
Jueves 27 de Noviembre de 2025, 10:10
Marcela Iglesias, conocida a nivel internacional como la Barbie humana, ha convertido su cuerpo en un laboratorio viviente y explora los límites de la ciencia médica y estética en búsqueda de frenar el paso del tiempo. Radicada en Hollywood, se ha sometido a una serie de procedimientos, como una cirugía mamaria, transfusiones de sangre procedentes de su hijo, tratamientos con células madre e inyecciones de grasa de donante. Su objetivo principal es ralentizar el envejecimiento y alcanzar el ideal de belleza que persigue desde su adolescencia.
La transformación de Marcela se inició mucho antes de establecerse en Estados Unidos. Durante su infancia, la negativa de su madre a comprarle una Barbie, por considerarla una figura sexualizada y dirigida a adultos, marcó el inicio de una obsesión que perduró toda su vida. “Mi mamá nunca me quiso comprar la muñeca porque a ella no le gustaba. Entonces de grande decidí transformarme en una”, explicó.
En su adolescencia ya buscaba un cuerpo estilizado, usaba ropa llamativa y lucía reflejos rubios. Sin embargo, recién al mudarse fuera del país decidió enfocarse por completo en su imagen. “Siempre me gustó llamar la atención. Me gusta maquillarme y vestirme de forma llamativa. Aprendí que la gente tiene derecho a tener una opinión, pero esa opinión no tiene por qué afectarme”, afirmó.
La exploración de Iglesias en el ámbito de la medicina regenerativa incluye también la aplicación de células madre provenientes de cordón umbilical. “Tengo 30 millones de células madres que generan nuevas células en mi cuerpo. Te las inyectan directamente al torrente sanguíneo”, describió. “Cuando me hice el tratamiento costaba 6 mil dólares. Ahora fui a averiguar para hacermelo por segunda vez y, después de cinco años, cuesta 12 mil”, indicó en relación a los precios que debe afrontar para cumplir su objetivo.
Entre los métodos menos convencionales que ha incorporado a su rutina se encuentra la inyección de grasa de donante. Se trata de material que se le extrae a personas donantes fallecidas. Esa grasa es procesada y filtrada para su uso estético. “Donde yo vivo esto es re normal”, aseguró en referencia a Los Ángeles.
Ha recibido estas inyecciones en piernas, manos y rostro, y destaca su preferencia por unas manos de aspecto juvenil. “A mí particularmente me gustan las manos que se vean bien gorditas, es como signo de juventud”, opinó. Cada aplicación cuesta entre 1.200 y 1.300 dólares.
“Donde yo vivo, esto es re normal”, insistió Marcela y subrayó la naturalidad con la que se viven estas prácticas en el epicentro global de la cultura de la imagen y el rejuvenecimiento. La inversión económica, aunque considerable, no representa un obstáculo para su búsqueda. “Llevo gastados unos 100 mil dólares más o menos en mantenerme”, calculó.
Uno de sus referentes es Bryan Johnson, el empresario estadounidense conocido por su estricta rutina de longevidad. “Bryan se hizo el mismo tratamiento con su hijo. Los dos viven en California”, comentó Iglesias y destacó que fue pionera en compartir su experiencia con células madre con Johnson a través de Instagram.
“Tengo mensajes con él. Yo fui la primera que le dije lo de las células madres. Le conté mi experiencia y él me respondió que tuviera cuidado en marzo de 2023. Después él se lo hizo. Pero yo me lo hice primero”, explicó. No obstante, la diferencia de recursos implica otras posibilidades. “Bryan tiene un poder adquisitivo mucho más grande que el mío. Él es multimultimillonario”, aclaró.
Además de las figuras internacionales, la Barbie humana encuentra inspiración en referentes argentinos como Graciela Alfano. “Yo la veo y está espectacular, pero eso es porque ella siempre se mantuvo, se preservó y se conservó. Creo que yo también voy a llegar así”, analizó.
“Yo me percibo ageless. Es como que no tengo una edad porque internamente todavía me siento una niña. Me siento una persona joven, con mucha vitalidad”, explicó. El espejo para Marcela es un aliado en la construcción de su imagen. “Yo me miro y me gusto. Y si no me gusta algo, voy y lo cambio”, sentenció.
Esta filosofía la impulsa a incorporar tratamientos no solo para mantener una apariencia joven, sino también para preservar la juventud a nivel celular. “Por eso yo hago muchos tratamientos para no envejecer internamente, para que las células se mantengan jóvenes para siempre”, concluyó. /Infobae