La boda de “Giuli y Ricar” tuvo una primera etapa el martes 26 con una fiesta de bienvenida al este uruguayo en el coqueto complejo La Susana de José Ignacio, que según el ránking de una revista especializada es uno de los mejores ocho paradores de playa del mundo.
El miércoles y jueves hubo actividades fuera del protocolo oficial de la maratón de ceremonias, y el viernes se realizó la ceremonia religiosa en la histórica capilla de La Candelaria. La recepción del atardecer fue en la residencia La Dalmacia de San Rafael donde se montó una carpa gigante para la cena y baile.
La despedida es este sábado al atardecer en el Unido Restaurante Manantiales que se distingue por alta cocina, con especialidad de “sabores, colores y texturas”, que para esta ocasión promete a los invitados una sorpresa especial.
Lo invitados se hospedaron en The Grand Hotel, el Hotel Castilla, L’ Auberge, La Capilla y el muy exclusivo Hotel Fasano que tiene helipuerto.
El atractivo para curiosos estuvo en la ceremonia religiosa del viernes: a las seis menos cuarto de la tarde llegó Giuliana en un automóvil clásico Porsche adornado con flores. La parroquia tuvo una decoración que se hizo durante tres días y con flores que llegaron de Asunción, tanto para el interior como para adornar la fachada.
La fiesta principal fue con un servicio de decenas de mozos y personal de cocina que llegó en avión desde Paraguay. Como plato principal sirvieron brioche steak de filete mignon rossini. La alternativa vegetariana era brioche de hongos silvestres salteados. Luego hubo un banquete de postres con variedades de dulces, cremas y frutas. Ahí estuvo el corte de la torta.
En la madrugada fue la explosión de la fiesta, cuando los novios bailaron en el escenario donde cantaba Vives y todos entonaron a coro: “Por eso yo quiero, casarme contigo, quedarme a tu lado, morirme en tus brazos, dulce amor”.
/La Nación