Martes 25 de Noviembre de 2025, 08:37
Pamela David protagonizó un profundo y emotivo diálogo en Desayuno americano con Carolina Saavedra, a quien cariñosamente llama su “hermana nueva”. Ese vínculo, que recién descubrieron hace apenas ocho años, se convirtió en una relación sólida que les permitió recuperar tiempo perdido y reconstruir su historia familiar.Carolina, hija biológica de Alberto David fruto de una relación que ella desconocía, contó lo trascendental que fue enterarse de su verdadera identidad a los 34 años. “La identidad es un derecho. Yo me crié con mi abuelo y siempre sentí que no terminaba de pertenecer a ese lugar”, expresó, señalando que durante años convivió con una duda íntima que no podía explicar.
La necesidad de buscar respuestas apareció casi como un llamado interior. “Algo me hacía ruido. Escuchaba testimonios como el de Ignacio Carlotto y me identificaba. Es como una intuición que te empuja a buscar”, relató. Ese impulso la llevó a recordar el momento en que comenzó a sospechar que Alberto David podía ser su padre: su propia hermana le marcó el notable parecido físico entre ambos.
La muerte del hombre que la crió se convirtió en un punto de quiebre. “Me di cuenta de que nunca tuve la oportunidad de preguntarle la verdad. Y cuando me entero, mi mamá ya tenía problemas de memoria. Tampoco podía contar con ella”, recordó con dolor.
El momento de la verdad llegó cuando decidió enfrentar a Alberto David. “Antes de que le preguntara, él me dijo: ‘Vos me querés preguntar si soy tu papá. Yo soy tu papá’”. Esa frase, aseguró, la conmovió profundamente y marcó el inicio de un proceso personal de reconstrucción.
Del otro lado,
Pamela confesó que siempre supo de la existencia de Carolina. Sin embargo, respetó el pedido del padre adoptivo de ella, quien había decidido criarla como hija sin revelar la verdad. “Mi papá sabía y yo también, pero su padre adoptivo pidió que no se dijera nada. Se respetó su decisión”, expresó la conductora.
El primer encuentro entre las hermanas se dio de forma inesperada, en un boliche. Fue allí donde ambas se reconocieron inmediatamente: por la mirada, los gestos y el parecido físico. “Ella es la pieza en el medio entre yo y Karina”, aseguró Pamela, remarcando las similitudes que las unen.
Hoy, ambas celebran haber podido encontrarse y reconstruir una historia que el tiempo les había ocultado, pero que la verdad terminó por unir.