Martes 11 de Noviembre de 2025, 09:49

Tres mujeres denunciaron a su entrenador de running por abuso sexual. A través de un juicio abreviado, Enzo Alfredo Sánchez asumió su responsabilidad por los delitos.
Por primera vez desde que se animaron a denunciar, las tres jóvenes corredoras que integraban un grupo de running en Tucumán escucharon una respuesta judicial que validó sus palabras, su recorrido y su verdad. Enzo Alfredo Sánchez —entrenador deportivo y propietario de gimnasios en San Miguel de Tucumán— reconoció en un juicio abreviado su responsabilidad en tres hechos de abuso sexual simple, cometidos en 2021, 2022 y 2024. Fue condenado a tres años de prisión en ejecución condicional, sujeto al cumplimiento de estrictas medidas de restricción, tratamiento psicológico y capacitaciones en violencia de género.
Las víctimas —identificadas como MJR, SLNG y SIJ— no imaginaban que el desafío más duro de sus vidas comenzaría lejos de las pistas y los parques donde entrenaban.
En agosto de 2024, y tras compartir experiencias similares, decidieron denunciar a Sánchez. Su motivación fue clara y contundente: evitar que otras mujeres fueran sometidas a la misma dinámica de abuso.
Ese camino exigió más de lo que cualquier entrenamiento podría demandarles: revivir una y otra vez lo ocurrido, enfrentar cuestionamientos y ataques, buscar testigos, reunir pruebas y sostenerse emocionalmente frente a un proceso judicial cuesta arriba. La estadística en Argentina es elocuente y cruel: solo el 5% de las víctimas de violencia sexual denuncia, según la OMS, y quienes lo hacen enfrentan múltiples barreras —demoras, desestimaciones, maniobras dilatorias— que reproducen desigualdades de género.
Una relación de confianza quebradaEl relato de las denunciantes permitió reconstruir un patrón de conducta sostenido.
Sánchez utilizaba la autoridad y confianza propias del rol de entrenador para entrar, poco a poco, en los espacios más íntimos de sus alumnas.SLNG lo explica con dolor y claridad: “
Él ha sido mi amigo, ha sido la persona que me escuchaba. Yo le he agradecido en su momento, cuando empecé a correr”. La dinámica del deporte amateur favorecía esa proximidad. “Vos le contás hasta el día que menstruás, porque en base a eso se arma una planificación. Es tal la confianza que le terminás contando todo”.
Esa cercanía, sumada a momentos personales de fragilidad, fue terreno fértil para la manipulación. “Él sabía que yo estaba partida en mil pedazos mentalmente. Mi auto pasó a ser mi casa para mí y mis hijos”, relató SLNG.
Los testimonios coincidieron en la misma mecánica: la puerta de entrada del abuso era la excusa deportiva.
“Utilizaba la promesa de mejorar su rendimiento deportivo como excusa para realizar ‘masajes’, y a partir de ahí iniciaba los abusos de forma sistemática”, sintetizaron desde la querella.
Los tocamientos avanzaban bajo la apariencia de correcciones, estiramientos o tratamientos musculares. Incluso introducía referencias a cursos de masaje y prácticas tántricas, como relató MJR, a quien le pidió que se quitara el top deportivo para “trabajar la zona de la espalda”.
La palabra que incomodaAntes de los contactos no consentidos, las víctimas recordaron insinuaciones y comentarios sexuales inesperados. MJR mencionó un episodio en el Parque 9 de Julio. “De la nada cambió rotundamente de tema y me dijo: ‘Anoche tuve un sueño con vos… estabas en cuatro y quiero que se haga realidad’”. Lo mismo habría expresado a SIJ, diciéndole que soñaba que se besaban.
Las víctimas describieron también un punto común: su reacción era la sorpresa absoluta y la inmovilidad. “De repente la mano la tenía dentro de mi vagina. Me quedé petrificada… No podía creer que la persona en la que confiaba todo me hiciera eso”, contó SLNG.
SIJ relató que la sorpresa la inmovilizó por completo, incluso cuando el imputado utilizó un vibrador y luego se lo exhibió diciendo: “Si no lo conocías, te falta mucho por aprender”.
El juicio abreviadoEl jueves 6 de noviembre, las partes firmaron el convenio de Juicio Abreviado, una modalidad prevista en el Código Procesa Penal. Las tres víctimas prestaron conformidad. Sánchez reconoció los hechos y fue declarado penalmente responsable por tres abusos sexuales simples en concurso real, recibiendo una pena de tres años condicional.La sentencia implica que no irá a prisión si cumple durante tres años una serie de reglas: restricción de acercamiento y comunicación a menos de 500 metros, prohibición de cualquier acto de intimidación, abstención del consumo de estupefacientes y abuso de alcohol, tratamiento psicológico orientado al control de impulsos sexuales, capacitación en violencia de género en el dispositivo para varones que ejercen violencia, prohibición de portar armas y sometimiento al cuidado de un patronato.También deberá hacerse cargo de las costas del proceso.
/lanota
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