En el corazón de Tucumán: los primeros 125 años de fecunda historia del Colegio Sagrado

Domingo 09 de Noviembre de 2025, 13:37





En el corazón de la capital tucumana, se alza un edificio que ha sido testigo de generaciones, de sueños y de trayectorias. El Colegio del Sagrado Corazón de Tucumán, fundado por los Padres Lourdistas (Hijos de la Inmaculada Concepción) procedentes de Francia, conmemora 125 años de ardua labor educativa. Su historia, que comenzó a la vera del cambio de siglo y continúa hasta hoy, se inscribe como un pilar de la formación académica, espiritual y cultural en la provincia.

La génesis de esta institución se remonta a principios del siglo XX, cuando el entonces obispo de Tucumán solicitó a la congregación francesa de los Padres Lourdistas la creación de un colegio para la formación de niños y jóvenes.

El proyecto educativo se definió bajo un contrato redactado en Francia, donde entre cláusulas y formalidades la misiva terminaba con la exclamación: “¡Bendito sea el Sagrado Corazón!”, acto simbólico que le dio nombre al colegio.

La institución arrancó en locales humildes sobre la calle San Martín, donde los padres instalaron aulas improvisadas, pasillos de madera y mucho convencimiento.
El deseo de expansión fue inmediato: la matrícula crecía y la necesidad de un edificio propio se volvió urgente.

El nuevo edificio, símbolo de crecimiento y permanencia


A comienzos de la década de 1920 se inauguró el imponente edificio ubicado en la prolongación de la calle 25 de Mayo. Fue concebido como un espacio amplio, higiénico y confortable para albergar a más de 500 alumnos.

Ese edificio no solo contenía aulas modernas para su tiempo sino que se convirtió en un emblema arquitectónico de la ciudad: galerías largas, patios, rejas que delimitaban un espacio educativo con carácter.


Por esas galerías caminaron durante décadas los padres Lourdistas franceses, figuras reconocidas en la historia de la educación tucumana, quienes marcaron la formación de generaciones enteras de estudiantes.

Ese sentido de continuidad —de generaciones tras generaciones— es una de las claves para entender por qué, hoy, la institución sigue viva y en activo.



Expandiendo horizontes: de nivel primario a nivel inicial y museo

El colegio ha sabido adaptarse a los tiempos. Aunque comenzó con nivel primario y, durante los años 1905 a 1918, abrió su nivel secundario.

Ya en décadas más recientes, atendiendo la demanda de las familias, se fue incorporando el nivel inicial:

1992: sala de 4 años.

2000: sala de 3 años.

Además, en 2015 el colegio reinauguró su museo, ubicado en el ala este del edificio.

El museo exhibe materiales didácticos antiguos, pupitres, instrumentos de laboratorio, una réplica de la gruta de Massabielle (Lourdes) y colecciones que narran la historia de la congregación y de la institución.

Ese pequeño museo es más que un objeto de curiosidad: es un vínculo tangible entre el pasado y las aulas de hoy.

Una identidad suspendida entre fe, educación y pertenencia

Lo que distingue al colegio no es solo su antigüedad, ni su edificio; es el sello identitario que deja su origen religioso lourdista, la convicción en la educación integral y la pertenencia de sus exalumnos.

La vigencia institucional reside en que “el colegio era, es y será lourdista… nuestros egresados salen con orgullo de decir ‘soy Sagrado’”.

Esa frase sintetiza un sentido de comunidad que trasciende décadas: egresados que vuelven, placas conmemorativas, padres que llevan a sus hijos allí porque también fueron alumnos. La institución parece funcionar más allá del aula.



El acto de celebración: 125 años en marcha

Este aniversario no es meramente numérico: es un hito. Un siglo y cuarto de historia en la misma ciudad, con cambios de contexto, tecnológicos y sociales, y con un espacio que sigue vibrando. En 2025-2026, la comunidad educativa —alumnos, familias, exalumnos, docentes— celebra este legado.

Se destacan los siguientes momentos:

Un acto institucional conmemorativo, que rescata la figura de los Padres Lourdistas y su misión original.

Apertura del museo al público para conocer la historia de la institución y de la congregación.

Jornadas de reflexión sobre la identidad educativa y la proyección hacia el futuro.

Reuniones de exalumnos, en las que se revive la memoria de aulas, pasillos y orientaciones de siempre.

Mirando al futuro: educación con raíces, proyección con alas

El Colegio del Sagrado Corazón enfrenta el siglo XXI con los desafíos de siempre —calidad educativa, transformación digital, inclusión— pero con un factor diferencial: su legado. Tiene el piso de los 125 años para afirmar que la educación es un acto de continuidad, de comunidad y de valores.

Y aunque las aulas, los libros y los laboratorios cambien, el edificio de 25 de Mayo sigue estando ahí. Como lo estuvieron los pioneros de la congregación que vinieron de Europa para sembrar una institución en el norte argentino. Como lo seguirán haciendo los docentes encargados de acompañar a las nuevas generaciones.