Tucumán Rugby gritó campeón del Regional del NOA tras vencer 23-18 a Natación y Gimnasia

Domingo 09 de Noviembre de 2025, 07:12

El “Verdinegro” venció a Natación y Gimnasia por 23-18 en una final electrizante y volvió a consagrarse campeón del norte argentino después de una década.



Tucumán Rugby cortó una sequía de una década y volvió a gritar campeón en el Regional del NOA, tras imponerse por 23-18 sobre Natación y Gimnasia en una final intensa, pareja y emotiva. El “Verdinegro” recuperó su corona con una táctica sólida y una entrega total ante un rival que combatió hasta el último minuto.

El título, el primero desde 2015, tuvo un valor especial: sirvió para exorcizar el karma de las finales perdidas, como la del año pasado ante Lawn Tennis, y confirmar el crecimiento mostrado en el Interior B ante Liceo de Mendoza. Para Natación, en tanto, fue otro paso en su camino de consolidación entre los grandes del rugby tucumano, aunque esta vez se quedó en la puerta de la gloria.

El encuentro fue un verdadero combate. Desde el inicio, Gonzalo Albornoz abrió el marcador a los 4’ para Tucumán Rugby, pero Máximo Ledesma empató enseguida con un penal. Luego, César Rivadeneira apoyó el primer try del partido para adelantar al “Blanco”, que amplió diferencias con otro penal de Ledesma (11-3). Sin embargo, un maul liderado por Tobías Aguilar despertó al “Verdinegro” y acercó el marcador (11-8). La conversión de Albornoz dejó el primer tiempo 11-10, con el partido totalmente abierto.

En el complemento, Natación volvió a golpear con un try de Gonzalo Terraf y conversión de Ledesma (18-10), pero Tucumán Rugby reaccionó con fuerza. Un penal de Albornoz y una corrida memorable de Mateo Pasquini igualaron el marcador 18-18. El propio apertura puso al frente a su equipo (20-18) y, más tarde, amplió con otro penal (23-18).

Los minutos finales fueron de pura resistencia. Tucumán Rugby jugó con un hombre menos por la amarilla a Marcelo Petray, aunque enseguida también vio la suya Tomás García de Natación, equilibrando la balanza. El reloj se volvió un enemigo común y la defensa “verdinegra” resistió cada embate rival con temple y corazón hasta el pitazo final.

Cuando el árbitro Álvaro del Barco marcó el cierre, las lágrimas y los abrazos sellaron la hazaña. En el suelo quedaron los cuerpos exhaustos, las sonrisas y las emociones propias de una final que reivindicó el espíritu del rugby tucumano: luchar. Luchar por cada metro, contra el cansancio y las adversidades. En esa lucha, Tucumán Rugby encontró su redención y volvió a ser campeón.