Martes 06 de Octubre de 2015, 21:16
Finalizaba una teleconferencia en Puerto Deseado cuando la presidenta Cristina Kirchner le dio la palabra a un trabajador ferroviario, que desde la localidad santacruceña quería saludarla por haber reactivado el ramal de cargas Puerto Deseado-Las Heras.
Al empleado lo escuchaban, entre otros, el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y el hijo presidencial y candidato a diputado, Máximo Kirchner.
La situación se tornó incómoda cuando el ferroviario, después de hablar, le pasó el micrófono a Máximo, que estaba a su izquierda. El hijo presidencial abrió la boca y negó con la cabeza.
"No te va a hablar, ni loco", dijo entonces Cristina, que miraba entre risas lo que pasaba en Puerto Deseado a través de una pantalla. Al candidato a diputado se lo veía hacer malabares para deshacerse del micrófono, que finalmente había agarrado.
Rápida de reflejos, Cristina salió en su defensa y dijo que su hijo "se puso colorado". Luego, agregó: "Tiene vergüenza, es buena señal, es una cosa que todos tenemos que tener siempre para no hacer determinadas cosas".
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