Sábado 08 de Noviembre de 2025, 11:05

"Estuve a una pastilla de morir", contó John Mook, un exconductor de autobús de Yorkshire, Gran Bretaña.
—Papá, Heather se fue, y se llevó todo el dinero, el tuyo y el de la abuela.
Esas
fueron las aterradoras palabras que le dijo su hija mayor a John Mook,
un conductor de autobús originario de Yorkshire, Gran Bretaña. Estaba
en una cama de hospital, internado por una sobredosis de fármacos que
él no había tomado por su propia voluntad, y le hablaban de Heather
Templeton, la mujer con la que estuvo casado 10 años.
En un episodio de la docuserie How To Kill Your Husband
(Cómo matar a tu marido), que se emite por la pantalla de de Channel 5,
revelaron el entramado de mentiras que tejió su exesposa, quien resultó
ser una estafadora profesional con tres matrimonios previos.
El
radical giro en la vida de John comenzó en 1996, el año en que conoció a
Heather. Recientemente divorciado y padre de tres hijas, sintió que
tenía una segunda oportunidad en el amor frente a sus ojos.
"La
vi por primera vez en la casa de un amigo común; ella llegó con
muletas, venía de una sesión de fisioterapia y fue el centro de atención
desde que irrumpió en el lugar", rememoró John.
Volvieron
a coincidir en cenas y salidas grupales, hasta que la invitó a salir y
vivieron un intenso noviazgo durante un año. "Era una mujer preciosa, atractiva, competente, además de gran cocinera,
que parecía haber tenido una carrera exitosa y simplemente mala suerte
en las relaciones", contó el hombre que se convirtió en la víctima
ideal.
Tras
el estreno del documental, John amplió su testimonio en diálogo con el
diario The Sun, y reveló que cuando empezaron su relación ella se
sinceró sobre haber estado en la cárcel durante algunos meses.
"Lo
atribuyó a una pelea de pareja en la que tuvo que defenderse, no
profundizó al respecto y yo tampoco pregunté más", confesó. En 1997 se casaron, y Heather se acopló a la familia rápidamente.

John y Heather Mook estuvieron juntos casi 20 años.
La falsa llamada al banco y una suegra que no le creía
Llevaban
cinco años casados cuando el padre de John falleció, y su madre, Freda,
vendió su casa para mudarse con la pareja. "Había mucha tensión, porque
para mi madre ninguna mujer era lo suficientemente buena para su hijo", explicó.
John Mook y Heather Templeton en su casamiento en 1997.
La
mala convivencia generaba discusiones constantes, y John recuerda que
su madre ya alertaba en ese entonces sobre cosas que desaparecían de
manera misteriosa: cheques, tarjetas bancarias, boletas impagas, y así
sucesivamente.
"Lo
atribuí a la avanzada edad de mi madre, pero resultó que ella tuvo
razón todo el tiempo", lamentó John. Para ese momento Heather ya
manejaba las finanzas del hogar y también las gestiones de salud de su
suegra.
"Logró
que todo pareciera normal, mientras ella desviaba el dinero para su
propio beneficio", indicó. Mucho después, cuando todo salió a la luz,
las autoridades descubrieron una impactante llamada telefónica al banco
de Fredda.
En
la grabación se escucha el intercambio entre el personal bancario con
una voz envejecida y confusa, que dice que va a poner a su nuera en la
línea. La operadora creyó que ambas estaban juntos en la habitación,
pero en realidad era Heather, que imitó a su suegra y emuló dos voces
diferentes.
Cuando la madre de John Mook se mudó con el matrimonio, comenzaron las discusiones.
Así
logró transferir fondos varias veces sin que nadie se diera cuenta. En
total le robó a la madre de John más de 50.000 dólares. Y eso no fue
todo.
También
inventó un diagnóstico terminal de cáncer de mama, dijo que le quedaban
12 meses de vida, y viajó a Dubái para operarse allí con un cirujano de
renombre.
"Volvió
libre de cáncer, lo celebramos como un milagro, y resulta que
simplemente se había regalado a sí misma unas vacaciones con nuestro
dinero", develó su exmarido.
Una pastilla de morir
Las
hijas de John empezaron a notar que su padre estaba un tanto "perdido" o
"desorientado" durante el día. Las alarmas se encendieron cuando un día
una de ellas subió al autobús que él manejaba a diario y él no la
reconoció.
Lo que pasaba es que en cada comida casera Heather trituraba ansiolíticos y antidepresivos.
Durante la investigación policial se comprobó que llevaba meses
drogándolo regularmente con pastillas y también con dosis pequeñas de veneno para ratas.
"Cada
vez que yo le pedía respuestas sobre algún tema financiero, ella me
cocinaba algo delicioso, me prometía que iríamos al banco a preguntar
para tranquilizarme, me acostaba a dormir y al día siguiente tal vez ni
recordaba lo que habíamos hablado", confesó.
El testimonio de John Mook, víctima de estafa y envenenamiento.
En
enero de 2007 tuvieron una pelea tras recibir un aviso del asilo de
ancianos a donde se había mudado la madre de John, porque aseguraban que
debían más de seis meses de alquiler.
Una
vez más, Heather, de 57 años, envenenó a John, de 60, pero esta vez él
se desplomó y quedó inconsciente. "Estuviste a una pastilla de la
muerte", fue lo primero que le dijo el médico cuando despertó de un coma
inducido.
Una
de sus hijas, Tracey, vio a Heather sacar unas pastillas de su bolso y
dárselas a su padre. Un tanto nerviosa le dijo que cumplía instrucciones
de una enfermera.
La
hija de John fue al puesto de enfermería para preguntar si formaban
parte del tratamiento, y se asustó cuando le confirmaron que no le
habían dado ninguna medicación.
Llamó
a su hermana, Helen, y ella fue directamente a una comisaría para
radicar la denuncia. Fue el inicio de un rompecabezas más oscuro de lo
que imaginaban.
En 2007 John Mook junto a sus tres hijas cuando asistió al juicio.
"No
podía creer que aquella esposa amorosa, que me preparaba pasteles de
cumpleaños graciosos, era en realidad una estafadora profesional que se
había casado tres veces antes y había timado a otras víctimas por 6,5 millones de dólares", sentenció John.
Además de a sus parejas, también había estafado a amigos por
20.000 libras esterlinas (26.000 dólares), con préstamos que jamás
devolvió, y había cumplido con una condena de tres años en la cárcel.
En 2008 Heather fue declarada culpable de dos cargos de envenenamiento con
intención de poner en peligro la vida y recibió una sentencia
indeterminada, sin posibilidad de libertad condicional durante al menos
cinco años.
Desde
prisión llamaba a John casi todos los días y le pedía que vaya a verla
para explicarle todo. "Incluso me escribió una carta, y honestamente yo quería respuestas, así que acepté ir", reveló.
Sus
hijas estaban en contra de esa decisión y les preocupaba el bienestar
de su papá. "No se puede pasar de amar profundamente a alguien a odiarla
de un segundo a otro, yo todavía tenía sentimientos por ella y
necesitaba confrontarla para hacer mi duelo", expresó.
John Mook tiene 77 años y agradece estar vivo después de su oscuro matrimonio.
Luego
de recibir el alta en el hospital se sentó frente a frente con Heather.
Y volvió a caer en sus manipulaciones. John siguió visitándola durante
10 años, e incluso consideró retomar su relación cuando ella recuperara
la libertad.
Eso
cambió cuando su familia reunió pruebas de las estafas previas y le
mostró uno por uno los antecedentes criminales de quien decía ser una
mujer arrepentida.
"Mis hijas me dieron un ultimátum: "Papá, es ella o nosotras’",
y entendí que no me había casado con quien yo creía. Empecé a verla
como quien realmente es y finalmente solicité el divorcio", manifestó.
La
última vez que la vio le hizo una pregunta que ella nunca respondió:
"¿Dónde está todo el maldito dinero?". La hipótesis de los
investigadores es que Heather escondió gran parte de su patrimonio en el
extranjero.
"No
es que anduviera en BMW llamativos y vistiendo ropa de Christian Dior,
pero sí viajó mucho, tiene contactos en el extranjero y seguro guardó
dinero en el exterior, así sé que jamás lo recuperaré", indicó John.
A pesar de que Heather lleva 11 años tras las rejas,
su exmarido está convencido de que sigue siendo la misma estafadora del
principio. "Creo que nunca le importé un comino, todo fue para que yo
fuese la presa perfecta", reflexionó.
No
tiene dudas de que en caso de salir libre, ella volvería a hacer daño.
John ahora tiene 77 años y está nuevamente en pareja. "Con Sue tenemos
una vida fantástica, además soy abuelo y adoro compartir tiempo con mis
nietos", celebró.
"Esas
cosas no se pueden comprar, y sé que si estoy aquí en esta vida es por
el milagro de haber sobrevivido, así que simplemente sigo adelante y me
propongo disfrutar", concluyó. /
Clarín
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