¿Petróleo en Tucumán? La Cuenca de Choromoro podría reescribir el perfil energético de la provincia

Miércoles 22 de Octubre de 2025, 20:09

El eje de esta hipótesis radica en la Cuenca Cretácico-Terciaria del Noroeste



Durante más de un siglo, Tucumán fue sinónimo de caña de azúcar, ingenios y el aroma dulzón de la melaza en el aire. Pero, ¿y si bajo esos cañaverales y laderas serranas se escondiera un secreto aún más valioso? Una veta petrolera que, de confirmarse, podría cambiar para siempre la economía provincial.

Un grupo de geólogos, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) sostiene que la posibilidad no solo existe, sino que tiene fundamentos científicos sólidos. Y aunque por ahora el potencial se define como “recurso prospectivo”, los datos acumulados en las últimas décadas mantienen viva la expectativa: Tucumán podría formar parte del mapa energético del país.

El eje de esta hipótesis radica en la Cuenca Cretácico-Terciaria del Noroeste, conocida también como Cuenca del Grupo Salta, una región con abundantes manifestaciones de hidrocarburos en Salta y Jujuy.

Según geólogos tucumanos, el subsuelo del este provincial comparte la misma base estructural y sedimentaria que esas zonas productivas. En concreto, destacan dos áreas con especial interés geológico:

- La Cuenca de Choromoro, al norte de la provincia, que podría ser una prolongación natural de los yacimientos del sur salteño.

- La Cuenca Tucumana, ubicada hacia el sureste, donde las formaciones sedimentarias presentan condiciones favorables para la generación y acumulación de petróleo y gas.

“Si las rocas madre y los reservorios están presentes en la misma estructura regional, no hay razón para descartar la presencia de hidrocarburos en Tucumán”, explicó un docente de Geología de la UNT que ha seguido de cerca estas investigaciones.

El antecedente que puso a Tucumán en el radar

En 2009, un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT ganó un concurso nacional con un trabajo titulado “Diagnosis y perspectivas de hidrocarburos en la cuenca tucumana”.

Su investigación sintetizó medio siglo de antecedentes y concluyó que la probabilidad de hallar petróleo en el subsuelo tucumano era geológicamente plausible.

El trabajo señalaba, además, que en la zona oriental de la provincia —desde Burruyacú hasta Leales y Cruz Alta— se presentan estructuras similares a las de los sectores donde YPF descubrió petróleo en Salta durante los años 60 y 70.

Una historia de exploraciones tímidas y oportunidades postergadas

Tucumán nunca perforó un pozo exploratorio con objetivo petrolero. Sin embargo, sí hubo intentos de caracterización geofísica que hoy constituyen valiosa información de base:

- En 1966, se realizó el primer registro sísmico 2D en la llanura tucumana.

- Entre 1989 y 1991, YPF ejecutó una serie de estudios adicionales que cubrieron 1.172 kilómetros de líneas sísmicas, con el objetivo de identificar estructuras subterráneas potencialmente favorables.

En 1990, un programa de gravimetría permitió delinear con mayor precisión la profundidad y los contornos de las cuencas sedimentarias.

Pero el gran ausente fue siempre el paso siguiente: la perforación de prueba.

A diferencia de provincias vecinas, Tucumán jamás llegó a realizar una campaña exploratoria completa.

Incluso existe un antecedente llamativo: el pozo Rincón X-1, perforado en 1963 en Santiago del Estero, a tan solo 14 kilómetros del límite con Tucumán. Los resultados no fueron concluyentes, pero el hecho de que se haya explorado tan cerca alimenta aún más el interrogante.

El desafío de pasar de la teoría a la perforación

En la jerga petrolera, un recurso prospectivo es aquel que presenta una base geológica favorable pero sin confirmación empírica.

Para pasar a la categoría de reserva comprobada, es indispensable perforar. Y eso implica inversión, tecnología y —sobre todo— decisión política.

“Los estudios están; lo que falta es voluntad y recursos para explorar en serio”, reconoció un ex técnico de YPF en diálogo con este medio. “En los 90 hubo interés, pero se priorizaron las zonas ya productivas de Salta y Neuquén. Tucumán quedó fuera del mapa energético.”

Biocombustibles, sí; pero el subsuelo sigue hablando

Mientras tanto, la provincia consolidó otro camino energético: los biocombustibles derivados de la caña de azúcar, con plantas de bioetanol que hoy posicionan a Tucumán como líder nacional en ese segmento.

Sin embargo, la idea de que bajo los cañaverales haya petróleo sigue latente, casi como un mito moderno que mezcla ciencia, historia y oportunidad.

La combinación de una creciente demanda de energía, la necesidad de diversificar la economía provincial y la disponibilidad de nuevas tecnologías de exploración no invasiva vuelve a poner el tema en la agenda.

Un futuro que podría sorprender


Si alguna empresa —pública o privada— decidiera apostar a la exploración, el impacto sería enorme.

Confirmar reservas de petróleo o gas implicaría una transformación estructural para Tucumán: generación de empleo, regalías, infraestructura y nuevos desafíos ambientales.

No obstante, el camino no está exento de dilemas: ¿sería compatible con la agenda de transición energética y la lucha contra el cambio climático? ¿Podría Tucumán equilibrar el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental?