El día que el gobernador Merlo enfrentó a policías con un arma en la mano en Casa de Gobierno

Domingo 23 de Noviembre de 2025, 11:01

La histórica foto de Merlo con un arma, tomada por "El Negro" Font



Era la mañana del domingo 2 de julio de 1983. El país transitaba los últimos meses de la dictadura militar, con la promesa de elecciones democráticas en el horizonte cercano. Sin embargo, en Tucumán, la tensión social y política no daba tregua. En ese escenario, una escena insólita y cargada de simbolismo tuvo lugar en el corazón del poder provincial: la explanada de la Casa de Gobierno, testigo de un gobernador de facto que decidió enfrentar una protesta policial con un revólver en la mano.

La calle 25 de Mayo y San Martín eran un hervidero. Un grupo de policías, cansados de salarios atrasados y condiciones de trabajo precarias, se había concentrado frente a la sede gubernamental para hacer oír sus reclamos. Eran tiempos de indisciplina y malestar generalizado que se replicaban en distintos puntos del país, reflejo del debilitamiento institucional que atravesaba el Proceso de Reorganización Nacional en su etapa final.

Dentro del palacio, el general de brigada Antonio Luis Merlo, interventor federal desde 1981, observaba la escena con creciente inquietud. Su gestión estaba marcada por tensiones internas con la propia fuerza policial y con oficiales del Ejército, que cuestionaban su liderazgo. La protesta en la puerta de su despacho era un desafío directo a su autoridad, ya de por sí erosionada.

Lo que ocurrió a continuación se convertiría en una de las imágenes más potentes y simbólicas del ocaso de la dictadura en Tucumán.

La escena que paralizó a todos

Harto de la situación y decidido a imponer orden, Merlo tomó una decisión que hoy parece extraída de una película. Acompañado por un reducido grupo de colaboradores, el gobernador militar descendió las escaleras de mármol que conducen a la explanada.

Al llegar al primer descanso, Merlo se detuvo. Frente a él, los policías que protestaban. Y entonces, el gesto que heló la sangre de los presentes: de su cintura, el gobernador extrajo un revólver.

No apuntó a nadie. El arma permaneció en su mano derecha, visible, desafiante. Fue una advertencia silenciosa, un acto de intimidación desesperado que, por un instante, detuvo el tiempo. Los policías quedaron paralizados, incrédulos ante la imagen de su jefe político empuñando un arma de fuego contra ellos.

El testimonio de una foto histórica

La escena no pasó desapercibida. Entre los presentes se encontraba Jesús Antonio Font, el "Negro", uno de los reporteros gráficos más destacados de la provincia. Su cámara captó el instante preciso: el gobernador militar en la escalinata, con el revólver en la mano, frente a los uniformados que lo miraban atónitos.

La fotografía de Font se convirtió en un icono de la época y, según diversas fuentes, fue la razón determinante para que la Junta Militar decidiera alejar a Merlo de su puesto. La imagen del gobernador armado frente a sus propios policías fue interpretada como una señal inequívoca de pérdida de control político y de la desesperación de un régimen que se desmoronaba.

Poco después, en el marco de la retirada del gobierno de facto y la transición hacia la democracia, Merlo dejó el cargo.



El episodio del revólver en la escalinata quedó grabado en la memoria colectiva como un símbolo de los tiempos difíciles que vivía Tucumán y el país. Una postal de un poder que, en su ocaso, recurría a la amenaza de la fuerza bruta para intentar sostenerse.