Domingo 09 de Noviembre de 2025, 09:15

El ministro de Economía Luis Caputo habló de una caída de entre 10% y 20% ante un nivel tan alto de ahorros dolarizados.
La dolarización récord a la que los ahorristas y empresas se entregaron en la previa de las elecciones de este año fue tan pronunciada que, para el Gobierno, lo que viene es el proceso opuesto: un desarme de una parte de esas posiciones en divisas y una circulación mayor del peso durante el tramo final del 2025.
El resultado electoral favorable para el oficialismo le hizo ganar tiempo al Ministerio de Economía y el Banco Central para tomar decisiones sobre el plan económico. El Gobierno evitó dar indicios de algún cambio inminente ni disruptivo en el esquema del tipo de cambio. Javier Milei sugirió que la flotación entre bandas se sostendría hasta el fin de su mandato.
Los últimos datos que dio a conocer el Banco Central ayudan a poner en perspectiva el tamaño de la dolarización de ahorros que tuvo lugar en los seis meses previos a las elecciones, un número que según mencionan en la autoridad monetaria, no tiene precedentes.
Entre abril y septiembre, un 40% de todos los pesos en circulación -entendidos como los billetes en poder del público y las cuentas bancarias a la vista como cajas de ahorro o cuenta corriente- se destinaron a la compra de dólares o algún tipo de cobertura para un eventual movimiento cambiario post electoral.
Semejante movimiento en masa hacia el dólar, coinciden los analistas, estuvo explicado por dos motivos entrelazados:
las elecciones de medio término fueron planteadas por el Gobierno como un plebiscito y polarizó in extremis con la oposición kirchnerista; y por otro lado la expectativa creciente de que la flotación entre bandas tenía los días contados.Puesto en otros números: la cobertura cambiaria con billetes o con otros instrumentos llegó a los US$ 25.000 millones, de acuerdo a un informe que hizo público el vicepresidente del Banco Central Vladimir Werning. Fue en una charla con inversores en los Estados Unidos previo a los comicios, aunque su contenido y presentación se difundieron días después del paso por las urnas.
Si bien no hubo explicación oficial sobre esa distancia de días entre un hecho y otro, una de las razones podría ser que en esa presentación Werning dio alguna pista sobre los próximos pasos de la política cambiaria. Sin reajustes a la flotación entre bandas a la vista, un mensaje que quedó instalado y que fue bien recibido en el mercado fue que el Central planea comprar reservas de manera recurrente con emisión de pesos.
Es una medida que durante mucho tiempo para la administración libertaria fue "tabú": el Poder Ejecutivo no quería tener que emitir nuevos pesos para realizar esas compras porque ante el temor de que la economía no tenga voluntad de demandar esos pesos, los fuese a volcar al tipo de cambio. Es decir, que el propio Gobierno terminara agregando combustible a la corrida al dólar.
Por esa razón, a lo largo del año ensayó distintos intentos por sumar reservas de maneras alternativas. Por ejemplo, con acuedos de financiamiento directo de bancos internacionales hacia el BCRA -US$ 3.000 millones en dos convenios distintos en enero y junio. También con emisiones del Tesoro en pesos a tasa fija a cambio de dólares de inversores internacionales, por unos US$ 1.500 millones más.
Milei reiteró en distintas oportunidades que, en su opinión, el BCRA debería poder comprar reservas sin tener que emitir pesos, a través de aquellas opciones o cuando el país recupere acceso al mercado de deuda internacional. Para eso el riesgo país tendría que caer, estiman en Wall Street, otros 100 puntos más.
Lo que viene para el dólar
En el Palacio de Hacienda sobrevuela la certeza de que una parte relevante de los dólares acumulados por ahorristas y empresas tiene un destino inevitable: serán vendidos en el mercado para conseguir pesos.
La explicación es que durante la parte final del año, por cuestiones estacionales, la economía demanda más pesos que dólares. Las empresas necesitan pagar aguinaldos y cerrar sus cuentas, y las familias encaran la última parte final del año con los gastos de las Fiestas y las vacaciones.
La fiebre dolarizadora argentina marcó un récord antes de las elecciones legislativas. En un discurso reciente ante la Bolsa de Comercio de Córdoba, antes de las elecciones, Luis Caputo arriesgó que el nivel de dolarización había llegado a tal punto que, por las ventas que ocurrirían después de manera natural, el tipo de cambio bajaría. "Cada vez que llegamos al nivel de depósitos en dólares que hay ahora, el tipo de cambio corrigió entre 10 y 20% hacia abajo", dijo.
Solo a manera de comparación, una caída de 10% del tipo de cambio mayorista respecto a los $1.487 con que llegó a los comicios implicaría un desplome hasta cerca de $1.340. Por lo pronto, terminó la semana con un valor cercano a $1.420. En la actualidad un tercio de los depósitos totales de los ahorristas está en dólares.
Las empresas también tuvieron su propio esquema de dolarización. Por normativa del Banco Central tienen prohibido la compra para atesoramiento, y también pesan sobre las personas jurídicas restricciones "cruzadas": las que operan en el mercado de cambios oficial -por ejemplo para hacerse de dólares para el pago de importaciones- no pueden hacerlo por 90 días en la divisas financiera.
Pero la salida completa del cepo para las personas en abril dio inicio a un mecanismo que les abrió la puerta para dolarizarse en grandes montos. El "rulo" financiero, es decir el arbitraje que hicieron las personas entre la cotización oficial y los financieros (MEP y contado con liqui) para aprovechar la mínima brecha persistente, le otorgó un abastecimiento permanente de divisas a las empresas.
El circuito funcionó durante meses solo con dólares del sector privado. Los exportadores -el agro, energía u otros- liquidaban sus divisas, que ingresaban al sistema. Los ahorristas compraban sin cepo, algunos de ellos vendían esos dólares en el MEP o CCL y con los pesos resultantes volvían a adquirir dólar oficial. El esquema podía repertirse indefinidamente.
Ahora, ¿quiénes compraban ese dólar MEP o CCL que vendían las personas? Las empresas, que no tienen limitaciones para dolarizase en el mercado financiero, salvo esa restricción cruzada que los marginaba por tres meses del mercado oficial.
El Gobierno permitió que funcione ese "rulo" (que sumó en total US$ 12.000 millones) mientras las divisas comprometidas eran solo las privadas. Fueron además los meses de mayor liquidación del agro durante la ventana temporal de retenciones más bajas que rigió hasta fines de junio. Desde ese momento, con mayores turbulencias cambiarias, la necesidad del Gobierno (primero con el Tesoro y después vía el BCRA) de intervenir con reservas cortó el "rulo" a fines de septiembre.
Independientemente de la expectativa oficial, el tipo de cambio no se desplomó, se despegó poco del techo de la banda y el próximo paso, aún sin fechas concretas, es que sea el Banco Central el que dé el paso al frente y empiece a comprar divisas. Eso podría implicar una presión a la cotización.
"El interrogante principal por delante es si este régimen cambiario, con las bandas actuales, es compatible con una acumulación sistemática de reservas si en los próximos meses al spot (mayorista) le sigue costando alejarse del techo", resumió sobre el cierre de la semana un informe de la consultora financiera 1816.
Hacia adelante, algunos "sobredolarizados" podrían vender parte de sus divisas, el Gobierno tratará de comprar algunas y reforzar sus reservas, aún débiles. Son las dos fuerzas que pulsearán en las próximas semanas y que definirán la suerte del dólar hasta fin de año. /
Clarín
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