Viernes 20 de Junio de 2025, 09:37

Belgrano había elegido quedarse a vivir en Tucumán hasta sus últimos días, aunque ese objetivo luego se frustró.
Por Patricia Fernández MainardiUna casa sencilla, de paredes blancas, no muchas habitaciones, techo de paja, y alejada del centro urbano, guarda una historia que pocos conocen. Allí vivió Manuel Belgrano, el creador de la Bandera, en San Miguel de Tucumán. Por entonces, optó por permanecer lejos de los homenajes y el bronce, fiel a su estilo austero.En este modesto espacio, ubicado en la
avenida Bernabé Aráoz al 600, en la capital tucumana, se cruzan la intimidad del prócer con los sacrificios de una época marcada por el sueño de una patria libre, forjada a sangre y coraje por soldados del Ejército Argentino y gauchos decididos a enfrentar al poder colonial.
“Esta es una recreación del hogar que Belgrano ocupó durante casi cuatro años. Y, de hecho, es la única propiedad que el general adquirió en vida y en la que más tiempo permaneció luego de Buenos Aires”, cuenta a
DEF la licenciada Gigliola Petrelli, quien comenzó a trabajar en el lugar desde su inauguración y, desde entonces, lo cuida como a su propia casa.
Dicen que Belgrano dormía en un catre de campaña y, sobre él, colocaba un delgado colchón que, cuando estaba en deshuso, mantenía doblado.
La casa belgraniana, solar históricoA propuesta del Instituto Belgraniano de la provincia, la casa que ocupó el creador de la Bandera en el siglo XIX fue reconstruida por la Ciudad e inaugurada el 27 de septiembre de 2012, en el marco de la celebración con motivo de los 200 años de la Batalla de Tucumán.
En el predio que ocupa, hay una colección de objetos vinculados al prócer. Incluso, el Instituto Nacional Belgraniano fue el que donó unas banderas nacionales y otra de la Libertad Civil. De hecho, hasta los alumnos de una escuela de alta montaña realizaron un mural de Belgrano con lana de ovejas para ser incluido dentro del museo. Es decir, una vez que la provincia dio el puntapié para homenajear a uno de los próceres más importantes de Argentina; muchas instituciones quisieron decir presente en la exhibición.
Cabe destacar que fue el mismísimo chozno del general Belgrano, el licenciado Manuel Belgrano, quien llevó a Tucumán una réplica de la imprenta móvil (exhibida en el Cabildo de Buenos Aires).
La imprenta móvil es una réplica que de la que se exhibe en el Cabildo porteño. Fue Belgrano quien utilizó esta tecnología durante su permanencia en Tucumán.
Así fue la estadía de Belgrano en la provincia de Tucumán En palabras de Gigliola, primero Manuel Belgrano estuvo en la provincia de Tucumán durante el tiempo que duró la batalla.
Por entonces, en 1812, se alojó en la iglesia “San Francisco”, frente a la Plaza Independencia.
Luego, regresó a la provincia en 1814, tras entregar el mando del Ejército al general José Francisco de San Martín. Posteriormente, volvió en 1816, para participar de la sesión secreta del 6 de julio, días antes de la declaración de la Independencia. Por entonces, el Congreso nombró a Belgrano como jefe del Ejército del Norte por segunda vez.
“Ante esa inquietud, Belgrano decide comprar un terreno cercano al cuartel de los soldados, en la ciudadela de San Martín. Finalmente, el Cabildo le termina donando el predio”, relata Petrelli, no sin antes aclarar que, donde hoy funciona la Casa de Gobierno de Tucumán, solía haber un Cabildo. Belgrano, en cambio, optó por instalarse en la zona rural de la ciudad.
Techos de paja, un aljibe y unas pocas habitaciones constituyeron la única propiedad adquirida por Belgrano.“Es por eso que Belgrano se instala en Tucumán desde 1816 hasta febrero de 1820”, aclara, no sin antes especificar que la casa original estuvo emplazada en una plaza a unos 10 metros del lugar que ocupa en el presente: “La recreación se hizo con una descripción histórica de la época que relata que era de adobe, pintada de blanco, con techos de paja y 5 ambientes. Uno puede presumir que tendría una habitación para él, otra para un ayudante, la cocina, un comedor, y probablemente una caballeriza. Las crónicas mencionan también un aljibe y un pajaral”.
La gloriosa Batalla de Tucumán, la más gaucha de todas¿Por qué la de Tucumán es la batalla más popular de todas?, “Se dice que es la más federal y la más criolla porque participaron ciudadanos de Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, y hasta de Tarija. Incluso, hubo mujeres, como María Remedios del Valle. También acompañó Josefa Ezcurra, que quedó embarazada de Belgrano, y, meses después, nació Pedro Pablo”, responde.
El dato: antes de combatir en Tucumán, Belgrano pasó por Rosario, donde creó la Bandera de acuerdo con los colores utilizados en la escarapela. “La mandó a hacer celeste y blanca. Eran los colores patrios que se estaban usando y Belgrano los emplea en el uniforme del Ejército y, así, diferencia a los soldados de los enemigos. En febrero de 1812 recibió la orden del gobierno de Buenos Aires de ir hacia el Norte”, comenta Gigliola.
Gigliola Petrelli, parte del staff de la Casa Belgraniana y una apasionada por la vida del prócer.
Ya en Jujuy, Belgrano recibió una nueva orden: abandonar la provincia e ir hacia Córdoba. Fue entonces cuando llevó adelante el épico Éxodo Jujeño: “El no quiso dejar a los jujeños a merced de los realistas. Entonces, les pide que envíen sus animales y cosechas a Tucumán. Lo que no podían transportar, debían quemarlo. Es la estrategia de tierra arrasada”.
Finalmente, ya en Tucumán, el 24 de septiembre se enfrentó con los realistas, al mando del general Pio Tristán, a quien Belgrano conoció mientras estudiaba en Europa. “El lugar que elige para combatir es el que ocupa esta casa, el Campo de las Carreras, llamado así porque era el punto donde se hacían las carreras de caballo”, dice, al tiempo que cuenta que por los triunfos en Tucumán y Salta a Belgrano lo reconocieron con 40 mil pesos de oro, que él donó para ser empleados en la construcción de cuatro escuelas (una en Jujuy, otra en Bolivia, y dos más en Tucumán y Santiago del Estero). A ese reconocimiento, se le suma el sable.
La austera vida de Manuel Belgrano“Era muy humilde la casa. En el comedor tenía una mesa de madera muy sencilla, con dos sillas de paja. Dormía en un catre. Las descripciones hablan de un hogar muy austero, de mucha simpleza”, cuenta Gigliola.
¿Por qué se fue Belgrano de Tucumán?, “El estaba muy enfermo y quería quedarse. Probablemente por su hija, que estaba acá. Pero, en 1819, tiene lugar una sublevación. Lo toman prisionero y lo quieren engrillar, su médico se opone, pues el prócer tenía las piernas muy inflamadas. Entonces, le colocan una custodia en la puerta de la casa. Por eso, él decide regresar a Buenos Aires. Solicita que le adelanten un dinero que se le debía (de su salario) para poder viajar y le responden que las arcas estaban complicadas, no tenían para darle. Sin embargo, un comerciante tucumano le prestó. Finalmente, muere allá, el 20 de junio de 1820, con 50 años de edad. Eso sucedió en la misma casa donde había nacido, el 3 de junio de 1770 (a pocos metros del Convento de Santo Domingo)”, responde.
La casa está rodeada por un mural que recorre los distintos momentos de la vida de Manuel Belgrano.Antes de morir, Belgrano le pagó a su médico por sus servicios con su reloj, único objeto de valor que tenía en su poder. No contaba con dinero, así que dejó testamentada una deuda: le pidió a su hermano, Domingo, que una vez que le paguen lo que le debía el gobierno, además de saldar la deuda, el dinero vaya destinado a la crianza de su hija mujer.
Según un testimonio de Juan Bautista Alberdi, que data de un viaje que hizo en 1834, en aquel momento ya no había vestigios del que fue el hogar de Belgrano. No resistió al paso del tiempo.
La casa por dentro: uno por uno, los elementos de la exhibición Adentro, hoy la Casa Belgraniana exhibe un centenar de objetos que reflejan la importancia del creador de la Bandera en la historia.
Quizá, lo más curioso, es la colección de billetes que llevan el rostro del general Belgrano y que fueron utilizados en distintos momentos. También están las estampillas adoptadas por el Correo Argentino. “Lo más antiguo es un jarrón que se hizo para conmemorar los 100 años de la Revolución de Mayo, pues Belgrano fue uno de sus protagonistas”, dice Gigliola, mientras continúa el recorrido, que también incluye una réplica del sable que el gobierno le entregó al creador de la Bandera luego de su victoria en Tucumán.
Al recorrer la cocina de la casa, Gigliola agrega que Belgrano también tenía una huerta.Con respecto a la prensa móvil que se encuentra en el solar, la licenciada señala el trabajo periodístico de Manuel Belgrano: “Aquí se ponían las letras, que eran de plomo, y se pintaban. Luego se ponía el papel. Justamente, esa prensa móvil se utilizó para hacer el primer diario de Tucumán”.
Otro curioso elemento exhibido es la réplica de las lanzas usadas por los gauchos durante la Batalla de Tucumán. Al respecto, Gigliola aclara que, por entonces, no había armamento para todos. Y, como la mayoría de quienes se sumaron al enfrentamiento eran gauchos, empleaban una caña de tacuara y, en su extremo, se colocaba un cuchillo o tijera a la mitad.
También, en lo que debió ser la habitación del General, hay un catre de campaña: “´Él lo usaba con un colchón muy finito y, cada vez que se lo venía a ver, él lo tenía doblado. Es decir, la única vez que se extendía era durante las pocas horas de sueño que tenía el prócer; pues dicen que permanecía mucho tiempo en vigilia. Incluímos la imagen de la Virgen de la Merced, pues era devoto y fue, por su intersección, que obtuvo la victoria en Tucumán”.
El detalle de la Virgen de la Merced: según Gigliola la imagen original de la Virgen que salía en procesión no fue a la que Belgrano le entregó su bastón de mando tras la batalla, pues se la negaron. Resulta que el presidente de la Cofradía que la tenía en su poder le explicó que tenía el maquillaje fresco y no se la podía sacar. En realidad, dicen, se negó porque era español y Belgrano había derrotado a los realistas. Sin embargo, el prócer insistió y le pidió a Díaz Vélez que consiguiera otra imagen, más pequeña. “Esa es la que se saca en procesión en el Campo de las Carreras y a ella se le entrega el bastón”.
Fue en septiembre de 2012, con motivo de los 200 años de la Batalla de Tucumán, que la provincia decidió recrear el hogar que ocupó Belgrano durante su estadía en la capital del Jardín de la República.Finalmente, el solar recrea la cocina de la casa de Belgrano. Gigliola cuenta que, además, Belgrano tenía una huerta a la que le dedicaba su tiempo. En ese sentido, la licenciada agrega que su Ejército debió permanecer largo tiempo sin ayuda del gobierno; en consecuencia, y para mantener a sus soldados, él obligaba a cada unidad a tener sus propios cultivos.
Los hijos de Manuel Belgrano
Es inevitable recorrer la Casa Belgraniana sin tener en cuenta la vida íntima y familiar de Belgrano. ¿Qué pasó con sus hijos?
“Belgrano tuvo dos hijos. Uno con Josefa Ezcurra, la cuñada de Juan Manuel de Rosas. Los padres de Josefa la habían comprometido en matrimonio con un primo. Pero, con las ideas revolucionarias de 1810, él regresó a Europa y la abandonó. Ella, entonces, retomó su romance con Belgrano. Y, cuando ella se entera que lo habían enviado al Norte, decide ir a su encuentro. Estando acá, quedó embarazada y decidió viajar a Santa Fe para tener a su hijo. Ella aún tenía a su marido con vida, iba a ser una deshonra para la familia. Entonces, Encarnación Ezcurra, casada con Rosas, lo adoptó como hijo propio: Pedro Pablo Rosas se entera que era hijo de Belgrano luego de que falleciera el prócer; a partir de ese momento, termina firmando las cartas como Pedro Rosas y Belgrano”.
Ya en 1816, en tiempos de la Independencia, Belgrano asiste a un baile de gala llevado adelante en Tucumán. Allí conoció a Dolores Helguero. De ese romance, nació su hija Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano. “Hay descendientes con su apellido porque ella se casó con un tío” aclara, y agrega que el presidente del Instituto Belgraniano, el licenciado Manuel Belgrano, viene de esa rama de la familia. /
DEF
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