Viernes 28 de Noviembre de 2025, 05:33
Un episodio de violencia escolar ocurrido dentro de un aula de la Escuela Media de Alderetes continúa bajo la lupa judicial y educativa. El agresor, un adolescente de 13 años, permanece bajo resguardo mientras se analizan los factores que habrían motivado el ataque con un cuchillo tipo sierrita contra una compañera de curso. La víctima sigue internada en cuidados intermedios en el Hospital de Niños, con evolución estable, según confirmaron fuentes sanitarias.
La investigación, que aún no arroja conclusiones firmes, incorporó en las últimas horas el testimonio del padre del agresor, quien decidió hablar desde la puerta de su casa, ubicada a pocos metros de la escuela. El hombre describió a su hijo como “un chico tranquilo y callado” y aseguró que el adolescente venía manifestando un profundo malestar vinculado al hostigamiento escolar.
“Le decían ‘monito’, lo molestaban. Él arrastraba algo adentro”, afirmó, convencido de que el bullying habría sido un factor central en el desenlace.
El padre relató que el joven asiste a la institución desde la primaria y que nunca fue citado por problemas de conducta. “Estoy sorprendido. La directora me dijo que era el chico más tranquilo del curso”, recordó. Según su versión, el adolescente admitió haber llevado el cuchillo desde su casa después de haber sido empujado en la fila, un gesto que —siempre de acuerdo con ese relato— habría reactivado un malestar acumulado.
La familia asegura que nunca fue informada sobre conflictos previos y que recién después del hecho comenzaron a circular versiones sobre agresiones anteriores: útiles arrojados, burlas, incluso un yogur tirado. La hermana del acusado cuestionó la falta de intervención institucional.
“Le avisó a la preceptora que lo molestaban, pero no hicieron un acta ni lo llamaron. Creo que al ver que nadie actuó, él dejó de contarlo”, sostuvo. También reprochó la escasa comunicación con las autoridades escolares y la falta de acompañamiento del Ministerio de Educación.
Mientras tanto, la víctima recibe atención psicológica y acompañamiento profesional junto a su familia. El episodio generó conmoción en la comunidad educativa: la imagen del aula con las sillas desplazadas y manchas de sangre se viralizó rápidamente, dejando una estela de preocupación y debate sobre el ambiente escolar y el rol de los adultos.
La Fiscalía de Menores, la Policía, la Dinayf y las áreas educativas trabajan para reconstruir los hechos y determinar qué originó el ataque. Por el momento, no existen registros formales de denuncias previas ni antecedentes que vinculen al agresor con episodios de violencia.
El caso permanece abierto y en pleno análisis, mientras en Alderetes crece la inquietud por un conflicto que, más allá del hecho puntual, expone fallas, omisiones y silencios en la detección temprana de situaciones de vulnerabilidad emocional entre los estudiantes.