Viernes 21 de Noviembre de 2025, 09:37
Por la caída de la producción, la entrada de importaciones y las deudas acumuladas, Panpack SA —la ex Panamericana de Plásticos— atraviesa una de las peores crisis de sus más de cuatro décadas en Tucumán. La empresa, dedicada a la fabricación de bolsas para el agro y cuerdas industriales, llegó a emplear a más de 300 trabajadores. Hoy apenas quedan unos 80 operarios en la planta de Los Nogales y una quincena más en Buenos Aires, donde funciona el área comercial.La magnitud del deterioro se palpa en el relato de uno de los trabajadores con más antigüedad en la planta, que se presenta con 25 años de servicio: “Antes veíamos salir camiones llenos de nuestra producción. Ahora puede pasar veinte días sin que entre un camión de materia prima”, describe.
El trabajador resume lo que, según él, marcó el inicio del declive: “La entrada de productos de afuera nos dio un golpe durísimo.”
Panpack abastece históricamente al sector agrícola con bolsas para papa, cebolla y azúcar, rubro que sostiene la operación durante la zafra. Pero las temporadas se han vuelto más cortas y la competencia de productos importados —muchos a precios imposibles de igualar— redujo la demanda.Año tras año, los metros producidos bajaron, se achicaron los pedidos y disminuyeron los clientes. La pandemia, pese a que la fábrica nunca paró, tampoco trajo alivio: “Nos enfermamos, volvimos, nos volvió a agarrar el virus… pero seguíamos trabajando”, recuerda.
La planta arrancó 2025 con unos 100 empleados. Pero a mitad de año se produjo un episodio que marcó un quiebre: 20 operarios fueron detenidos en la portería y se les prohibió ingresar. Desde entonces, la producción de bolsas de cebolla —uno de los rubros que siempre daba trabajo continuo— quedó totalmente paralizada.
Mientras tanto, la fábrica recibe a diario a decenas de personas que buscan empleo. “Uno de los porteros contó que llegan 20 personas por día pidiendo laburo. Está jodida la cosa”, relata el trabajador.
Hoy, Panpack opera con menos de un tercio de su planta histórica.
La firma ingresó en “convocatoria de acreedores” por su elevado nivel de deudas. El proceso judicial implicó atrasos salariales, reducción de turnos y una drástica caída de la producción.
“Antes entraban uno o dos camiones de materia prima por semana. Ahora vemos uno cada veinte días”, describe el operario. Las líneas funcionan con interrupciones por falta de insumos y la empresa ya admite que no puede garantizar repuestos para máquinas que, en muchos casos, tienen décadas de antigüedad.
“Las caras de los compañeros y los jefes son de pura frustración.”
Según comunicó la gerencia, la planta está ejecutando el último pedido de la zafra para Los Balcanes, su cliente principal en el sector azucarero. Sin ese contrato, la continuidad de Panpack es una incógnita.
“Nos dijeron que después de esto no hay más”, afirma el trabajador.
Directivos y empleados se acercaron a la comuna de Los Nogales para pedir apoyo y trasladar la preocupación al gobierno provincial. También hubo visitas de referentes locales, como el delegado comunal de El Cadillal, quien incluso difundió fotos recorriendo los telares.
La comparación con el 2001 aparece inevitable: Panpack estuvo al borde del cierre durante aquella crisis, pero logró sobrevivir. Esta vez, dicen, la situación es aún más compleja por la pérdida de competitividad y la obsolescencia del parque industrial.
“Nuestras máquinas son de cuando empezó la fábrica… ojalá alguien entienda que atrás de esto hay casi 100 familias.”
En su testimonio final, el trabajador resume el clima que se vive en Los Nogales: “Estamos en apuros. Ojalá alguien que lea esto piense que atrás nuestro hay gente que cuenta con nosotros. Necesitamos una mano para seguir.”
Mientras Panpack espera una nueva señal de sus clientes o del gobierno, los empleados viven día a día, con la incertidumbre de no saber si la próxima semana —o la próxima zafra— la fábrica volverá a encender sus máquinas.