Una mamá pide ayuda para cumplir un sueño: quiere ver a su hija de 15 años caminar

Domingo 23 de Noviembre de 2025, 11:31

Luana nació con parálisis cerebral por una mala praxis médica. Necesita un andador, que tiene un costo de $ 7 millones.



“Necesito que me ayuden a verla caminar por primera vez”, pide desesperada Lucía Espíndola. Su hija Luana, de 15 años, nació con parálisis cerebral por una mala praxis médica. En diciembre fue operada de ambas piernas y hoy tiene la oportunidad de su vida: dar sus primeros pasos.

Su sueño depende de un andador especializado, pero una insólita demora retrasa una y otra vez ese deseo. Mientras tanto, la nena sigue sin poder caminar. “No cuento con recursos, no tengo ayuda de nadie y el andador que necesita vale casi siete millones de pesos”, confiesa.

El nombre Luana es sinónimo de resiliencia. Su lucha comenzó a los 17 días de vida cuando su mamá notó que algo no estaba bien, era demasiado tranquila y no reaccionaba como los demás bebés. Cada vez que le daba la teta, se ponía morada, se ahogaba. Lucía la tenía que sacudir para que volviera a respirar.

“Me acuerdo que ese día me dijeron; ‘Mamá vas a tener que ir despidiéndote de tu hija porque no va a soportar’”, cuenta Lucía con angustia. Luana había broncoaspirado leche y el pronóstico era poco alentador. Pero sobrevivió.

Después de salir de terapia, Lucía pidió que le hicieran estudios en San José del Rincón, el pueblo santafesino donde viven. Sacó turnos con varios especialistas pero todos tenían demora.

Recién la vio una neuróloga cuando Luana estaba por cumplir un año y le dio a la mamá las peores noticias. “Me confirmaron que tiene una parálisis cerebral y un retraso infantil producto de que al nacer no le llegó oxígeno al cerebro y tiene reflujo estomacal. El estómago de Luana rechaza los líquidos”, explica la joven.

El médico que la atendió durante la cesárea en un hospital público de Firmat nunca le dijo nada. “Hizo abandono total. Me dolió tener que ir enterándome de a poco de todas estas cosas”, denuncia la mamá de Luana, a quien a los ocho años también le diagnosticaron epilepsia.

Luana fue operada de ambas piernas en diciembre para volver a caminar.
Luana fue operada de ambas piernas en diciembre para volver a caminar.


Luana tiene la misma edad que tenía su mamá cuando la tuvo. Pero sus infancias fueron muy distintas. Lucía protege a su hija con una fuerza impresionante, cómo nunca nadie cuidó de ella. Sabe lo que significa la indiferencia.

A los quince, escapó de su casa porque su papá abusó de ella. Nadie la protegió. Nadie la contuvo y al poco tiempo quedó embarazada. “No pasé una infancia feliz”, confiesa Lucía.

Hoy es madre de cuatro hijos: Luana (15), Thiago (12), Zoe (8) y Lian (4). Viven todos en una casa abandonada que pertenecía a un hombre que falleció. Hace años, Lucía le pide a la Municipalidad un lugar digno para vivir con sus hijos, donde Luana pueda estar cómoda.

“Nunca me dieron bola y menos porque estoy en una casa que está usurpada. Yo no quiero pelear por la casa, ¿cuántas veces voy a pedirles que me den un lugar?”, cuenta.

La casa donde viven es bastante precaria. “Eran dos piezas y un baño afuera que era un pozo. No podía mandar a los nenes ahí”, cuenta Lucía.

Durante la pandemia, cuando cobró el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), usó esa plata para construir un baño adentro. “Hice un bañito como pude, y como somos muchos dejé las otras dos piezas, una para los chicos y en la otra estoy con Luana", explica.

La casa donde vive Lucía Espíndola junto a Luana y sus demás hijos.
La casa donde vive Lucía Espíndola junto a Luana y sus demás hijos.

Su sueño es conseguir el andador especializado para que su hija pueda caminar por primera vez, y también terminar de arreglar el baño para que Luana tenga más espacio. “Mi casa es muy chiquita y se me complica estar metiendo el andador”, asegura.

Lucía se las rebusca como puede. Vende comidas caseras y lencería para mantener a su familia. Se levanta a las 5 de la mañana, prepara a Luana para que la pasen a buscar y la lleven al centro de día Juan Pablo II. Después lleva a los otros chicos a la escuela, ordena la casa, prepara el almuerzo, los espera. Todos los días lo mismo, sin descanso.

Luana cumplió 15 años. En diciembre, le hicieron estiramiento de tendones en ambas piernas y enderezamiento del pie izquierdo.

“Ella pasó un post operatorio horrible. Un año antes hicimos el pedido a la obra social de todas las cosas que necesitaba como la silla para poder higienizarla. Cuando le sacaron los yesos no tenía nada y la pasó muy mal", cuenta Lucía.

Y agrega: "Estuvo más internada que en casa, le salieron escaras, se le inflamaron los pies, todo porque no se le otorgó los elementos que necesitaba”.

Luana tiene una pensión que cobra su mamá. Su obra social es Incluir Salud (antes PROFE), el programa que brinda cobertura médica a titulares de pensiones no contributivas y depende de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).

Sin embargo, la obra social entrega las cosas con mucha demora y Luana no puede esperar. “La sillita postural que necesitaba en 2023, se la dieron recién este año. No puedo manejarla a upa porque ya es una nena grande, mide casi 1.40”, explica.

Después de la operación de Luana, su mamá empezó a moverse entre controles y pedidos a la obra social para conseguir los elementos ortopédicos de su hija.

“Cuando nosotros vamos al control con la fisiatra le digo para hacer el pedido del bipedestador y el andador”, cuenta Lucía, que en ese momento quería adelantar los trámites por la demora que suelen tener estos pedidos.

Pero la respuesta no fue la que esperaba. “La médica me dice que íbamos a ir directamente por el bipedestador y después pedir el andador”, relata. Aun así, Lucía insistió con pedir ambos. Sin embargo, la fisiatra fue tajante: “No, porque si pedimos las dos cosas no nos van a dar bola”.

Pasaron los meses, llegó el bipedestador y lo adaptaron a Luana. Esta herramienta la ayuda a agarrar fuerza en su postura y mantenerse de pie. El siguiente paso es tener el andador para que la nena pueda dar sus primeros pasos. Lucía volvió a reclamar, pero tampoco le quisieron hacer el pedido.

“Ahora me dijeron que hay que esperar el pase del Hospital de Niños porque Luana ya tiene 15 años y tiene que verla la nueva neuróloga y la fisiatra para que hagan el seguimiento y recién ahí nos den la orden para hacer el pedido”, confiesa.

A pesar de todo, Luana no pierde la sonrisa. Le encanta la música, las canciones que le ponen sus hermanos la hacen reír y mover los brazos. Su mamá sueña con verla bailar por primera vez. Con el andador, podría hacerlo.

“Que ella pueda empezar a caminar, sería lindo. Si bien me encantaría escucharla hablar, tener una conversación. Hoy tendría que lidiar con una adolescente. Con que ella pueda caminar, lo cambiaría todo, bañarse, cambiarse, ir al baño sola. Ahora usa pañal”, describe.

Luana no habla, pero dice mucho. Cada gesto, cada sonrisa. "Hago todo lo que puedo, lo que está a mi alcance. Me pone mal no poder darle todo lo que necesita. Ella es una nena super buena, siempre sonriendo, nunca se queja de nada”, cierra Lucía.

Lucía compartió su alias para quienes quieran colaborar para ayudar a su familia:

-ALIAS: lalu05

-CBU:0110106130010605031533

-Banco nación

-Titular: Espindola Lucia Natali /Clarín