mate en un formato fresco, versátil, pensado para gente que quiere algo distinto en cualquier momento del día", describe.
La nueva bebida llevó un año de desarrollo y se produce en una planta tercerizada en Pilar. El primer lote fue de 2.000 litros y se agotó en tres meses. Hoy, la producción supera los 1.000 litros mensuales.
La tónica será parte de otros desarrollos a base de Maycha, la versión autóctona del matcha, un polvo 100% soluble elaborado con hoja de yerba mate, al que Nicolás llama "oro verde". "Con muy poca cantidad tenés todas las propiedades de la yerba, y se puede usar en helados, coctelería, smoothies o cocina", explica. El producto, presente en Mathienzo Tonic, también se incorporó a las experiencias y a la carta de clientes gourmet.
"La yerba mate solo se produce en el norte de Argentina, sur de Brasil y Paraguay. Tenemos un potencial enorme para innovar y salir al mundo con algo nuestro, pero sin bombilla, adaptado a cómo la gente quiere consumir hoy", afirma.
A trece años de aquel emprendimiento de mates de silicona, Tiferes sigue aplicando la misma filosofía que le sirvió para sobrevivir cada crisis: "Siempre trabajé con lo que tenía a mano para hacer el mejor plato posible. Y con la yerba mate, siento que recién estamos empezando". Hoy, Mathienzo combina cinco líneas de negocio: distribución nacional, experiencias de mate, abastecimiento corporativo, eventos y e-commerce. El objetivo es sumar consumidores que quizás nunca tomen un mate tradicional, pero que sí puedan incorporar la yerba mate en otras formas como Mathienzo Tonic. /iProfesional
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