Miércoles 26 de Noviembre de 2025, 06:06

IMPUTADOS Y ABOGADOS. Tres de los defensores expusieron sus argumentos. Sólo resta que lo haga Gustavo Morales, quien cerrará la etapa de los alegatos y abrirá paso a la sentencia.
La recta final del juicio por el asesinato del policía Víctor Emanuel Lazarte abrió un fuerte contrapunto en la sala de audiencias: mientras el Ministerio Público Fiscal sostiene que los cuatro acusados actuaron en un crimen planificado para robarle la moto, tres de las defensas aseguran que la investigación se basó en pruebas imprecisas y en una errónea identificación de los presuntos autores. Entre el jueves y el viernes podría conocerse el veredicto.
El hecho ocurrió el 10 de julio de 2023, pasadas las 21.20, cuando Lazarte regresaba a su domicilio del pasaje Valdez del Pino al 1.000 a bordo de su Honda CG 150 Titán. Según la hipótesis acusatoria,
Rodrigo Villafañe (20),
Agustín “Zapín” Tapia (20),
José “Pinky” Vallejo (20) y
Nahuel Suárez (22) lo interceptaron en dos motocicletas para sustraerle el vehículo. En ese contexto, y al advertir que la víctima era policía, Vallejo habría realizado dos disparos antes de escapar, uno de ellos mortal.
El jueves pasado, el fiscal Pedro Gallo y el querellante Gustavo Carlino pidieron que los cuatro jóvenes sean condenados a prisión perpetua, al considerar acreditado un robo doblemente agravado en grado de tentativa y un homicidio triplemente calificado por la participación de al menos dos personas, por criminis causa y por tratarse de un uniformado.
Sin embargo, las defensas plantearon un escenario completamente distinto durante la vigésima jornada del debate. Javier Lobo Aragón, representante de Tapia, y Romina Campero, defensora de Vallejo y Suárez, solicitaron la absolución de los tres acusados al afirmar que la Fiscalía no logró demostrar su intervención en el crimen.
Ambos coincidieron en que la investigación se apoyó en pruebas inconsistentes y en un testigo clave cuya credibilidad —aseguran— quedó debilitada en sala.
Ese testigo es Gonzalo Yapur, primo de la víctima, quien inicialmente dijo haber reconocido a los imputados durante el ataque. Lobo Aragón sostuvo que modificó su relato en varias oportunidades y que aportó datos contradictorios sobre cómo conocía a los acusados. También señaló que su descripción de la escena no coincide con la iluminación real del lugar ni con los testimonios de policías y vecinos que confirmaron la falta de visibilidad por la oscuridad y la presencia de árboles.
La defensa también cuestionó que el joven afirmara haber identificado a los atacantes por su fisonomía y su voz, sin poder describir detalles clave ni ver sus rostros. A su vez, remarcaron que en redes sociales circulaban fotos y nombres de “supuestos culpables” antes de su declaración, lo que —a su entender— pudo influir en su relato.
Campero, en tanto, apuntó a las pericias de localización mediante antenas de telefonía, afirmando que ninguna indica con exactitud la ubicación de sus defendidos. Criticó además la desconfiguración horaria de cámaras de seguridad utilizadas como evidencia y denunció “falta de rigor” en la instrucción del caso. Ambas defensas insistieron en que existían otras líneas investigativas que no fueron exploradas.
“Lo único probado fue la muerte de Lazarte. No hay elementos objetivos que vinculen a Vallejo y Suárez. Traer falsos culpables no es justicia”, concluyó Campero ante las juezas Isolina Apás Pérez de Nucci, Isabel Méndez y Soledad Hernández.
Este miércoles será el turno del defensor Gustavo Morales —representante de Villafañe—, quien cerrará la etapa de alegatos. Luego, el Tribunal quedará en condiciones de dictar sentencia en un caso que despertó conmoción social y abrió un áspero debate sobre el alcance de la prueba y el rol de la investigación fiscal.
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