Lunes 09 de Junio de 2025, 22:49

Un documento de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos concluyó en 2020 que el coronavirus se originó como una quimera en el Instituto de Virología de Wuhan
Un reciente informe liberado bajo la Ley de Libertad de Información ha revelado que un grupo de investigadores de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos llegó a la conclusión de que el virus SARS-CoV-2 fue probablemente creado genéticamente y escapó de un laboratorio en Wuhan, China. Este hallazgo, realizado apenas tres meses después del inicio de la pandemia y contenido en un informe del Centro Nacional de Inteligencia Médica del DIA, ha desatado un nuevo centro de atención en las investigaciones actuales sobre un posible encubrimiento de inteligencia.
El informe del DIA, presentado el 25 de junio de 2020, identifica al virus como una “quimera”, un término científico utilizado para describir un patógeno genéticamente modificado que combina elementos de dos virus distintos. Este análisis utilizó complejos métodos de análisis genómico que rastrearon el proceso de creación del virus hasta un manuscrito anterior publicado una década antes por el Instituto de Virología de Wuhan (WIV). Según los documentos, las “rupturas” genéticas en el código del virus alinean con las identificadas por científicos del WIV en 2008, sugiriendo un vínculo directo con investigaciones previas realizadas en Wuhan.
Los hallazgos señalan que las capacidades de biología molecular del WIV, junto con el análisis del genoma, respaldan la hipótesis de que el SARS-CoV-2 fue diseñado en un laboratorio, formando parte de un conjunto de virus quiméricos que eventualmente escaparon de contención dentro del WIV.

Personal de seguridad vigila el exterior del Instituto de Virología de Wuhan durante la visita del equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) encargado de investigar los orígenes de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Wuhan, provincia de Hubei, China 3 de febrero de 2021
Revelaciones del estudio
Desde la revelación del informe, diversas agencias han intensificado sus investigaciones. Al menos cuatro denunciantes han sido entrevistados recientemente por la oficina del Inspector General de la Comunidad de Inteligencia, la oficina del Inspector General del DIA y el FBI. Estas entrevistas se centran principalmente en los hallazgos iniciales del DIA y si hubo un esfuerzo consciente por impedir que esos datos llegaran a otras agencias de inteligencia.
Un aspecto crucial bajo investigación es si los organismos de inteligencia intentaron ocultar o minimizar el impacto de la investigación del DIA durante un informe liderado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional bajo la presidencia de Joe Biden en 2021. Este informe evaluaba que el origen del virus era “igualmente probable” de origen natural o accidente de laboratorio, sin hacer referencia a los datos detallados que el DIA había proporcionado un año antes. Esto sugiere posibles intentos de excluir la información crítica del DIA del informe oficial, lo que está siendo investigado a fondo.
Reacciones y evaluaciones
El manejo de la información relacionada con el origen del COVID-19 ha sido objeto de intenso escrutinio debido a evaluaciones contradictorias entre las agencias de inteligencia estadounidenses. La Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), que ya había señalado firmemente que el virus podría tener un origen de laboratorio, se encontró con resistencia interna para incluir su investigación en un informe nacional de gran relevancia dirigido por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) en 2021 durante la administración de Joe Biden.

ARCHIVO – Un trabajador sanitario toma una muestra de hisopo de un trabajador de la empresa China Star Optoelectronics Technology (CSOT) durante una ronda de pruebas para detectar el COVID-19 en Wuhan, en la provincia de Hubei, centro de China, el 5 de agosto de 2021
Fuentes gubernamentales han indicado que durante la compilación del llamado “análisis de 90 días”, se eludieron referencias directas al análisis exhaustivo presentado previamente por el DIA, que sugería una potencial fuga de laboratorio del virus. Las tentativas de los científicos del DIA de integrar sus hallazgos específicos en este documento fueron evitadas, y sus aportaciones eliminadas. Esta omisión ha sido señalada como una posible táctica para suavizar el análisis contra el origen de laboratorio en favor de la teoría de origen natural.
El Senador republicano Roger “Doc” Marshall ha sido uno de los críticos más vocales sobre esta supresión, informando al inspector general de la comunidad de inteligencia sobre la censura potencial de inteligencia relacionada con el origen del virus durante la evaluación por parte de ODNI. Marshall ha planteado que el informe del ODNI es defectuoso y refleja un posible fracaso de integridad en el proceso investigativo.
Estas acciones han intensificado las discusiones sobre la transparencia y la toma de decisiones dentro de las principales agencias de inteligencia en cuanto a las evaluaciones del origen del SARS-CoV-2, generando preocupación sobre la gestión de datos críticos en temas de seguridad nacional.
Evidencias sobre el origen del COVID-19
El debate sobre el origen del COVID-19 ha sido alimentado por pruebas que sugieren un desarrollo deliberado del virus en un entorno de laboratorio. Denunciantes de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) manifestaron escepticismo respecto a las conclusiones tempranas que apuntaban a un origen zoonótico, es decir, la transmisión natural del virus de animales a humanos. Según informes, los científicos del DIA habrían redactado un documento crítico que cuestionaba la tesis de origen zoonótico publicada en la revista Nature por Kristian Andersen, financiada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que había sido utilizada para restar validez a las teorías de fuga de laboratorio.

Imagen de archivo de una persona vacunándose contra la covid-19.
Entre las pruebas más inquietantes destacan las actividades detectadas en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) antes del brote oficial. Se informó de actividades de limpieza biológica en octubre de 2019, poco después de que se registraran las primeras muertes similares a COVID-19 en China, posiblemente sugiriendo un incidente de seguridad en el laboratorio. Además, algunas personas vinculadas al WIV habrían contraído COVID-19 en el otoño de 2019, antes de que se reconociera globalmente la pandemia.
Participación del FBI
En el marco de estas tensiones, el FBI ha lanzado una amplia investigación criminal sobre los encubrimientos relacionados con el COVID-19, incluyendo aspectos de su origen. Una rama de la investigación basada en Cleveland se centra específicamente en los inicios del virus. La Agencia ha estado en contacto con testigos que poseen conocimiento directo de la evaluación del DIA y otras informaciones relacionadas con los primeros hallazgos.

Personas con trajes protectores en el cementerio de Biandanshan, en Wuhan, provincia de Hubei, epicentro del brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en China, 1 de abril de 2020.
Además, un reciente desarrollo incluye la recuperación de teléfonos móviles pertenecientes al Dr. Anthony Fauci durante la pandemia, marcando un avance significativo en las investigaciones. El Director del FBI, Kash Patel, confirmó la obtención de estos dispositivos, lo cual ha añadido otra capa al extenso y complejo drama que rodea la exploración del origen del virus.
Dentro de la comunidad de inteligencia, persisten divisiones sustanciales respecto al origen del COVID-19. La evaluación detallada de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), que incluyó a científicos como John Hardham, Robert Cutlip y Jean-Paul Chretien, cuestionó las opiniones prevalentes que atribuían un origen natural del virus. /
Infobae
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