En Tucumán, ¿Jaldo es Milei?

Sábado 11 de Octubre de 2025, 06:24

A dos semanas de las elecciones legislativas, el vínculo entre Osvaldo Jaldo y el gobierno nacional se mueve entre el pragmatismo y la conveniencia



“Fijate lo que hace, no lo que dice”. La frase, resume la relación entre Osvaldo Jaldo y el gobierno nacional. Mientras el gobernador intenta mostrarse como un opositor duro frente a la Casa Rosada, en la práctica su estrategia parece apuntar a mantener un vínculo funcional con Javier Milei.

Antes de tomar licencia para enfocarse en la campaña rumbo a las legislativas de dentro de dos semanas, Jaldo viajó a Buenos Aires y mantuvo reuniones reservadas con funcionarios nacionales. Allí habría garantizado el apoyo de sus diputados al oficialismo libertario en votaciones clave, hecho que quedó a la vista en la última sesión en el Congreso, a cambio de destrabar obras y asegurar el envío de fondos para la provincia.

“Hemos tenido buenos resultados a través del diálogo”, dijo el mandatario tucumano, en una declaración que contrasta con la escena que protagonizó días atrás Gustavo Sáenz, su par salteño, quien debió acudir casi suplicante a la Casa Rosada, poncho al hombro, para reclamar por obras paralizadas. 

Milei, cuando puede, no duda en castigar a las provincias, incluso a las gobernadas por aliados circunstanciales. Su estilo de conducción centralista le permite presionar a los mandatarios del interior, que muchas veces terminan apoyando medidas que perjudican los intereses de sus propias jurisdicciones. 

Desde el entorno presidencial, la lógica es clara: debilitar a los gobiernos provinciales —responsables de la salud pública, la educación y la seguridad—, bajo la idea de que representan “gasto” para el Estado nacional.

En este clima electoral marcado por la incertidumbre, donde cada provincia busca medir su peso político frente a la Casa Rosada, aparece Federico Pelli, el candidato de La Libertad Avanza en Tucumán. Sin estructura, sin alianzas y sin discurso, su figura se diluye rápidamente en la campaña, convirtiéndose más en la sombra del relato libertario nacional que en una voz propia dentro de la política tucumana.

Pelli fue designado directamente desde Buenos Aires, consagrado por Karina Milei, aunque en el entorno libertario provincial aseguran que el propio Presidente no conoce su nombre. Su llegada al espacio causó sorpresa: los libertarios tucumanos todavía recuerdan la difícil experiencia de haber sostenido la candidatura de Ricardo Bussi.

Su campaña avanza con bajo entusiasmo, incluso entre sus propios colaboradores. Sin propuestas concretas, Pelli se refugia en la denuncia y en su propia falta de trayectoria como prueba de honestidad.

Desde la Casa Rosada se ilusionan en que Pelli haga una elección decente para debilitar a Jaldo y recortarle margen de negociación, pero no apuestan grandes fichas por él. En los hechos, le habrían soltado la mano. Sin asesoramiento, sin acceso a Milei, ni estrategia en conjunto, en los pasillos oficiales lo resumen con ironía: “Le dimos la candidatura y el sello, ahora que se arregle con eso”.

Mientras tanto, Jaldo juega su propio partido, pero termina inevitablemente acercándose a Milei. Evita mostrarse cercano al kirchnerismo y se distancia de los gobernadores peronistas más críticos. Rechazó una reunión con Axel Kicillof y mantiene una relación fría con el resto de figuras del PJ nacional, convencido de que su prioridad es garantizar estabilidad del Presidente.

Los números parecen acompañarlo: las últimas encuestas en Casa de Gobierno lo ubican con más de 60 puntos de imagen positiva, una cifra que le permite sostener su estrategia de negociación permanente con Nación, buscando beneficios concretos para la provincia sin romper los vínculos políticos.

Aunque en el discurso se muestra más bien agresivo, en los hechos Jaldo apuesta a la estabilidad del gobierno nacional, convencido de que a Tucumán le conviene un escenario ordenado más que un enfrentamiento ideológico. La política provincial, una vez más, se mueve en clave de pragmatismo.

Tal como dijo el propio gobernador, “el 26 de octubre se verá”, y serán finalmente los tucumanos quienes tengan la última palabra sobre qué modelo de relación quieren con el gobierno nacional.