Sábado 27 de Abril de 2024, 19:01
La
expresidenta Cristina Kirchner reapareció este sábado en público en un
acto en Quilmes, donde combinó duras críticas al gobierno de Javier
Milei, a quien le reclamó un “golpe de timón” en la política de ajuste
fiscal y un “plan de estabilización” económica, con un mensaje hacia el
propio peronismo, al que llamó a dejar a un lado los enfrentamientos
internos. Lo hizo ante el gobernador Axel Kicillof y su hijo, el jefe de
La Cámpora, Máximo Kirchner, que están distanciados.“El
presidente debe entender que tiene que dar un golpe de timón a esta
política. Es muy dogmático, quiere acomodar la cabeza al sombrero”,
sostuvo Cristina Kirchner desde un escenario en el que la acompañó la
intendenta local, Mayra Mendoza. Desde allí, también reprochó a los
dirigentes de su propio espacio que “van a los canales de televisión a
putear a otros compañeros”.
Kicillof siguió el discurso de Cristina con gesto adusto y no
aplaudió cuando pidió no atacar a referentes del espacio. Aunque sí hizo
un gesto de aprobación cuando la expresidenta pidió salir a discutir
para “cambiar la vida a la gente” y “no agarrar el bastón de mariscal
para dárselo en la cabeza a otro compañero”.
En la primera parte
de su discurso, le habló directamente al presidente Milei. “Festejó el
superávit del primer trimestre, pero no hermano, no tenés superávit,
mirá todo lo que debés, no es cierto”, enfatizó. Y enseguida advirtió:
“Este gobierno no tiene plan de estabilización”. En ese punto, ponderó
el plan Austral del alfonsinismo y la Convertibilidad del menemismo.
“Por eso los economistas insisten tanto, porque tienen razón”, dijo.
Cristina
Kirchner sostuvo que “el experimento anarco-capitalista”, como calificó
a la administración libertaria, puso proa hacia una “economía de
carácter extractivista, precapitalista”, que le “hace acordar a la
Argentina del virreinato del Río de la Plata, donde se llevaban todas
las riquezas de la colonia”. Agregó: “Siento como si estuviéramos en el
juego de la oca y hubiéramos retrocedido hasta el punto de partida”.
“Nadie
desconoce la legitimidad de origen del presidente. Pero te puede haber
votado el 60 por ciento, aunque si después, cuando sos gobierno, la
gente se caga de hambre y no llega a fin de mes, de qué sirve eso”, dijo
en tono coloquial. Y reivindicó el papel de las universidades, fue
fueron respaldadas por una movilización masiva durante la semana.
La
exvicepresidenta pidió luego que no la “jodan más con la cuestión de
los modales”, en referencia a las críticas que también le hicieron desde
el propio peronismo como un cuestionamiento a su conducción. “Andamos
con la K a rastras, nos hacemos cargo de todo, de las buenas y de las
malas”, dijo y reconoció que el gobierno del Frente de Todos no llegó a
buen puerto. “Terminamos como terminamos, me hago cargo de eso”,
reconoció.
En
su mensaje interno, luego de pedir explícitamente a los dirigentes que
“no vayan a los canales de televisión a putear a otros compañeros”,
recriminó a su hijo Máximo sus críticas a las “clases magistrales”, en
referencia a la extensión de los discursos de la expresidenta. “Les pido
a los dirigentes que dejen de hablar pelotudeces”, enfatizó.Antes,
un detalle llamó la atención: en el momento que Kicillof entró al
estadio, acompañado por su ministro de Hábitat, Andrés Larroque, hubo un
canto unánime: “Cristina presidenta”. Los militantes lo repitieron una
decena de veces. El gobernador levantó la mano, saludó y se acomodó
entre los invitados especiales.
Kicillof llegó desde la Isla
Maciel acompañado por los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y
Fernando Espinoza (La Matanza). Otros jefes comunales ya estaban en el
lugar: Mariano Cascallares (Almirante Brown), Mariel Fernández (Moreno) y
Julián Alvarez (Lanús) habían arribado más temprano.
Máximo
Kirchner llegó al sitio del acto junto a la intendenta Mendoza, una de
las principales referentes de La Cámpora. Y se sentó junto a
intendentes, pero alejado de Kicillof.
En su reaparición en
público, los colaboradores más cercanos de la expresidenta no
descuidaron su seguridad. Por el contrario, dispusieron que dos
francotiradores del grupo Geof de la Policía bonaerense se sumaran a la
custodia habitual. Las consecuencias del intento de asesinato en 2022
aún son visibles en el entorno de Cristina.
Mientras en las
gradas se juntaron unos 10 mil jóvenes, entre los invitados se pudo ver a
algunos dirigentes históricos del kirchnerismo como Carlos Zannini y
Carlos Kunkel. De hecho, se festejó que el 27 de abril de 2003 Néstor
Kirchner quedó consagrado presidente luego de que se bajara del balotaje
el expresidente Carlos Menem.
La
movilización no fue espontánea: en las inmediaciones del microestadio
se estacionaron decenas de colectivos que trasladaron a los militantes.
En el acto de Quilmes, a diferencia de los de Ensenada y Avellaneda, se
divisaron solo banderas de La Cámpora. Ni una de sindicatos, ni tampoco
de organizaciones sociales. Fue, en rigor, un acto con cotillón celeste y
blanco armado para que Cristina le hablara a los “jóvenes” que lidera
su hijo de Máximo. /La Nación
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